La crisis del ladrillo, un freno para los museos arqueológicos

12/7/13 .- http://www.diarioinformacion.com/

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Azuar recoge en un libro que el parón en la construcción ha afectado a estos centros al disminuir las excavaciones

De los 1.475 museos registrados en España, 180 se encuentran en la Comunidad Valenciana y de ellos 70 en Alicante. Esta cifra sitúa a la provincia como la quinta en este tipo de centros, en una lista que lideran Madrid y Barcelona, y además refleja que duplica la media nacional, que se sitúa en 35 museos por provincia en nuestro país. Así se recoge en el libro Museos, arqueología, democracia y crisis, realizado por el arqueólogo y jefe de la Unidad de Excavaciones y Colecciones del MARQ, Rafael Azuar, que documenta y reflexiona sobre el desarrollo y la eficacia de estas instituciones en los últimos treinta años. «Este libro me ha servido para confirmar que los museos viven al ritmo de la sociedad en la que se desarrollan», asegura.

Azuar, director del Museo Arqueológico de Alicante entre 1995 y 2006 y presidente del comité ejecutivo de ICOM-España entre 2007 y 2010, apunta que «llevamos un ritmo de crecimiento en cuanto a creación de centros tres veces por encima de la media europea; en los últimos 15 años hemos pasado de no llegar a 1 por cada 100.000 habitantes antes de la democracia, a 3,2, cerca de los 4 de la media europea», lo que ha provocado «una saturación» de centros que marca una fase que «está agotada».

En la provincia, la situación es más compleja ya que a la crisis general se une la provocada por la construcción. «Con la intensa actividad desarrollada en torno a la construcción en Alicante se produjeron muchas excavaciones que beneficiaron a los museos arqueológicos y ahora con el parón se ha frenado el ritmo de crecimiento de estos centros». Y esta situación es similar a la que se vive en países mediterráneos vecinos, con crisis económicas importantes, como Italia y Grecia, «porque nos afecta mucho el tema de la arqueología». De hecho, en la Comunidad Valenciana el 35 por ciento de sus museos son arqueológicos.

Con la democracia, un cambio importante, y que afecta en especial a la provincia de Alicante, fue que muchas instituciones, «sobre todo los nuevos ayuntamientos democráticos, vieron la necesidad de generar entidades en las que se preservase la memoria, de ahí la mayoría de los museos arqueológicos locales». A eso se añade que en muchas poblaciones costeras «se ha apostado por poner en valor su patrimonio con un fin turístico, como el caso del MARQ o el Mubag, para ofrecer una alternativa al sol y playa».

Otro cambio fue «el cumplimiento del derecho constitucional del acceso de todos los ciudadanos a la cultura y obviamente a los museos», afirma. «Eso supuso un movimiento ciudadano de artistas que entregaron sus obras para generar museos, como el caso de la donación de Eusebio Sempere ahora eje central del MACA o del Museo de Arte Contemporáneo de Elche».

Todo esto, para llegar a una saturación que lleva a replantear que «no solo no se pueden seguir inaugurando museos sino que hay que racionalizar los recursos que tenemos porque los centros que son fruto de una apuesta política se enfrentan al problema del mantenimiento».
El crecimiento «desmesurado» de estas entidades que se ha dado en las dos últimas décadas «nos lleva a la necesidad de reflexionar sobre la situación, no solo por la crisis sino por su evolución, que no se puede desvincular del proceso democrático, para ver qué políticas hay que replantearse».

En el libro, Rafael Azuar también reflexiona sobre la necesidad de redefinir las políticas culturales, algo que pasa «por la coordinación de las tres administraciones, sobre todo porque el 70 por ciento de los museos españoles dependen de las pequeñas administraciones y el Estado solo gestiona el 3 por ciento de los centros». En este sentido, destaca que el MARQ «es un bueno ejemplo de cómo se puede trabajar en cooperación con otros museos locales que no tienen tantos recursos, con el programa de exposiciones compartidas y la ayuda en restauración».
Sin embargo, el mensaje del arqueólogo es optimista. «El año pasado visitaron los museos españoles 57 millones de personas, lo que sitúa a España en cuarto lugar, tras Francia, Italia y Alemania, y continúa con tendencia alcista, por eso hay que ajustar nuestra oferta al interés del público, que prefiere los museos de arte y en segundo lugar los arqueológicos».

Y también es positivo, según Azuar, que en aplicaciones de nuevas tecnologías en nuestros museos, «estemos por delante de Francia, Holanda y Alemania, así que vamos a aprovechar este posicionamiento».

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