Segovia: Mudéjar hasta en las tumbas

5/4/16 .- http://www.elnortedecastilla.es/

Segovia: Mudéjar hasta en las tumbas

Obras en el entorno de la iglesia de San Martín de Cuéllar sacan a la luz una necrópolis con sepulturas antropomorfas realizadas en ladrillo


Cuéllar atesora varias iglesias que se sitúan entre los máximos exponentes del arte mudéjar. Arcos, ábsides y otros elementos de los templos están realizados en el denominado románico de ladrillo. En la localidad, los ejemplos son muchos, pero uno de los principales se encuentra en la iglesia de San Martín, que incluso alberga un centro de interpretación de este arte. Y ahora también en su exterior, donde acaba de salir a la luz una necrópolis con tumbas antropomorfas realizadas en ladrillo.

El descubrimiento surgió con distintas obras de rehabilitación del templo. Tras realizar mejoras en la torre y los ábsides, el proyecto pretendía acabar con algunas de las humedades de la iglesia, para lo cual se establecía la necesidad de realizar una franja perimetral en el lado sur del templo. Al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), estaba protegido, por lo que antes de realizar la zanja de drenaje prevista, que contaría con un metro de profundidad y ochenta centímetros de anchura, era preceptivo realizar una excavación arqueológica, puesto que se suponía que podían existir distintos restos, como suele ocurrir en este tipo de iglesias. Y no se equivocaron.

Fue el pasado mes de noviembre cuando se dio a conocer que, tras los primeros trabajos, se había descubierto la existencia de varias tumbas antropomorfas situadas junto al muro sur de la iglesia, un hallazgo que no estaba documentado, aunque sí era previsible teniendo en cuenta que en el siglo XIII los enterramientos siempre se hacían alrededor de las iglesias, y que, anteriormente, en otras obras que se realizaron en la parte norte del templo, también se habían encontrado tumbas.

Tras los indicios y las evidencias, se comenzó el proceso de excavación. Primero se eliminaron las tierras superficiales, y después se procedió a la localización de las tumbas, un total de 33, y al menos una docena de fragmentos de otras tumbas, que no se han excavado, porque únicamente se encontraban pedazos, según señaló el encargado de los trabajos, el arqueólogo Domiciano Vega Melero, que también confirmó que la necrópolis ha tenido una reutilización durante mucho tiempo, puesto que se han encontrado enterramientos superpuestos. Lo más singular de la necrópolis es que se trata de una de las pocas plenomedievales antropomorfas en la que la mayoría las tumbas se encuentras ejecutadas con ladrillo, es decir, los muretes que marcan la forma antropomorfa son de este material, cosa poco habitual. Domiciano Vega señaló que generalmente las tumbas que se han excavado en las necrópolis de Cuéllar y la mayoría de las que se encuentran en Castilla y León son sobre la roca o en la toba caliza, y puntualmente suele aparecer alguna de ladrillo, cuando no se quiere llegar al estrato de la roca, pero se trata de casos aislados.

En esta ocasión la mayoría son de ladrillo y el fondo de las mismas es la roca. Así, el arqueólogo destacó que sobre una capa de tierra se han depositado y construido las tumbas, debido a que el fondo es roca y existía una gran dificultad en excavar las formas sobre la misma.

En cuanto a los restos óseos, han aparecido en prácticamente todas las tumbas. Al comenzar la excavación arqueológica se encontraron numerosos restos removidos de otros enterramientos anteriores, que se han tenido que levantar, hasta llegar al fondo, donde se encontraba el enterramiento original. En algunos casos se ha llegado a documentar incluso cuatro enterramientos en la misma tumba, lo que es poco habitual. En este caso los enterramientos documentados son los típicos de la época, orientados de oeste a este (con la cabeza al oeste y los pies al este), en decúbito supino, con los brazos cruzados o sobre el tórax o el pecho.

Además de los esqueletos y restos óseos removidos, también se han encontrado otros restos, como fragmentos de cerámica, algunos medievales y la mayoría de la época de la Edad de Hierro, según señaló Vega Melero, que destacó el descubrimiento también de una cerámica celtibérica prácticamente ‘in situ’. Además, bajo el nivel medieval de las tumbas, en una zona concreta, sí que se ha puesto al descubierto un nivel que podía considerarse de la Edad de Hierro, pero es un caso aislado.

