Aragón recupera en una subasta dos monedas de gran valor del rey Pedro IV

El Gobierno aragonés compra por 17.340 euros cinco monedas: estas dos piezas, junto a otras dos monedas acuñadas por Juan II y otra de época visigoda

Son piezas excepcionales, cuya rareza hace que no sea frecuente que salgan a la venta y lo habitual es que permanezcan en colecciones privadas. Sin embargo, una de esas escasas ocasiones de adquirir este tipo de piezas surgió hace unos meses, según ha podido saber ABC, y el Gobierno aragonés logró hacerse con cinco monedas de origen aragonés que, durante décadas, habían permanecido fuera de los circuitos comerciales. Por cinco monedas de oro de época medieval ha pagado un total de 17.340 euros, que ahora pasan a formar parte de los fondos del Museo de Zaragoza. Todas ellas vuelven a su origen, porque las cinco monedas fueron acuñadas hace siglos en la capital aragonesa.
Se trata de una moneda de época visigoda, dos acuñadas bajo el reinado de Pedro IV (1336-1387) y otras dos correspondientes al reinado de Juan II (1458-1569), padre del que sería rey Fernando El Católico. Las cinco fueron adquiridas en la casa de subastas Aurea&Calicó de Barcelona, y formaban parte de la denominada «Colección Caballero de las Indias», que en total estaba formada por 2.200 piezas y que han sido adquiridas por distintas entidades y particulares de varios países.
De las cinco que ha comprado el Gobierno aragonés, las piezas más excepcionales son las correspondientes a Pedro IV, tanto por su significado histórico como por el reducido número de estas monedas que se conservan. Según han explicado a ABC expertos de Aurea&Calicó, esas dos piezas son un florín y un medio florín, correspondientes a la única serie que Pedro IV acuñó en Zaragoza durante todo su reinado. Del florín sólo se conoce la existencia de 25 ejemplares, de los que 19 están en manos privadas; y del medio florín se conocen 15 ejemplares, nueve pertenecientes a colecciones particulares.
En cuanto a las dos monedas que ha adquirido el Gobierno aragonés correspondientes al reinado de Juan II, también acuñadas en su día en Zaragoza, se trata de dos ducados de Aragón con elementos decorativos variados en una y en otra, pero ambas con el busto de Juan II de frente y el cetro real.