«El esqueleto del niño ayudará a comprender la Asturias medieval» Entrevista a Alejandro García

18/8/13 .- http://www.elcomercio.es

«Pelayo no surgió de la nada. Uno o dos siglos antes de la Batalla de Covadonga, en el 722, ya había una aristocracia organizada»
Alejandro García Arqueólogo


El hallazgo del esqueleto de un adolescente medieval enterrado en el Peñón de Raíces, tal y como informó ayer LA VOZ DE AVILÉS, abre nuevas vías de investigación al equipo de arqueólogos que trabaja desde hace seis años en el yacimiento del Castillo de Gauzón, una fortificación enclavada en lo alto del Peñón de Raíces cuyos orígenes se entierran en el siglo VII, quizá en el VI, antes de la batalla de Covadonga (722). Es un paso más en un minucioso trabajo científico cuyos resultados ponen en jaque la teoría, hasta ahora irrebatible, que sitúa a Pelayo como el origen de la monarquía Astur. «Pelayo no salió de la nada. Cien o doscientos años antes ya había una aristocracia organizada», asegura Alejandro García, codirector, junto con Iván Muñiz, del equipo de arqueólogos.

-El hallazgo revaloriza su trabajo.

-Es un paso importante en nuestro trabajo. Confirma que había un cementerio dentro del castillo asociado a una iglesia, y hasta la fecha apenas se sabía nada sobre estas iglesias castrales.

-¿Qué puede aportar ese esqueleto a la investigación?

-Al margen de la parte arqueológica, el análisis que va a realizar un grupo de especialistas en antropología puede ofrecer datos que permitan conocer de primera mano cómo se organizaba la sociedad asturiana de la época.

-¿Y cómo se distribuía?

-En tres capas: oratores, que serían los clérigos, bellatores, la aristocracia, dedicada a la guerra, y laboratores, campesinos y siervos entregados a la agricultura y la ganadería.

-¿Cuánta gente podría vivir en el castillo?

-Es difícil de precisar. Son fortificaciones muy antiguas, de una época de la que poco se conoce, aunque la arqueología está aportando muchos datos que complementan las fuentes escritas, las únicas con las que contábamos hasta hace no mucho.

-¿Vivió algún rey?

-La corte era itinerante, con Oviedo como sede principal, y el rey debía trasladarse temporalmente al Castillo de Gauzón. Hablamos de tiempos de Alfonso III, en el siglo IX. El castillo estaría a cargo de un conde y tendría una guardia de unos doce soldados bien pertrechados y alimentados. El castillo dominaba el territorio de Gauzón, la actual comarca de Avilés, que en aquellos tiempos estaba poblada por gentes que vivían en aldeas muy sencillas, una o dos en cada valle, con cuatro o seis familias. Eran campesinos, y el fin del castillo era tener controlada a esa población.

-¿Estaba a la orilla del mar?

-Era un castillo costero, y en pleamar el agua debía llegar a la misma base del peñón.

-¿Quién era el enemigo?

-Fundamentalmente los vikingos, que hacían expediciones de saqueo, y los musulmanes del emirato de Córdoba, que enviaba flotillas de castigo desde sus bases en lo que hoy es Portugal.

-¿Defendía la ría?

-En la Alta Edad Media el mar no solo era una fuente de peligros, también era una vía de comercio, y el Castillo debía jugar un papel muy importante. Probablemente habría algún pequeño puerto cerca del castillo.

-También era un símbolo de poder.

-Era una de sus funciones primordiales. El nivel constructivo del Castillo de Gauzón es muy superior al de la mayoría de las fortalezas de la cornisa cantábrica de la época, y eso reflejaba poder.

-Volviendo al esqueleto. ¿Le han puesto algún nombre?

-Todavía no.

-¿Qué estudio le espera?

-Primero, un profundo análisis antropológico que desvelará las patologías que padeció el infante y aspectos de su alimentación. Después, el carbono 14 determinará la época en que fue enterrado, y será una pieza más en el puzzle que estamos intentando completar. Cuantas más dataciones, mejor encajará, y ya tenemos unas cuantas.

-¿Cuál es la más antigua?

-Del siglo VII, quizá finales del VI, antes de la Batalla de Covadonga, en el 722 (siglo VIII). Eso es importante. Los niveles arqueológicos que estamos excavando fundamentalmente corresponden a los doscientos años anteriores y posteriores al 722.

-¿Que conclusiones se pueden extraer?

-Las crónicas medievales asimilaban la construcción del castillo con el reinado de Alfonso III, entre los años 866 y 910, y las excavaciones demuestran que 200 años antes ya había un asentamiento fortificado en Raíces, lo que pone en entredicho la visión tradicional, basada exclusivamente en fuentes escritas.

-¿El origen del Reino Astur es anterior a Pelayo?

-La figura de Pelayo no está del todo clara. La visión tradicional lo define como un noble godo refugiado en Asturias o un jefe Astur que acaudilló a las tribus locales, que se tenían por bárbaras y atrasadas, y a partir de ahí ese caudillaje nace el Reino Astur. Pero Pelayo no pudo surgir de la nada. La arqueología demuestra que a finales del siglo VI principios del VII ya había asentamientos fortificados en Asturias, construcciones esmeradas que necesariamente tendría que estar respaldadas por una aristocracia de la que surgirían los príncipes asturianos. Es una visión más lógica, un proceso. No hay constancia nominal, pero sí evidencias materiales de que ya había grupos de poder bien organizados anteriores a Pelayo.

-¿Hacia donde se dirige la investigación?

-Nos interesa mucho seguir profundizando en esa fase inicial del asentamiento. Es una época muy interesante de la que apenas sabemos nada, y la arqueología puede aportar datos enriquecedores que permitan rellenar esas lagunas históricas.

-¿Y físicamente, qué buscan?

-Necesitamos mas evidencias materiales de todo tipo que nos permitan comprender cómo era esa sociedad y cuál era su relación con el reino visigodo. Ese es uno de los grandes interrogantes, y buscamos respuestas.

-¿Están satisfechos con el progreso de la excavación?

-Mucho, y no solo por esos interrogantes que se empiezan a resolver, también por lo bien que están funcionando las visitas al yacimiento. Estamos sorprendidos. No esperábamos tanta gente, ni que estuvieran tan interesados. Las visitas están programadas para una hora, y la mayoría duran dos. Y la gente sigue preguntando. Al margen del yacimiento en sí, se interesan por el trabajo arqueológico. Se dan cuenta de que detrás de cada teoría o afirmación hay muchas horas de trabajo minucioso, científico y riguroso.

-Da la impresión de que aún queda trabajo por delante.

-Nos interesa hacer visitable el yacimiento, que ya lo es, incrementar la complejidad del recorrido y lógicamente encontrar respuestas a esos interrogantes históricos, aunque cada una de esas respuestas da pie a nuevas preguntas.

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