Descubren restos de dos puertas perdidas de la muralla medieval (León)

13/10/10 .- http://www.diariodeleon.es

Las obras de remodelación del Plan E sacan a la luz las cancelas de Sol y San Francisco

Había nueve. Se abrían por la mañana, casi de madrugada, y volvían a cerrarse a la caída del sol. Durante ese tiempo, se permitía el tránsito de personas y el del ganado, que salía en busca de pastos. La llegada de la oscuridad hacía más recomendable su clausura. Eran tiempos inciertos... Con el paso del tiempo y a medida que la vida fue haciéndose más segura, fueron cayendo en desuso. Estos accesos se arrasaron -”Almanzor y el «progreso» acabaron con algunas-” o fueron fruto de la erosión provocada por el olvido, pero sus cimientos persisten y esta misma semana han aparecido los restos de dos de esas cáncelas que delimitaban el paso a la ciudad. Se trata de la Puerta Sol y la Puerta de San Francisco.

El arqueólogo Fernando Miguel ha explicado que hay en estos momentos un estudio en marcha para concretar el alcance de este descubrimiento, surgido a causa de las obras de remodelación del casco viejo promovido a instancias del Plan E. En cualquier caso, incide en el hecho de que la Puerta de San Francisco data del siglo XII mientras que la de Sol fue la última que se levantó y terminó de construirse en el siglo XVIII.

Además de estas dos, había otros siete pasos a la ciudad: la puerta del Peso (torre de los Ponce), la del Caño Badillo, la puerta de Santa Ana o Cal de los Moros (en la plaza de Riaño), Puerta Moneda, Arco de Ánimas, puerta de Fajeros y el Postigo de la Ollería.

La de Cal de Moros.
La muralla medieval de León comenzó a construirse como una fortificación de tierra (en las inmediaciones de San Martín) con puertas de piedra y finalmente el tapial se cambió por piedra. La cerca, que comenzó a construirse en el siglo XII y se finalizó en el XIV se prolongaba a lo largo de 1.400 metros y debió tener entre cuatro y ocho metros de altura.

No es la primera vez que aparecen vestigios de las puertas de la muralla. Hace algunos meses, se el derribo de un antiguo inmueble ubicado en la esquina formada por la calle Los Castañones con la plaza de Riaño, exhumaba la de Cal de Moros, derribada por el Ayuntamiento en el año 1868. Los restos de los arcos que pueden observarse en una de las paredes que flanquean el solar hoy vaciado «no corresponden exactamente a lo que sería la puerta en sí, al vano del arco -”explicaba el arqueólogo municipal, Victorino García Marcos-”, sino más bien a estructuras de la torre que existía en ese lugar, una torre idéntica a la que se elevaba al otro lado de la puerta».

Asimismo, en el otro extremo de la plaza de Riaño, también aparecieron restos de cimentación de la torre análoga. Las dos torres flanqueaban el arco.

Es decir, el efecto sería similar al del arco que hoy se conserva en Puerta Castillo, pero más antiguo, ya que ésta era una puerta gótica. El historiador Alejandro Valderas recuerda que entre ambas torres, y por encima del arco de la puerta, existía una tribuna «en el que se reunía, en tiempos medievales, el tribunal de justicia propio de los judíos de León». Valderas pone como ejemplo visual el convento de las Concepcionistas, entre las calles Rúa, Fernández Cadórniga y San Francisco, para imaginar cómo sería ese estrado tendido sobre vigas.

Dos siglos para levantarla

La cerca medieval de León se construyó al sur del trazado del campamento romano de la Legio VII, englobando además todo el sur de la fortaleza y un tercio del occidental. Tuvo aproximadamente 15 hectáreas de superficie y tuvo a lo largo de su historia nueve puertas y postigos de las que tan sólo se conserva una de las torres de Puerta Moneda y la recienteme nte descubierta de Santa Ana. Todas ellas eran de arcos de medio punto y bóvedas apuntadas, más elevada la que miraba al campo que la del interior hacia la ciudad. Desde un punto de vista cronológico, comenzó a edificarse en el siglo XII y su conclusión data del siglo XIV. En principio, se levantó como un murus terrae, en tapial, con la finalidad de cerrar la aglomeración urbana surgida por el Camino de Santiago y en torno a las actividades del mercado del barrio de San Martín, cuyo origen está en el siglo XI.

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