Villalonga impulsa obras de urgencia en el Castell dels Moros para evitar su ruina total

23/8/14 .- http://www.lasprovincias.es/

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Villalonga impulsa obras de urgencia en el Castell dels Moros para evitar su ruina total (Alicante)

El gobierno solicita los permisos para consolidar los muros del recinto amurallado del siglo XIII ubicado en una loma de la Vall de Gallinera


El Ayuntamiento de Villalonga quiere conservar los restos del Castell dels Moros y evitar que se acaben desplomando. Este recinto amurallado data del siglo XIII, pero se conservan muy pocos elementos de la construcción original y los que han perdurado están al borde del derrumbe. En estos momentos sólo siguen en pie algunos muros, uno de ellos conserva todavía las almenas.

La fortificación cuenta también con otro elemento mejor conservado, un aljibe. Todos estos elementos son los que se quieren consolidar y evitar que el recinto acabe en la ruina total. Por todo ello, como indicó el alcalde de Villalonga, Enric Llorca, se quiere poner en marcha una actuación de urgencia: «Queremos que estos restos del castillo, que forman parte del patrimonio de Villalonga, perduren».

El primer edil afirmó que la situación económica del Consistorio hace inviable cualquier actuación, por lo que ha sido el dueño de la fortificación quien se ha ofrecido a costear estas obras de emergencia. Llorca explicó que este recinto es propiedad de un vecino de Villalonga que, además del castillo, dispone de los terrenos colindantes.

El titular de la construcción medieval es Joan Electe Honrubia, agregó el alcalde: «Ha ofrecido unos 2.000 euros para realizar los trabajos urgentes y evitar que los muros se acaben cayendo y la población pierda uno de los monumentos más importantes de los que dispone».

Pero antes de acometer cualquier intervención para conservar los muros, el gobierno tiene que ponerse en contacto con el Consell, para que el área correspondiente autorice las obras de mejora en el Castell dels Moros. «No podemos actuar sin el permiso correspondiente, ya que estaríamos infriengo las normativas sobre Patrimonio, por lo que tendremos que esperar a contar con las autorizaciones para iniciar los trabajos», agregó Llorca.

Por todo ello, el edil aseguró que se realizará un informe del estado actual del recinto y de las necesidades que precisa para evitar que los restos se desplomen.

El alcalde de Villalonga dijo también que no es tarea fácil impulsar una obra de estas características en el Castell dels Moros. El recinto está ubicado en una empinada loma de 250 metros que forma parte ya de la Serra de Gallinera. Por ello, Llorca aseguró que será necesario estudiar cómo afrontar la intervención, pero que con toda seguridad habrá que echar mano de métodos rudimentarios: «No será fácil subir la arena, la grava o el agua necesaria para la intervención hasta el Castell, por lo que probablemente se tendrá que hacer mediante alguna tracción animal, como un burro o una mula».

Llorca dijo que el gobierno local está muy agradecido a Honrubia por la donación de cerca de 2.000 euros para consolidar los muros. Esta restauración permitirá afianzar la estructura que se conserva y evitar que el paso del tiempo acabe con estos restos medievales.

De hecho, algunos expertos consultados, como Òscar Martí, aseguran que, de no actuarse con urgencia, «un mínimo temporal de viento puede derribar los muros». También apuntó que la parte mejor conservada del Castell dels Moros está en el entramado interior, donde se aprecian las cuatro paredes de alguna de las estancias.

Pero, sin duda, el espacio que mejor ha soportado el paso del tiempo es el aljibe, donde se almacenaba el agua de lluvia, aunque en él también se tendrá que actuar para consolidarlo. Las primeras noticias del castillo se remontan al siglo XIII, cuando la fortaleza fue donada al caballero vasco Diego López de Haro.

Después tuvo varios dueños, como Jaume I, quien lo cedió a Arnau de Romaní, en 1269. Tras esto ha pasado por varias manos. Entre sus propietarios figuran Joan Llansol, Pere Franquesa, secretario de Felipe II, que convirtió la Vall de Vilallonga en baronía.

Posteriormente, fue confiscado por Felipe IV, que lo vendió el señorío al Ducado de los Borja de Gandia, según el libro 'A un tir de pedra', de Òscar Martí.

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