Localizadas más de 320 piezas arqueológicas durante las obras de remodelación de la M-30

17/12/05 .- abc.es

La excavación de más de 2,3 millones de metros cúbicos de tierra ha puesto al descubierto muchas de las riquezas del subsuelo de la ciudad


Parte de la capital y todo el sur de la región madrileña, era agua. Un gran lago cubría su superficie, y a su vera crecían plantas y convivían animales primitivos de muy distintas especies. Hace de ello millones de años, pero sus restos continúan allí, y las obras los han sacado a la luz.

Desde que se inició la reforma del tercer cinturón de Madrid, se han removido nada menos que 2,3 millones de metros cúbicos de tierra, procedente de profundidades normalmente inaccesibles. No es extraño que se hayan localizado hasta 322 hallazgos arqueológicos: desde mastodontes a tortugas gigantes, un toro primitivo, polen de plantas pleistocénicas y restos de los primeros pobladores de Madrid. Algo parecido a un parque Jurásico, aunque sin dinosaurios: eran anteriores.

Además de obreros, operarios de las grandes máquinas, ingenieros y técnicos, en las obras de la M-30 hay un equipo de arqueólogos y paleontólogos, que revisan y controlan lo que va apareciendo. Siguen dos técnicas: la inspección visual de los restos de mayor tamaño, y muestreos de sedimento para obtener restos de microfósiles.

El Mioceno madrileño

Hay algunos hallazgos de épocas más recientes -siglo XIX-, junto a piezas procedentes del medievo, de la época musulmana, y también otros mucho anteriores. Los más, de la era Terciaria y de la edad Cuaternaria: los más antiguos serían, por tanto, de hace alrededor de 25 millones de años, del llamado Mioceno.

La capital era entonces una red de ríos que desembocaban en el gran lago que ocupaba buena parte de lo que hoy es Madrid, incluida la región. En sus orillas había una rica vida animal y vegetal, que más adelante, en el Cuaternario, deja evidencias de los primeros «madrileños», poblaciones de homínidos diferentes a nosotros.

La ensalada de hallazgos salpica prácticamente toda la M-30: en las terrazas del Manzanares, los primeros pobladores; en la A-3, restos paleolíticos; en O´Donnell, del Neolítico; en el Puente de Segovia, medievales; y en el by-pass, Puente de Toledo y Casa de Campo, de los siglos XVIII al XX.

Las curiosidades detectadas merced a estos trabajos son casi inacabables: además de restos, fósiles o estructuras, también se han encontrado y analizado muestras de polen. ¿Para qué sirven? Para interpretar el paisaje y reconstruir cómo era la vegetación del Madrid de hace millones de años.

Un río navegable

Entre lo localizado hay un poco de todo: ratones, lirones, lagartos, grandes mamíferos; restos de lavaderos, muros y calles, con aceras incluidas, piedras talladas, trozos de cerámica de ajuares antiquísimos, grabados, e incluso parte de la estructura del canal que el rey Carlos III ejecutó con la intención de hacer navegable el río Manzanares. Él no lo consiguió, pero las obras de la M-30 han acercado este sueño a la realidad: el río lo surcan ahora no barcos, pero sí vehículos, circulando por las calzadas que, de forma provisional, se han supuerpuesto al cauce.

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Comentarios

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Obras destructivas


Así q la M-30 sirve para acercar a los madrileños a la arqueología. Se arrasa el Jardín de plantas aromáticas de la Casa de Campo para que pasen por abajo viales subterráneos, intenta el Ayuntamiento cortar los plintos del Puente de Toledo para que por debajo de varios de sus arcos intenten pasar tres carriles y no se queden en dos como pasa actualmente (menos mal que la Comunidad de Madrid le ha dicho al Ayuntamiento que es una mutilación del Puente y no le ha dado autorización), y dice el Ayuntamiento que vela por la arqueología. El mismo que arrasó la Plaza de Oriente y tiene los sillares de la Casa del Tesoro pudriéndose en la Casa de Campo, si no los ha usado y se han perdido ya . El mismo que descataloga edificios y sólo se encarga de obras faraónicas para que las constructoras sean las que hagan ciudad y se atiborren sus bolsillos. Ése es el Madrid actual y ésa es la relación que tiene con su pasado. Si tanto le importara el pasado no se hubiera destruido la Plaza de Oriente, el Castillo de La Alameda de Osuna estaría restaurado, el Castro del Cerro de Santa Catalina estaría ya poniéndose en valor y la Muralla Árabe estaría en mejores condiciones.
Comentario realizado por Óskar. 24/12/05 12:06h
2

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