Hallados junto a la Mezquita de Córdoba restos relacionados con el palacio califal

8/8/06 .- El Día de Córdoba

Los expertos dudan de si pertenecen al edificio o al pasillo que permitía al califa acceder a la Mezquita sin pisar la calle, conocido como 'sabat'


Una cata arqueológica llevada a cabo por el Ayuntamiento de Córdoba en la calle Torrijos, en la fachada oeste de la Mezquita-Catedral, ha dejado al descubierto lo que puede ser la cimentación del palacio califal o la del pasadizo que unía éste con el templo, que permitía al califa ir a rezar sin pasar por la calle.

Estas son las primeras conclusiones de los arqueólogos que han desarrollado el trabajo, que han identificado un pilar formado por sillares cuyo origen concreto aún no se ha podido determinar.

En cualquier caso, los restos arqueológicos, que ya han sido cubiertos, se encuentran en un mal estado de conservación.

La actuación se encuadra en una autorización global dada por la Junta de Andalucía para actuar en el eje Tendillas-Mezquita, en las calles Céspedes, Cardenal Herrero, Magistral González Francés, Torrijos y Corregidor Luis de la Cerda.

Una de las hipótesis de los arqueólogos señala que los restos podrían ser del palacio del califa, en parte descubierto en 1961 en la zona opuesta a la fachada que actualmente ocupa el Palacio Episcopal, en unas excavaciones que dieron como fruto la localización también de los baños del Alcázar.

La otra posibilidad es que se trate de la cimentación del sabat, pasadizo elevado que permitía al califa trasladarse desde su estancia hasta la Mezquita para orar sin tener que pisar la calle, con objeto de evitar actos violentos contra su persona.

En concreto, se especula con que podría tratarse del sabat de Alhakem II, que estudios anteriores sitúan en esta misma zona del lateral oeste del monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, a la altura de la actualmente conocida como Puerta de San Miguel, datada hacia 965.

El actual Palacio Episcopal se encuentra abandonado en parte, si bien algunas de sus dependencias han sido reutilizadas como Museo Diocesano de Bellas Artes (que está siendo reformado), ya que la sede del Obispado de Córdoba se trasladó al cercano Seminario de San Pelagio a mediados de los años 80.

El plan de actuación con el que se ha ejecutado la excavación arqueológica ha sido elaborado por el Servicio de Proyectos de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Córdoba y apuesta por una ampliación de los acerados, la construcción de una galería técnica subterránea que aloje todos los servicios que conllevan cableado y el soterramiento de contenedores de residuos sólidos urbanos.

Ya se ha llevado a cabo en otras dos calles linderas con la Mezquita-Catedral: Magistral González Francés, al este, y Corregidor Luis de la Cerda, al sur, donde también aparecieron restos arqueológicos; se lleva a cabo en la actualidad en la calle Cardenal Herrero, en la parte norte, y está pendiente en la calle Torrijos. En este caso concreto, el proyecto reubica algunos naranjos de la zona para crear un espacio de relación entre el Palacio de Congresos (al lado del cual se han localizado ahora los restos del palacio califal o del sabat) y la Oficina de Información Turística de la Junta de Andalucía, en el mismo inmueble, y mejorar además la visibilidad de las fachadas del Palacio Episcopal y del Hospital de San Sebastián, que es el edificio que acoge el centro de congresos y las dependencias de información del Gobierno regional.

El proyecto municipal aplica el reciclaje del material que conforma el adoquinado de las calles, ya que estos elementos son levantados, tratados en un taller y vueltos a colocar, de forma que se garantiza el respeto a la imagen tradicional.

El alcázar califal de Córdoba, desde el que la ciudad era gobernada, se construyó sobre un antiguo palacio visigodo, y su recinto comprendía los terrenos del Palacio Episcopal, la calle Amador de los Ríos y parte del Seminario de San Pelagio. La muralla que cerraba por el norte el alcázar lindaba con la antigua Casa de Expósitos y Hospital de San Jacinto. Los restos de un torreón pueden verse en el actual Palacio de Congresos, construido sobre el antiguo Hospital de San Jacinto. El alcázar perduró hasta la conquista cristiana de la ciudad, llevada a cabo por Fernando III el Santo.

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