Arqueología: ayer, hoy y mañana

11/7/12 .- http://www.levante-emv.com/

Consuelo Mata Parreño
*Profesora titular de Arqueología en la Universitat de València


La Arqueología a duras penas se ha quitado la aureola de actividad buscadora de tesoros, practicada por aventureros y aficionados, que han trasmitido las novelas, las películas y, a veces, los medios de comunicación. Lejos de todo ello la arqueología es una disciplina científica que, hoy en día, requiere una importante formación aunque su ejercicio profesional no esté administrativamente reconocido y regulado.

El pasado. El Convenio Europeo para la Protección del Patrimonio Arqueológico hecho en Londres en 1969 (ratificado por España en 1975) proponía, entre otras cosas, que las excavaciones debían realizarse por personas cualificadas. Esto significó, al menos para Europa, el inicio de la profesionalización de la arqueología mediante el diseño estudios específicos o incluyendo determinadas materias en las carreras universitarias de Historia o Historia del Arte.

El presente. La situación actual de la Arqueología española arranca de la aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico Español en 1985 y las subsiguientes normas autonómicas. La Ley de Patrimonio Cultural Valenciano se aprobó en 1998. La protección del patrimonio arqueológico que se deriva de las leyes estatal y autonómicas (informes de impacto patrimonial y las consiguientes actuaciones arqueológicas en obras públicas y privadas, protección de cascos urbanos con restos arqueológicos, etc.) supuso un aumento progresivo de los trabajos a realizar. Necesariamente se tuvo que recurrir a profesionales fuera de las instituciones para llevar a cabo los encargos con el fin de no ralentizar innecesariamente las construcciones. El boom inmobiliario hizo que efectivamente proliferaran las empresas de arqueología y los autónomos. Pero junto a esta Arqueología de gestión, existe otra desarrollada desde museos, universidades y ayuntamientos –más orientada a la investigación– que se integra en el llamado Programa de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas. En la Comunitat Valenciana, hasta hace tres años, este programa se financiaba con cargo a los presupuestos públicos y se canalizaba hacia los ayuntamientos y universidades, pues los museos provinciales tienen su propio programa de excavaciones. La financiación de estas campañas siempre ha sido limitada (entre 8000 y 18000 €) a pesar de tener tres valores añadidos: no dependían del calendario de las obras a realizar, servían de campos de prácticas para los futuros profesionales y sus resultados eran mayoritariamente dados a conocer en forma de publicaciones científicas.
Y si ustedes se han percatado, he empezado a escribir en pasado. Efectivamente, en 2009 se publicó el último Programa de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas para ayuntamientos y entidades sin ánimo de lucro (presupuesto total 235.373,77 €) y, desde entonces la Generalitat ha dejado a cero la línea presupuestaria para excavaciones arqueológicas. De manera paralela, también el dinero que recibían las universidades públicas para llevar a cabo sus investigaciones empezó a descender drásticamente. Esas cantidades nunca han sido importantes, no aumentaban año a año, a lo sumo se mantenía la cantidad, lo que en realidad significaba una disminución respecto al IPC. Desde la entrada en vigor del euro, la Universitat de València, por poner un ejemplo, para el programa de excavaciones recibió entre los años 2004 y 2008 44.000 € anuales, que pasaron a 35.100 € en 2009 e iniciaron un vertiginoso descenso desde entonces: 12.320 € en 2010, 10.500 € en 2011 y 6.000 € en 2012. Pero la Conselleria de Turisme, Cultura i Educació ya ha comunicado que la partida de 6.000 € no se va a hacer efectiva.

El futuro. Con estas cifras podemos augurar que el futuro ya está aquí. Ha descendido drásticamente la actividad arqueológica de gestión (es decir, las que se hacen por imperativo legal); no hay, desde 2009, Programa de Actuaciones Arqueológicas y Paleontológicas; el presupuesto para las universidades valencianas ha quedado drásticamente reducido; ninguna de las universidades valencianas ha conseguido implantar un grado en Arqueología para la formación de profesionales; y los postgrados actuales, de tan sólo un año de duración, apenas pueden suplir los conocimientos teórico-prácticos básicos que debe tener un arqueólogo. Las únicas prácticas que el alumnado puede y podrá hacer en los próximos años (cuántos nadie lo sabe) es y será excavando en los almacenes de los museos.
Como en tantos otros aspectos de la ciencia y la cultura, las políticas «de austeridad» (¿?) están impidiendo acabar investigaciones en marcha (Impotencia), iniciar nuevos proyectos con un mínimo de garantías de continuidad (Desánimo), dar la formación práctica necesaria para el ejercicio de la Arqueología (Desazón) y lo que es peor, si cabe, no existe renovación generacional en los departamentos universitarios (Pesimismo). Y aunque no salgan en los medios de comunicación, también hay arqueólogos/as que han emigrado al extranjero para ejercer su profesión. Incluso a Portugal (Estupefacción).

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