La excavación arqueológica en el Puente de Piedra revela un «deterioro grave»

18/7/10 .- http://www.laopiniondezamora.es

Los datos del estudio realizado por la Fundación del Patrimonio se incorporarán al Plan Director que guiará la restauración del viaducto

La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León incorporará al Plan Director que guiará la restauración del antiguo Puente de Piedra de Toro, los resultados obtenidos en la excavación arqueológica y en la interpretación de la secuencia constructiva que un equipo de arqueólogos ha realizado en el viaducto. Algunas de las conclusiones del informe redactado por el equipo de expertos revelan que el viaducto, en la actualidad, «acusa un deterioro grave» y que del primitivo puente tardorrománico, «probablemente siguiendo el modelo del puente nuevo de Zamora, se conservan pocos elementos».


Para elaborar el Plan Director, con el que se pretende poner en valor este Bien de Interés Cultural, se invertirán 84.000 euros, de los que la Fundación aportará 63.000 euros y el Ayuntamiento de Toro asumirá el resto, 21.000 euros. Además, la Fundación se encargará de la dirección de los trabajos de rehabilitación al viaducto que se construyó entre los siglos XII y XIII, con 22 arcos y una calzada de grandes losas de piedra. Sin embargo, las modificaciones que se realizaron siglos después, como confirma el informe elaborado por los arqueólogos, «hicieron desaparecer gran parte de la obra original y actualmente acusa un deterioro grave».


Los arqueólogos han interpretado también la secuencia constructiva del viaducto para que «el proyecto a seguir en su recuperación se adecue a sus necesidades reales». Con esta excavación, la Fundación ha conseguido obtener documentación gráfica y un registro de «las evidencias de las estructuras que marcan la evolución constructiva del puente, sus reparaciones y reformas». Para conseguir la información, se han realizado más de 6.000 registros «específicos e individualizados que describen las acciones sobre el puente a lo largo del tiempo».


Aunque, en principio, la Fundación tenía previsto limitar esta investigación a 37 metros cuadrados, finalmente esta superficie se ha ampliado hasta los 58 metros cuadrados para obtener una información más detallada sobre el viaducto. En la memoria elaborada una vez concluida la excavación, «los arqueólogos han descubierto una estructura arrasada, de finales de la Edad Media o principios de la Edad Moderna, que puede ser fruto de una reparación o de una antigua construcción o torre».


Con esta excavación también se ha conseguido descubrir un pavimento de grades losas repuesto en la época contemporánea con losas antiguas y se han documentado las cuevas talladas en la roca a la entrada del puente que, en principio, pudieron ser utilizadas para curtir pieles. Otro de los datos que revela esta excavación es que se ejecutaron reparaciones en los cimientos que eliminaron «posibles pavimentos anteriores» y que «no se han encontrado pruebas arqueológicas de la existencia de un puente romano anterior ni de materiales de esa época reaprovechados».


Además, este informe hace referencia a los materiales constructivos del viaducto y destaca cómo «en todas las partes del puente se usaron piedras que afloran en el entorno cercano a Toro». La investigación desvela que al modificarse el cauce en el siglo XIV, el puente «experimentó una profunda transformación» ya que, por necesidades hidráulicas se construyó un muro-presa y se prolongó hacia el sur con un muro que funciona como dique en un nuevo tramo llamado «Los cinco pilares».


Posteriormente, «entre el Medievo y la Edad Moderna», según explicó la Fundación, se ejecutaron nuevas intervenciones de consolidación en el puente y se construyeron cuatro arcos más con sus respectivas bóvedas. Durante la época Moderna, en esta construcción «se introduce la piedra caliza», las antiguas bóvedas apuntadas fueron sustituidas por bóvedas de cañón y «los tajamares alcanzan la mitad de la altura de las pilas». Ya entre los siglos XVI y XVII, fueron reconstruidos cuatro ojos del viaducto y tres arcos, aunque también se amplió el muro de contención del río Duero. En este repaso por la evolución del puente, el estudio elaborado por los arqueólogos detalla también como a principios del siglo XIX, las tropas napoleónicas «vuelan dos arcos» que no fueron reconstruidos hasta finales de siglo, aunque también fueron introducidos los tajamares semicilíndricos que «suben hasta alcanzar dos tercios de la altura de las pilas» y se renovó el pretil. Las intervenciones más recientes sobre el puente, datan de los años 80 y 90 y se centraron en «rodear con una losa de hormigón toda la estructura», reconstruir muchos tajamares y recalzar los cimientos de varias bóvedas. Durante la ejecución de estos trabajos, como recordó la Fundación, una fuerte crecida del río «arruinó una vieja bóveda medieval», que tuvo que reconstruirse.

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