El Realejo: el barrio alfarero (Granada)

10/1/13 .- http://granadaimedia.com

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Siendo el Realejo un barrio bastante más pequeño que otros más o menos antiguos en Granada, llama la atención la riqueza histórica y arqueológica que atesora. Los siglos han peinado la faz de esta zona, su planimetría, sus costumbres y categorías, también sus leyendas y teorías. Entre historiadores y expertos está extendida la historia alfarera del Realejo, pero aún falta que la investigación arqueológica confirme los conocimientos compartidos desde hace siglos en los archivos.

En esta línea se enmarca el trabajo universitario del arqueólogo Juan Manuel Ríos Jiménez ‘Alfares medievales en bab al-Fajjarín’, con el que ha llegado a conclusiones de lo más interesantes. ¿Hasta qué punto era un barrio gremial? ¿Dónde estaban los hornos? ¿Dónde está la producción que creaban? Y lo mas importante: ¿se corresponden las fuentes escritas con los resultados de la arqueología urbana?

Cada piedra que se levanta en el barrio esconde un tesoro. Muchas son las obras de construcción en las que al excavar han aparecido restos de la cultura islámica. “Los arqueólogos tenemos mala fama en este aspecto. En vez de ver la arqueología como paralizadora de obras hemos de verla como un proceso más dentro del desarrollo de una obra; es más, el promotor antes de iniciar una construcción sabe que va a tener que dedicar un tiempo a la intervención arqueológica”, matiza el investigador. Ríos se ha centrado en una zona concreta, la delimitada por la plaza Fortuny, el Campo del Príncipe, el Cuarto Real de Santo Domingo y la calle Solares, en la etapa medieval. Este arrabal se llamaba Al-Fajjarín, “barrio de los alfareros”, y hasta daba nombre a la puerta que lo separaba de la medina de Granada. Ya lo dicen muchas guías, no es ningún descubrimiento. “Lo que no había era un trabajo de contraste entre las fuentes escritas, algunas antiquísimas y transmitidas de archivo en archivo, y el trabajo científico documentado de las últimas décadas por la arqueología urbana. Mi objetivo era investigar todas esas fuentes escritas, como la de Manuel Gómez-Moreno, y relacionarla con los resultados de esas intervenciones arqueológicas, para poder confirmar todas las teorías”.

No ha sido un trabajo fácil, y en opinión del autor de la tesina aún queda mucho por hacer. Durante meses, ha estado frecuentando el Archivo Histórico Provincial de Granada, la Oficina Técnica de Bienes Culturales y el Archivo de la Delegación Provincial de Cultura de Granada, aunque ha habido más fuentes particulares. “Conozco bien toda esta zona, porque yo mismo he estado trabajando en varias excavaciones”. En algunos expedientes, se ha topado con que las obras que se encontraban con restos accidentalmente, accidentalmente también las destruían y proseguían con su trabajo, por lo que no habían podido ser estudiadas debidamente. Y la organización del barrio en sí ha cambiado muchísimo durante el paso de los siglos, pasando de ser una zona de extramuros, con cementerios, alfares y grandes huertas en la época medieval, a desaparecer los cementerios y aumentar la ocupación en la Edad Moderna (pasando la actividad alfarera al Fargue), y a convertirse en un área urbana muy ocupada en la época Contemporánea.

Los resultados de los expedientes almacenados por la Junta de Andalucía, puestos sobre el mapa, dan unas cuentas pistas. Dicen dónde podría estar la obtención de las materias primas (agua, arcilla), donde estaban los hornos más grandes y, por tanto, los que más alfarería producían (de lo excavado, en donde ahora están las calles Jarrería 5-9 y Santiago 31-33, hubo hornos de cuatro metros de diámetro), o donde se estima que se concentraba la actividad, por los complementos o desechos de alfar. “Estos complementos eran instrumentos del oficio, restos fallidos, piezas rotas, que se iban acumulando, si bien es cierto que estos desechos eran transportados y vertidos en zonas externas o bien utilizados como base para nivelar terrenos”, explica el investigador.

Entre las conclusiones de este trabajo, coordinado por el profesor Alberto García Porras, se puede determinar, aunque sea de forma aproximada, que la producción alfarera era importante en el Realejo, y que se concentraba en las calles y callejuelas que se encuentran entre la calle Molinos y la calle Santiago (en rojo), partiendo de la puerta bab al-Fajjarrín en la actual Plaza Fortuny. También están ubicadas las almanjarras (huertas nobles), entre la plaza de Santo Domingo y el Cuarto Real de Santo Domingo (en verde) y las zonas de cementerio (en naranja). Para la elaboración de estos mapas, Ríos contó con la colaboración del arquitecto Tomás García Píriz.

Otros descubrimientos

El realizar este trabajo de investigación con todos los expedientes arqueológicos archivados en el Realejo y compararlos con las fuentes históricas ha permitido descubrimientos tangenciales, como por ejemplo la corroboración de que el hammam del barrio estaba en lo que actualmente es la calle Moral Alta (ahí están las obras paralizadas) y una sospecha más que probable y que podría suponer un descubrimiento de mayores dimensiones: la mezquita mayor del barrio alfarero, en caso de que hubiera existido, podría haber estado donde ahora se encuentra el Convento de Santiago. “Esta tesina me ha servido de ensayo y acercamiento a la realidad urbana del Realejo y seguiré investigando en esta línea en busca de trabajos y resultados más serios”, anuncia Juan Manuel Ríos.

El reportaje ha sido realizado por Luis Arronte para granadaimedia, una publicación online bajo licencia creative commons. El enlace a la noticia original, que incluye gráficos y fotografías más detalladas es este: http://granadaimedia.com/el-barrio-alfarero

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