El último bastión de Castilla se tambalea: El castillo de Davalillo (La Rioja)

13/10/13 .- http://www.elcorreo.com

Noticias
El último bastión de Castilla se tambalea. El Castillo de Davalillo, clave en la pugna entre los reinos de Navarra y Castilla en la Edad Media, sufre el olvido.

El Castillo de Davalillo, fortaleza medieval asociada inexcusablemente al recorrido histórico de San Asensio y el conjunto de la Rioja Alta, se levanta sobre los giros imposibles que traza el Ebro y el océano de viñas que bendice la mirada hacia la cresta del Toloño en una demostración de fuerza imperturbable, señorial, rotunda. Pero de un tiempo a esta parte, advierten con preocupación quienes constatan el progresivo deterioro de sus muros, comienza a sufrir el mal del tiempo que pasa y de la soledad que corroe el más sólido de los sillares. El olvido, vuelve a demostrarse, es un ariete impasible, cruel.

Levantado a caballo entre los siglos XII y XIII, de estilo románico pero en pleno proceso de transición al gótico, con innegables aperturas góticas en sus accesos y ventanales, ha visto cómo los cinco últimos lustros han hecho mucha más mella entre sus paños y cubos, que las refriegas entre los reinos de Navarra y de Castilla, al que protegía junto a Briones, Laguardia, Labastida y Haro, y el discurso de ocho largos siglos de disuasoria presencia en el cerro que domina.

La alerta llega desde la localidad a la que pertenece el pago sobre el que se asientan sus muros y la estructura de la ermita de la patrona, en el arranque de la ladera. Vicente Ceballos, presidente de la asociación Briones Medieval, pasa de puntillas sobre el profuso relato histórico grabado en las piedras de la construcción defensiva para centrarse en el pasado más próximo. Sostiene que «los vecinos de San Asensio tienen para contar historias mucho más recientes sobre el Castillo de Davalillo. Recuerdos de romerías religiosas que duraban todo el día, a los pies de sus orgullosas almenas. Tradición inmemorial de bailes, almuerzos, risas y cortejos. Paisaje espectacular que se advierte desde el cerro dominante, rodeado de tierras de labranza bien trabajadas, productivas y que, un año tras otro, se adaptan al cambio estacional. Mucho más abajo, constante y plácido, discurre el caudal vital, el padre Ebro, dejando a su paso promesas de fertilidad». Y lo detalla en un escrito cargado, reconoce sin reparo, de «desazón interna». Dice haber visto «cómo, en pocos años, se deterioraba la imagen de solidez que desprendían las murallas. Ya no son inexpugnables; el abandono está logrando lo que no consiguieron sus enemigos en guerra: la caída del castillo está muy próxima», augura tratando de encontrar respuestas y audemars piguet replica, por encima de todo, soluciones al entender que se ha dejado «a su suerte», sin labor de mantenimiento ni trabajos de consolidación en las zonas donde se hace más patente el deterioro sufrido en este tiempo. «¿No podemos hacer nada? ¿No hay manera de mantenerlo? ¿Se puede expropiar? ¿Se puede obligar a su restauración?», plantea en voz alta asegurando que en su día hubo movimientos populares en el municipio para lograr la cesión de la propiedad para el común de los vecinos y lamentando, al mismo tiempo, que no hayan servido para nada.

Que el gesto de los vecinos de San Asensio haya empezado a torcerse, en un giro mucho más brusco y preocupante que los trazados por el Ebro en sus meandros, es comprensible. También que uno de los suyos haya lanzado un mensaje en una botella, empeñado en que llegue a alguien que lo perciba con claridad.

El viento del noroeste y las lluvias que llegan con su azote han empezado a machacar la basamenta de uno de sus paños y dos cubos, los orientados a ese cuchillo, aprovechando el efecto que la humedad ha ido teniendo sobre las pilas más bajas de la sillería. Y aunque los paños sigan ofreciendo un aspecto realmente esperanzador, lo cierto es que la acción del hombre, decidido a acceder por aquí y por allá al interior del patio, ha acabado provocando huecos que podrían afectar, si no ahora, sí después, a la estabilidad de la planta octogonal del castillo, reforzada con tambores en los que se abren media docena de saeteras.

Palabra clave. El espacio que se reservaba para el lanzamiento de las flechas es, en uno de los cubos orientados al Este más estrecho que la brecha abierta de arriba a abajo en su perfil. Y la torre del homenaje, vigía de un espacio abierto y asaltado por la hierba fresca en la que se abre hueco a las dos guardas del portón, sabiamente protegido, se abre en canal. Se exige un estudio serio.

Noticias relacionadas

Comenta la noticia desde Facebook

Comentarios

No hay comentarios.

Para escribir un comentario es necesario entrar (si ya es usuario registrado) o registrarse