La portada con inscripción gótica de la Calle del Ángel sigue sin solución a la vista (Toledo)

10/12/13 .- http://www.latribunadetoledo.es/

La portada con inscripción gótica de la Calle del Ángel sigue sin solución a la vista (Toledo)

La Calle del Ángel, una de las vías más antiguas del Casco Histórico, conserva en su acera derecha una de las portadas monumentales de la ciudad en mayor peligro de extinción. Se trata de un acceso gótico que aún pervive, aunque en condiciones muy deficientes, como único acceso al solar situado con vuelta a la calle Caños de Oro. O, lo que es lo mismo, prácticamente enfrente de la Travesía del Ángel.

Este degradado espacio a cielo abierto que a comienzos del siglo XX ocupaba una vivienda de dos pisos -tal y como la fotografió a comienzos del siglo XX el francés Lucien Roisin (1884-1943)- es hoy un recinto invadido por vegetación y cuyo último balcón tuvo que ser apeado hace poco de la zona superior de la fachada debido a la seria amenaza de ruina. Pronto hará quince años que el inmueble, o lo que queda de él, fue así declarado.

La portada de acceso, que aún alberga dos puertas clausuradas por un cierre de fuelle con su correspondiente candado, es de pequeñas dimensiones. Se trata de una estructura gótica, adintelada, que aún conserva restos de ornamentación en sendos capiteles y en la bordura de su ático. Pese a su escaso tamaño, el amenazado acceso posee gran relevancia, pues se trata de uno de los escasos ejemplos de portada gótica con inscripción que aún se conserva en la ciudad. El texto, aunque difícil de descifrar, recorre el exterior de la bordura del ático en su totalidad, a excepción del campo de un pequeño escudo del que nada se conserva y que en los primeros años del siglo XX había sido seccionado ya por la mitad.

Además de la inscripción, la portada posee decoración de cardinas u hojas de acanto en la bordura y los restos de dos personajes humanos en sus esquinas. En uno de ellos, el izquierdo, pueden apreciarse todavía elementos como la barba, un escudo, el pene y un teatral cruce de las piernas. De su compañero, que adelanta un paso como si estuviera caminando, apenas se ha conservado nada más que la silueta. Ambos miden apenas unos centímetros y su calidad no llega a alcanzar la de las representaciones figuradas medievales de otra portada muy próxima, la del convento de San Antonio.

De los capiteles destacan dos pequeños escudetes (cuya heráldica se ha perdido para siempre) flanqueados por motivos vegetales de difícil identificación, probablemente piñas o racimos. Por si todos estos elementos no fueran suficientes, es de destacar también el cordón franciscano de tres nudos representado en el ático, motivo empleado normalmente en construcciones para religiosos o para promotores especialmente devotos que tiene su mejor ejemplo en la portada de Correos. Este adorno está realizado en el mismo granito que el ático de la portada. El material del resto de ornamentos (incluida la inscripción gótica) admite más dudas debido a la erosión y la suciedad.

Todos estos elementos pueden apreciarse a simple vista en la antigua imagen de Roisin, en donde la vivienda de la Calle del Ángel aparece habitada, con macetas en los balcones y vecinos que posan ante el fotógrafo. Entre los edificios cercanos, por cierto, es de destacar la ausencia del elevado cobertizo situado en el arranque de la vía (junto al convento de San Antonio), que no sería levantado hasta 1956 como parte de las dependencias de la Congregación del Servicio Doméstico, según refirió Julio Porres en su Historia de las calles de Toledo.

Es difícil señalar quién pudo ser el propietario de la vivienda. Es decir, el personaje al que se le dedicaron los motivos heráldicos y el cordón de piedra, si es que se trató de la misma persona. El Libro Vecindario elaborado a finales del siglo XVIII, conservado en el Archivo Municipal, indica que de las quince casas que componían la calle en 1776 tres eran propiedad del marqués de San Antonio (título integrado después en el Marquesado de Aguas Claras). José Luis Montero Escobar le dedicó una de las páginas de su catálogo de portadas de edificios civiles de Toledo, aunque sin profundizar más allá de su clasificación tipológica («gótica»), su estado («completa») y su conservación (que ya era «mala» en 2006, cuando publicó este libro la demarcación toledana del Colegio de Arquitectos).

¿Merece la pequeña y erosionada portada el mismo fin que el resto del edificio? Ojalá no fuera necesario responder a esa pregunta, pero el tiempo corre en contra de la estructura y de su casi ilegible inscripción, un texto que bien podría ser contemporáneo del ángel gótico que tradicionalmente ha dado nombre a la calle en donde está

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