Atrio sur

Además de analizar la necrópolis, otro de los objetivos de la excavación ha sido la localización de la posible cimentación del atrio sur, cuya existencia se conocía debido a los restos de una de las arcadas en la torre, por lo que la lógica apunta que el atrio debería seguir por el lado sur. Los trabajos en este sentido se han centrado en la realización de una trinchera en un punto entre el ábside y el muro sur de la nave de la iglesia. En los trabajos se ha encontrado una cimentación pegada a la iglesia y otra unos metros más alejada, que sí que podría ser la delimitación del atrio, aunque no se tiene muy claro debido a que lo encontrado es una cimentación muy pobre.

Una de las claves de esta necrópolis es que las tumbas cuentan con la fábrica de ladrillo con materiales iguales a los utilizados en la construcción de elementos mudéjares, iguales a los del ábside del propio templo y con un grosor también muy parecido al del mortero de cal existente, por lo que es fácil datarlo y darle la contemporaneidad de la época de la iglesia. Algunas de las tumbas han aparecido removidas, mientras que otras no se habían violado. En algunas de estas últimas aparecen también unas lajas irregulares de piedra caliza que tapaban la tumba, y en un par de casos, las que mejor se han conservado, estas lajas incluso se habían enfoscado y cubierto de cal, para evitar filtraciones. Sin embargo, en estos casos, en los que únicamente ha aparecido el esqueleto, este se encontraba más dañado, posiblemente por las filtraciones de agua.

Tras la excavación arqueológica se han hallado principalmente tumbas de enterramientos adultos y únicamente dos de ladrillo infantiles. De las 33 que se han excavado, no todas son de ladrillo. De hecho unas siete están depositadas en una fosa simple, y la tumba se ha realizado excavada en la tierra. En el caso de los niños ni siquiera se ha realizado la forma antropomorfa, sino que simplemente era una fosa, caso que se repite en algún enterramiento adulto también. Además, existe un caso en el que se han utilizado paredes realizadas con lajas de piedra. Algunas de las tumbas tienen mezclada la pared de ladrillo y las lajas de piedra.

Una de las características significativas de la necrópolis es la gran densidad de enterramientos, ya que apenas se ha excavado a dos metros perimetralmente de la iglesia y los ábsides, donde se han encontrado más de una treintena de tumbas completas y una docena de pedazos, con lo que en apenas unos metros se suman casi medio centenar de enterramientos. Con estos datos, Domiciano Vega señaló que se trata de una necrópolis muy utilizada y además reutilizada, algunas hasta en cuatro ocasiones, lo que tampoco es muy habitual, pues «en otras necrópolis se suelen encontrar una utilización de dos como mucho, y en esta, en la mayoría estaban reutilizadas las tumbas».

Aunque solo se han excavado dos metros, se tiene constancia de que la necrópolis continuaría más lejos de este perímetro, hacia la zona sur, es decir hacia la muralla. Se decidió delimitar la excavación, puesto que ese era el tramo sobre el que se iba a pavimentar para arreglar las humedades de la iglesia, pero en el perfil de los dos metros, donde ha finalizado la excavación, el arqueólogo ha encontrado restos que continúan, aunque no se plantea seguir con los trabajos.

Propuesta de futuro

De hecho, ahora se trata de mirar hacia el futuro de la excavación arqueológica. El arqueólogo Domiciano Vega lo tiene claro: la cantidad de tumbas encontradas y la singularidad de que la mayoría sean de ladrillo dan a la necrópolis un valor añadido. En un momento en que se está potenciando el cuidado del patrimonio arqueológico, considera interesante conservar las tumbas y que éstas se pudieran ver. Su idea apunta a la zona donde se encuentra mayor densidad de sepulturas, que podría ser la de los ábsides, de forma que tanto vecinos como visitantes pudiesen ver y conocer el estudio arqueológico que se ha realizado y algunas de estas tumbas tan peculiares.

Ello, sin olvidar que habría que garantizar que las tumbas no sufrieran ningún deterioro y que la interpretación de la zona sea la adecuada, por lo que habría que estudiar la fórmula para dejar a la vista parte de la necrópolis. El coste y la conservación posterior podrían ser los principales escollos, pero la posibilidad existe, puesto que el lugar es espacio público y no hay propiedades privadas, por lo que en ese sentido no existirían problemas.

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