El parque del Realejo se asienta sobre restos del palacio nazarí del Cuarto Real (Granada)

Cuarto Real de Santo Domingo. Conclusiones preliminares del proyecto de excavación


Los tres meses de intervención arqueológica llevada a cabo en el Cuarto Real de Santo Domingo obligarán a replantear toda la actuación en la zona y podría afectar, incluso, al parque que el Ayuntamiento inauguró hace un año como espacio de disfrute para el barrio del Realejo, ya que el enorme palacio nazarí que está saliendo a la luz se extiende justamente en esa dirección. El equipo de arqueólogos que trabaja en el conjunto monumental desde finales de julio está a punto de culminar la excavación con unos resultados "sorprendentes" que no sólo ponen de manifiesto "la magnitud" y "riqueza" de los vestigios del área palaciega que se oculta en todo el entorno del Cuarto Real, sino que rebaten de forma definitiva la antigua teoría de que la qubba estaba aislada y abren nuevas líneas de debate sobre el futuro del enclave monumental. El Grupo de Investigación "Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada" está recabando además una "enorme cantidad de información" sobre las características arquitectónicas, estructurales y de diseño del gran palacio –se piensa que perteneció a la madre de Boabdil, la reina Horra– que permitirían reconstruirlo y ponerlo en valor como un nuevo atractivo patrimonial y turístico en pleno casco histórico.

Según explica el director de la intervención, el arqueólogo Alberto García Porras, el palacio se proyecta hacia el parque y delante del edificio del XIX que se encuentra adosado a la qubba: "En principio, yo creo que prácticamente todo el área que actualmente ocupa el parque y el Cuarto Real de Santo Domingo –entendido de manera amplia– se asienta sobre vestigios del palacio medieval y contiene estructuras vinculadas con esta zona palaciega. Es evidente que es un área muy amplia, si bien habrá zonas de vacío arqueológico que será necesario valorar. En un proyecto futuro habrá que revisar qué zonas hay que ajardinarse y qué zonas, basándonos en los resultados científicos de la excavación, deben ser integradas y puestas en valor como conjunto monumental".

Éstas son algunas de las consideraciones que se incluirán en el informe final que el equipo de arqueólogos presentará a finales de año en la Delegación de Cultura –el trabajo de campo concluyó el pasado viernes, aunque se realizarán análisis y estudios de tipo arqueológico hasta mediados de mes– y que deberá orientar las próximas actuaciones que se acometan en toda la zona del Cuarto Real.

Así, los vestigios encontrados demuestran que la qubba no estaba exenta como se argumentó inicialmente y se constata que "todo pertenece al mismo sector". Por un lado, la excavación refuta las conclusiones del equipo de la Escuela de Estudios Árabes que realizó en los años 90 la primera intervención en la zona y, en segundo lugar, viene a confirmar y consolidar las hipótesis planteadas en 2003 por el profesor Antonio Malpica, director del grupo de investigación de la Universidad de Granada, cuando se excavó de nuevo en la zona y se sacó a luz la estructura de "una vivienda medieval de gran porte" que ya parecía estar conectada a la qubba.

"Estamos en un entorno palaciego y, al igual que en otros modelos que se repiten dentro del Reino de Granada y en la Alhambra, tenían distintos conjuntos que estaban todos integrados y vinculados unos con otros. Había una parte más de protocolo y pública –se correspondería con la qubba– y después existe otra parte privada. Por ejemplo, en la Alhambra el Salón de Comares es la zona pública y el Patio de los Leones, el área privada, la residencial de la familia nazarí. Aquí ocurre exactamente igual y las dos áreas están vinculadas".

Aunque García Porras insiste en que su trabajo es completamente independiente de las decisiones políticas y de las implicaciones que la intervención pueda tener, lo cierto es que se demuestra que no existe ningún argumento de peso para justificar que se mantenga el palacete del siglo XIX que se encuentra adosado a la qubba –monumento del siglo XIII declarado BIC– y se evidencia la necesidad de plantear una lectura global del entorno. En realidad, la actual excavación en el Cuarto Real fue aprobada este verano por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta para desbloquear el conflicto surgido con el Ayuntamiento cuando, al llegar el PP al gobierno municipal, expuso su rechazo al proyecto de restauración aprobado por la Comisión de Patrimonio –con el respaldo del entonces gobierno 'tripartito'– y planteó la necesidad de derribar el edificio del siglo XIX adosado a la qubba.

En aquel momento, las instituciones no contaban con una información científica y adecuada –imprescindible para poder adoptar una medida de este tipo– que justificara tal derribo. No obstante, la nueva excavación aporta datos más que suficientes para defender la demolición del palacete: "La decisión no la tomamos nosotros, pero, evidentemente, el palacete del XIX queda completamente empequeñecido ante la magnitud de los restos que han aparecido aquí . A estas alturas creo que nadie duda de que no tiene ningún sentido mantener el edificio. Eso es lo que nosotros vamos a justificar: que lo que ha aparecido debajo es mucho más importante desde el punto de vista objetivo y desde el punto de vista de análisis general de todo el entorno. La lectura de la qubba queda coja si no se integra con todo lo demás". Sobre este punto, Juan Cañavate, arqueólogo de la Delegación Provincial de Cultura, recuerda que es una decisión que deberá ser aprobada por la Comisión de Patrimonio, si bien destaca de entrada "el valor" de una intervención "tan rigurosa" como la que se está llevando a cabo y reconoce los "problemas" que puede acarrear la ejecución de un proyecto en el contexto histórico y patrimonial cuando no se dispone de una información suficiente: "Muchas veces se hacen los proyectos cogidos con alfileres y, luego, cuando recurres a métodos de conocimiento más rigurosos como es la arqueología, de pronto te das cuenta de que la intervención te está demandando otro tipo de actuaciones más adecuadas".

Sobre el derribo del edificio del XIX, Cañavate insiste en que la dificultad inicial era justamente no contar con argumentos sólidos que justificaran tan medida: "La ley establece que ha de conservarse lo que hay si no existe suficiente documentación que justifique el derribo. Antes no teníamos esa información y, por lo tanto, la comisión y órganos consultivos del momento establecieron que se mantuviera el edificio. A partir de este momento, ¿tenemos suficiente información para replantearnos una nueva actuación? Yo creo que sí, sobre todo, para encargar un nuevo proyecto ajustado a las investigación realizada". Precisamente, éste es uno de los compromisos que adoptó la Junta cuando acordó con el Ayuntamiento realizar una nueva excavación en la zona para poder continuar el proyecto de restauración y puesta en valor.

Desde el punto de vista arqueológico, una cuestión que se plantea ahora como "evidente" es que "hay que seguir excavando" para tener una visión global de todo el Cuarto Real. En este sentido, tanto la Junta como los propios arqueólogos entienden que podrían iniciarse los trámites para aprobar un nuevo proyecto de intervención y resolver el bloqueo con el palacete decimonónico mientras continúan las excavaciones. En paralelo, las instituciones también deberán consensuar cómo afrontar el problema del parque –podría estar sobre la zona de baños de la familia nazarí– y analizar opciones como levantarlo y trasladarlo a otro lugar del Cuarto Real que respete la estructura original del palacio.