El torreón de Bandujo, una residencia circular de época bajomedieval

20/4/10 .- http://www.lne.es

Los torreones asturianos vivieron su apogeo en la Baja Edad Media. Un ejemplo es la torre de Soto (Aller), la única de la que hay datos de su excavación arqueológica que permiten conocer su historia constructiva. Sus orígenes deben buscarse con anterioridad al siglo XIV en una construcción de madera. Más tarde, pero todavía en el siglo XIV, se levanta un torreón de piedra de planta subrectangular que va a sufrir al menos tres fases sucesivas de ocupación y destrucción.

Otro ejemplo importante es la torre del Campo (Proaza). Se trata de una construcción circular emplazada en un meandro del río Payón. Cuenta con 14,45 metros, divididos en cuatro plantas que no se culminan con almenas, sino con una cubierta cónica, apoyada sobre muros levantados con una buena obra de mampostería. Los historiadores no se ponen de acuerdo a la hora de fechar su construcción, que se mueve entre los siglos XIII y XV.

Peores condiciones presenta la torre de Prendes, en Carreño, una muestra de la arquitectura señorial del Tardomedievo asturiano de excepcional diseño constructivo, planta cuadrada y tres pisos de altura. Se aprecian en ella al menos dos fases constructivas para una obra que, según los expertos, puede situarse en el siglo XV.

Entre las mejor conservadas se puede incluir la torre de Bandujo (Proaza), la única de Asturias de época bajomedieval que mantiene los usos residenciales en la actualidad. Alcanza los 12 metros de altura y 7 de diámetro. El acceso original se realizaba a través de una puerta de medio punto colgada a 2,30 metros de la base. Cuenta con escudo nobiliario que permite relacionarla con el linaje de los Álvarez de Bandujo y en el interior está distribuida en tres pisos que conservaron hasta hace poco sus funciones originales. La torre, famosa por constituir el perfil de estampa medieval de la localidad, cuenta con unos contenidos arquitectónicos de datación muy amplia, tanto la planta redonda como las saeteras y las ventanas cortejadoras situarían su construcción entre los siglos XIII y XIV.

Por último, la torre de Villanueva, Grado, localizada a orillas del río Cubia, ofrece una esbelta estampa de planta cuadrada con una altura que alcanza los 14 metros. Tuvo puente levadizo original y cuenta en sus muros con saeteras. Su función parece que fue más defensiva que residencial y se sabe que protagonizó algunos de los enfrentamientos entre la nobleza y el corregidor del Principado a finales del siglo XV.

A partir del siglo XVI los torreones medievales sufren una remodelación para adaptarse a usos residenciales. Las nuevas dependencias que abren la Edad Moderna se aglutinarán en torno al torreón, transformándose en los palacios y en las casonas solariegas del campo asturiano. Otras van a dar paso a construcciones militares, como el castillo de Priorio.

Alejandro García e Iván Muñiz subrayan la presencia de los viejos torreones que mantienen el carácter simbólico como solar de los linajes nobiliarios. Una de las construcciones de mayor relevancia es la casa fuerte de los Cienfuegos (Allande). Situada en posición de dominio sobre la villa, es un buen ejemplo de la evolución de las fortificaciones bajomedievales en los siglos siguientes. Otra muestra interesante es la casa fuerte de Noreña, edificada en el siglo XIII y hoy arrasada por el paso del tiempo. Fue protagonista de la historia de Asturias en el tránsito de la Edad Media a la Moderna y perteneció al señorío de Enrique de Trastámara.

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