Aplican el georradar a un área de 2.000 m² inmediatos a la basílica de Marialba de la Ribera (León)

7/2/11 .- Diario de León

La Fundación del Patrimonio aplica el georradar a un área de 2.000 metros cuadrados inmediatos a la basílica paleocristiana para descubrir sus verdaderas dimensiones

Los restos de Marialba de la Ribera, basílica del siglo IV considerada como el más antiguo templo paleocristiano de España, están siendo objeto de un exhaustivo sondeo con la técnica del georradar que afecta a un área de 2.000 metros cuadrados, según confirmaron fuentes de la Fundación del Patrimonio de Castilla y León, encargada desde hace cinco años de la excavación, estudio y protección de este principal monumento leonés, históricamente olvidado.

Además de en la planta de la propia basílica, recientemente excavada -y donde se descubrieron numerosos restos humanos-, los sondeos se centran en un área ubicada al norte del templo, «con objeto de descubrir, exactamente, hasta dónde llegaba el templo, o si tenía cerca otras edificaciones», prosiguen las mismas fuentes, añadiendo que esta técnica funciona de una manera muy similar al radar convencional, «emitiendo una serie de ondas que rastrean el terreno, rebotan y regresan, ofreciendo un completo mapa de lo que hay debajo. Se trata de una técnica no agresiva que no tiene ningún tipo de impacto sobre los posibles restos arqueológicos o humanos existentes en la zona».

Esta prospección, cuyas conclusiones se entregarán, previsiblemente, a principios del 2011, se suma a una serie de iniciativas que la Fundación del Patrimonio ha contratado con objeto de completar una excavación cuyas conclusiones se dieron a conocer el pasado mes de agosto. Entre esas iniciativas, la entidad -formada por la Junta de Castilla y León y todas las cajas de ahorro de la autonomía- ha incluido también el análisis antropológico de varios restos humanos procedentes de los enterramientos exhumados para averiguar su antigüedad exacta, edad, modo de vida de los individuos, etc., un análisis que también están teniendo lugar en estos momentos.

El informe final sobre los restos arqueológicos de la basílica había revelado el carácter monumental del templo, visible a gran distancia y con unos cimientos de dos metros de ancho, algo inusual en la época. El grosor de los muros de la basílica sólo tiene parangón en las murallas que se construyeron en el Imperio Romano, de finales del siglo III, en ciudades del noroeste de la Península tales como León y Astorga.

En este lugar, situado en el municipio leonés de Villaturiel, han aparecido restos que van del siglo IV al siglo XIII, fecha en la que se cree que comenzó a desmantelarse este complejo religioso de gran importancia para la historia del cristianismo.

El proyecto de crear un edificio protector «sigue adelante»
Las conclusiones de la excavación de Marialba, iniciadas por la Fundación del Patrimonio en 2009, así como el proyecto de prospección geofísica, serán llevados a la próxima Comisión Provincial de Patrimonio a título informativo. Pero además, en el orden de temas que se tratarán o revisarán en esta comisión figura el «proyecto de ejecución de un edificio para la protección y puesta en valor de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera».

Un proyecto que, como informan desde la fundación, ya fue estudiado por la Comisión Regional de Patrimonio, donde se dictaminó que debía ser objeto «de una serie de modificaciones técnicas» que se llevarán a cabo próximamente para volver de nuevo a ser examinado antes de su aprobación. A la comisión provincial llegan estas recomendaciones, asimismo, a título informativo, según sugieren desde la fundación, con lo que el proyecto, que parecía aparcado, «sigue adelante».

La evolución del proyecto

Aquel edificio fue presupuestado hace cinco años en 700.000 euros con el fin de proteger y musealizar el yacimiento, y su proyecto inicial prevía una pasarela para que los visitantes pudiesen -caminar- sobre la basílica. En un primer momento se pensó que, una vez acabadas las obras de este cubo protector, de planta rectangular y siete metros de altura, comenzarían a desenterrar, ya bajo techo, las ruinas de la antesala, la sala, el ábside, el baptisterio, el nártex (pórtico) y las edificaciones anexas a la primitiva construcción, descubierta a finales del siglo XIX. Sin embargo, al final se hizo lo contrario: en junio de 2009, los arqueólogos iniciaron las excavaciones como paso previo para definir un proyecto de intervención y musealización en función de la importancia de los hallazgos y del estado concreto de las estructuras.

282 individuos, 3.400 trozos de cerámica y 400 cuentas de vidrio enhebradas
El informe arqueológico final sobre la excavación de Marialba de la Ribera ocupó 900 páginas distribuidas en cinco volúmenes, y en él se daba cuenta de todos los detalles sobre los sondeos practicados en una superficie cercana a los 2.000 metros cuadrados, con más de 5.800 registros específicos que describían los 237 enterramientos que salieron a la luz con restos de 282 individuos, los más de 3.400 fragmentos de cerámica y los cerca de 2.500 fragmentos no cerámicos -metal, vidrio, azabache, monedas, decoración, ladrillos, tejas, piedras y fauna- que se estudiaron e inventariaron.

Los restos del edificio también se consolidaron para evitar su deterioro, quedando protegidos al concluir la excavación. Además, la investigación puso de manifiesto que el edificio se construyó sobre un lugar sin ningún tipo de construcción o asentamiento previo y aislado, es decir que la basílica no formó parte de otro complejo como una villa romana, tal como indicaban algunas hipótesis.

Las investigaciones apuntaron a un uso religioso y funerario del edificio desde sus primeros momentos, dado que las primeras evidencias claras en la excavación de los estratos son dos sepulturas tardorromanas al suroeste de la basílica. Se trata de dos tumbas de tipología singular, una de ellas cubierta por un tejadillo de teja de doble vertiente, poco común. Estos dos enterramientos alumbran la posibilidad de una nueva área de cementerio de esta época aún por explorar. En adelante, las sepulturas se van sucediendo desde la época visigoda hasta la Baja Edad Media, con tipologías diversas que evolucionan de acuerdo con su cronología.

Otras edificaciones

En cuanto a las áreas habitadas, la excavación ha dado con restos, no documentados en excavaciones previas, que indican que la zona aledaña pudo estar habitada y cultivada desde la Alta Edad Media, bien como explotación agrícola bien como parte de una comunidad religiosa ligada a la basílica. Se han descubierto muros que pudieron formar parte de un asentamiento agrario anexo al templo, un pozo con brocal e, incluso un horno, quizá de uso metalúrgico dentro de lo que fue la basílica.

Resulta significativo el hallazgo de más de 400 cuentas de vidrio enhebradas en collares en siete tumbas, todas ellas medievales y de niños.

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