Cuando los huesos hablan: creado el laboratorio de arqueozoología en la Universidad de Cantabria

30/9/12 .- http://www.eldiariomontanes.es

El laboratorio de Arqueozoología del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la UC cuenta con más de millar muestras humanas y de flora y fauna. Ana Marín y su equipo analizan restos extraídos de yacimientos y 'escuchan' su historia

Como si fuera Temperance Brennan, la famosa 'Huesos' de la tele, a Ana Belén Marín (Burgos, 1977) sólo le hace falta echar un vistazo a un resto óseo para determinar numerosos datos que, para unos ojos no entrenados, parecen imposibles de averiguar. Esta Doctora en Historia por la Universidad de Cantabria (UC) ha puesto en marcha el laboratorio de Arqueozoología del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC). Siempre quiso saber «cómo vivieron los grupos humanos en el pasado. Desde pequeña, la curiosidad me llevó a coleccionar fósiles o visitar cuevas y, aunque desconocía la forma de hacerlo, sabía que mi destino era trabajar en un laboratorio», afirma la investigadora. Gracias a su tesón y paciencia, Ana logró su objetivo y, desde el ático del Interfacultativo de la UC, escucha lo que dicen los huesos y reconstruye sus historias.
Desde el pasado mes de mayo, en el laboratorio de Arqueozoología -disciplina que se encarga del estudio de restos óseos de animales procedentes de yacimientos arqueológicos- se decidió dar un empujón a su actividad «completando las colecciones de referencia que nos faltaban», señala Marín. Y es que estas muestras son una parte esencial del día a día de Ana y sus compañeros, pues en ellas se basa gran parte de su trabajo.
Después de que los arqueólogos les manden los materiales a analizar, Ana y su equipo los comparan con los restos que tienen en el laboratorio. A los lados de la sala, hay dos inmensos armarios en los que han clasificado muestras de referencia de seres animales y humanos. En su interior, albergan más de un millar de restos, dentro de cajoneras con etiquetas identificativas que facilitan la búsqueda. El muestrario procede de «donaciones de la Consejería de Ganadería y zoológicos», explica Ana. Además, los investigadores también ponen su granito de arena aportando materiales que ellos mismos recogen en el campo.
El trabajo diario de Ana y su equipo puede explicarse por pasos: el primero es «la identificación de la parte anatómica y de la especie animal; por ejemplo, a simple vista podemos decir que esto es un fémur de vaca -afirma Marín con un resto óseo en las manos- pero, para asegurarnos, debemos cotejarlo con las muestras de referencia. Este proceso se repetirá con cada uno de los huesos. El segundo consiste en «pasarlo todo por el microscopio para comprobar si tiene alteraciones, como marcas de carnicería realizadas con cuchillos o mordeduras de carnívoros», que les puedan dar más pistas sobre su origen o sus usos.

Inversión y recortes

Marín e Inés López, que está acabando su tesis doctoral sobre el uso de las plantas en la Prehistoria, trabajan codo con codo al igual que colaboran con los arqueólogos que les encargan los trabajos. Y es que la cooperación entre los diversos especialistas del IIIPC es total. Otro de los pasos que dan juntos es enseñar al mundo en qué se basa su trabajo, pues para muchos la labor de los investigadores es un misterioso rompecabezas: «Nuestra responsabilidad como investigadores públicos es que la labor que desarrollamos no sea desconocida. Uno de los objetivos del Instituto de Prehistoria es abrir sus puertas al público general para que vea cómo es el día a día de nuestro trabajo. En nuestro caso, desde este laboratorio, queremos mostrar cómo invertir en la investigación de la prehistoria es esencial para conocer la evolución de nuestra propia especie», matiza Marín.
La impulsora del laboratorio de Arqueozoología del IIIPC explica que «no se le da la suficiente importancia a la inversión en investigación» y, como consecuencia de esto, se produce la segunda lacra del sector: la fuga de cerebros. López, que ha abierto una nueva línea de investigación en el laboratorio creando una amplia y diversa colección de semillas, afirma que el futuro incierto es el pan de cada día de los investigadores: «Es un trabajo interesante que requiere mucha paciencia porque nunca sabemos qué pasará con nosotros».
Marín, que ha conseguido la beca europea Marie Curie CIG para dar forma a su proyecto, aboga por redefinir los esquemas: «La financiación que no podamos encontrar en España, debemos de buscarla en el exterior. Tenemos la capacidad, sólo hay que atreverse porque no se puede parar la investigación». Por ello, para que la rueda siga girando, seguirá dando lo mejor de sí misma para descubrir qué es lo que dicen los huesos y darlo a conocer al público.

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