El catedrático Dimitar Ovcharov y su largo camino en la arqueología medieval

27/8/11 .- http://bnr.bg/

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El catedrático Dimitar Ovcharov: "Somos herederos de grandes civilizaciones que poblaron antaño las tierras búlgaras”.
Este año el destacado arqueólogo búlgaro Dimitar Ovcharov cumplió 80 abriles. Sus principales intereses se orientan al patrimonio bizantino y medieval de Bulgaria.

Desde 1983 hasta 1993 Dimitar Ovcharov dirigió la Sección de Arqueología Medieval del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencia de Bulgaria. Ha ejercido la docencia en la Universidad “San Clemente de Ojrid” de Sofía, en la Nueva Universidad Búlgara, la Universidad Eslava y la Academia Nacional de Artes. Ha estudiado más de 15 objetivos arqueológicos en Bulgaria, incluidas las antiguas capitales de Bulgaria, Pliska y Preslav. Ha hecho excavaciones en la fortaleza de Urvich en las inmediaciones de Sofía, así como en el terraplén de los búlgaros antiguos Rekeshia en la región de Yámbol, Bulgaria del Sur.

El catedrático Ovcharov señala que los artefactos más interesantes que ha descubierto en las excavaciones arqueológicas son los instrumentos quirúrgicos de un galeno tracio de finales del siglo II y principios del III. En las inmediaciones del pueblo de Lyublen, en el norte de Bulgaria, encontró unas cuchillas similares a las multifuncionales que todos conocemos hoy. Había entre ellas, sin embargo, un escalpelo, unas pinzas y otros instrumentos médicos. Estos artefactos con frecuencia son exhibidos en exposiciones de la cultura tracia por el mundo.

“Muchas veces nos inclinamos a pensar que la gente que vivió varios siglos antes que nosotros nada sabía y era muy primitiva, pero esto no es verdad”, dice Dimitar Ovcharov. “Fíjense cómo cambiamos nuestra opinión de la cultura antigua luego de que en proximidad a la ciudad portuaria de Varna fue descubierta la enorme necrópolis con el oro labrado más antiguo del mundo. Se estima que los objetos de oro hallados allí datan de finales del Quinto Milenio antes de Jesucristo. En realidad somos herederos de grandes civilizaciones que poblaron antaño las tierras búlgaras”.


© Foto: Dimitrina Kiurkchieva
La muralla de la antigua ciudad Veliki Preslav


Y en lo que se refiere a las capitales medievales de Bulgaria, Pliska y Preslav, el arqueólogo empezó sus investigaciones allí comenzando por las estructuras defensivas. Las estudió con mucho detenimiento y llegó a la conclusión de que sus constructores tenían una impresionante cultura militar y de fortificación.


© Foto: Dimitrina Kiurkchieva
La iglesia dorada de Veliki Preslav.


“Luego afrontamos otro desafío: las excavaciones en el marco del gran complejo real de Preslav. Yo no sabía qué encontraríamos allí. Pensaba que habría edificios relacionados con la familia real y con los soberanos Simeón (años 893 al 927) y Petar (años 927 al 969). Sin embargo, descubrimos también el centro del culto del Estado: la Sede del Patriarca, puntualiza el científico. Lo curioso es que tanto la iglesia mayor como la más pequeña, al igual que el baño público contiguo al templo más pequeño y la residencia del patriarca búlgaro imitaban la estructura de Constantinopla. Esto no es fortuito. Al comenzar a construir la nueva capital Preslav, Simeón recordaba la ciudad a orillas del Bósforo en la que había vivido largos años siendo joven.

“En aquellas excavaciones descubrimos muchos elementos de gran importancia. Me ofrecieron no poca información sobre la vida de la gente en Preslav, Pliska y otros centros medievales los dibujos gráficos hechos sobre piedras de los muros de la fortaleza y las paredes de los palacios, las iglesias, etc. Son dibujos de diferentes argumentos, con símbolos eclesiásticos y paganos, escenas de caza, combate e incluso eróticas. Hice mi doctorado sobre estos dibujos, que a primera vista parecían un hallazgo elemental pero que en el fondo nos permitieron conocer muchas cosas sobre la forma de vida, la cultura y el arte de los búlgaros en la Edad Media”.

Entre las obras del catedrático Ovcharov destaca un libro maravillosamente ilustrado sobre la cultura bizantina temprana en las tierras búlgaras. En ese libro él habla de la síntesis entre la arquitectura y las artes monumentales (escultura, pintura, mosaicos). Describe la forma en que la nueva cosmovisión cristiana fue extendiéndose ya en el siglo IV, bajo el reinado del emperador Constantino el Grande, y el desarrollo de esta cultura en los siglos V y VI.

“Nuestras tierras poseen muchos monumentos de aquella época, no menos interesantes que los situados en territorio de la antigua Bizancio que hoy coincide con los territorios de Turquía, Grecia e Italia”, comenta el científico.

Dimitar Ovcharov es autor de más de 300 artículos, estudios y monografías. Fue redactor de la revista “Arqueología” durante más de 20 años, y desde 1993 hasta 2001 fue su redactor jefe. Opina que sobre la arqueología, una ciencia tan interesante que revela los secretos del pasado, hay que escribir de dos formas. La primera es la propia de los trabajos científicos y se proyecta a los investigadores. En este caso hay que señalar con precisión la ubicación, las dimensiones, los planos, los materiales de que está hecho un edificio. Esta forma no es muy atractiva para el amplio público lector. Para él hay que redactar los escritos de forma accesible y más comprensible.

“Esto es muy difícil porque cuando un arqueólogo decide hacer accesibles sus reflexiones científicas, necesita del talento de un narrador y escritor. Esto siempre me ha atraído y en mis libros he procurado exponer la información de esta forma. Hace años salió un libro mío titulado “El hombre, aunque bien viva, muere”. El título es un fragmento de la inscripción hecha sobre una columna por el soberano búlgaro Khan Omurtag (814-831) para comunicar qué hizo él durante su reinado. En ese libro he narrado de forma accesible y popular cómo buscan y encuentran (o no encuentran) los arqueólogos las tumbas de los soberanos búlgaros: kanes, príncipes, zares, etc.”. Con frecuencia me llaman para comentarme que ese libro es muy interesante y me propongo reeditarlo”, termina diciendo el arqueólogo Dimitar Ovcharov.

Versión en español por Raina Petkova para Radio Bulgaria


© Foto: BGNES

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