La Lleida oculta bajo el Eix

7/8/06 .- La Mañana

Las obras de reforma del Eix Comercial, uno de los proyectos más emblemáticos del equipo de gobierno, empezaron el 18 de mayo de 2004 y culminarán en unos meses, cuando se dé por terminada la tercera fase. Cuando se inició la obra, vecinos, comerciantes, técnicos de urbanismo y arqueólogos sabían que la zona era muy rica en vestigios históricos y que probablemente éstos aflorarían con el paso de las máquinas y la apertura de zanjas; sin embargo, la abundancia y la importancia de algunos hallazgos ha sorprendido a los propios expertos.


Los arqueólogos ya lo habían advertido. El subsuelo del Eix comercial es una de las zonas de la ciudad que más épocas históricas acumula bajo sus baldosas. Tanto es así que un informe previo a la reforma del corredor comercial advertía que las obras podían topar hasta en 12 ocasiones con restos de la muralla medieval. Sin embargo, lo que no podían pronosticar los expertos es que durante las tres fases de reforma aparecerían dos esqueletos humanos y el popular Portal de la Magdalena.
La primera fase de las obras, que cubría las calles Alcalde Costa, Sant Antoni y Cardenal Remolins, se inició el 18 de mayo de 2004 y ya preveía la aparición de algún tipo de resto arqueológico, especialmente tramos de muralla. Y así fue, durante la renovación de la calle Cardenal Remolins, los arqueólogos hallaron un tramo de la muralla andalusí y otro fragmento del siglo XIV. Contigua a este elemento afloró también una parte de la capilla del Sant Esperit, una antigua iglesia que formaba parte del hospicio del mismo nombre. Además, en la capilla se hallaron diversos enterramientos, ya que en esa época era frecuente dar sepultura a los muertos en el interior de las iglesias.
Aun así, uno de los restos más espectaculares que aparecieron durante la excavación de Cardenal Remolins fue un esqueleto de la época romana. Los arqueólogos determinaron que podría pertenecer a la época del bajo imperio por la posición en la que se encontró. También barajaron la posibilidad de que fuera una persona que había muerto antes de llegar a la edad adulta, ya que en estos casos los muertos se enterraban bajo las casas.
Segunda fase
Un año después se inició la segunda fase, que comprendía la plaza de la Catedral y las calles Major, Magdalena, Igualada y Pi i Margall, y fue precisamente en esta última vía donde apareció uno de los hallazgos más sorprendentes de la obra: el Portal de la Magdalena, el más importante vestigio aparecido durante las tres fases del Eix.
Los arqueólogos sabían de la existencia de este portal, uno de los principales accesos a la ciudad durante la época medieval, pero desconocían su localización exacta. Sin embargo, las obras permitieron encontrar los cimientos del portal y la planta de dos torres bajo el cruce de las calles Pi i Margall y Salmerón, una zona que hasta hace relativamente poco se conocía con el nombre de Portal de la Magdalena. Además, junto a las estructuras medievales se hallaron también algunas piezas de cerámica y restos de la época andalusí, datados entre los siglos X y XI.
No muy lejos de allí, en la plaza Mossèn Cinto, apareció un fragmento de muralla, que se dató en el período medieval cristiano, a caballo entre los siglos XIII-XIV. Estos importantes descubrimientos retrasaron el final de las obras de la segunda fase, que finalmente terminaron sin encontrar más vestigios.
Tercera fase
La tercera y última fase de la obra, todavía en ejecución, se inició el pasado 15 de mayo y comprende la plaza Paeria, la plaza de la Sal y las calles Carme, Democràcia y Bafart. Aunque este tramo, por el momento no ha permitido hallar restos tan importantes como los de la plaza del Auditori, si que ha arrojado a la luz algunos sorprendentes vestigios.
Así, el pasado junio apareció un esqueleto humano en la calle del Carme, junto a la iglesia del mismo nombre. Los arqueólogos determinaron que podía tratarse de un entierro moderno, probablemente de los siglos XVII o XVIII.
Sólo unos metros más abajo, los arquitectos descubrieron un fragmento de la antigua muralla andalusí de Medina Larida, la ciudad musulmana. Este fragmento, que podría ser de los siglos X y XII, pertenece a la muralla que se prolongaba desde el Turó de la Seu (donde actualmente se ubica el bar la Sibil·la) hasta la Rambla de Ferran. De hecho, las actuales calles Pi i Margall, Magdalena y el Carme eran las vías vertebradoras de la ciudad musulmana, ya que eran las calles que desembocaban en las puertas de acceso de la muralla.
Ante estos restos, resulta inevitable preguntarse qué pasa con los vestigios cuando se cierran las zanjas, se pavimentan las calles y todo vuelve a la normalidad. Los arqueólogos extraen aquellos elementos que lo permiten (cerámicas, huesos...) para trasladarlos al almacén de arqueología, donde se analizan. El resto (muralla, construcciones...) se cataloga y se fotografía y se cubren con un material geotextil, que permite conservarlos bajo una capa de pavimento.

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