San Esteban y el parador del Castillo de Lorca

22/12/09 .- http://www.laverdad.es

Lo sucedido en la capital de la Región, permite establecer amplias analogías con el caso del parador del Castillo de Lorca, que ha puesto en pie a un sector cualificado de la sociedad civil

Al tiempo que un grupo de murcianos se interponían entre las máquinas y los restos arqueológicos, una juez de Murcia decretaba la paralización cautelar de unas obras, que pretendían destruir la traza urbanística árabe de la Murcia del siglo XIII, recientemente descubierta en el jardín de San Esteban. Como sucedió en Lorca en 2003, ha sido la conciencia ciudadana la que se ha movilizado, frente a proyectos urbanizadores con intereses económicos solapados, enfrentando a las administraciones afectadas, nominalmente defensoras del interés general, con el espejo de su anacrónico padrinazgo expoliador. La movilización popular en Murcia, pese al silencio cómplice de instituciones, antaño prestigiosas, como la Academia Alfonso X El Sabio, ha contado en este caso con la sensibilidad de dos agentes mediáticos decisivos: los medios de comunicación, que se han volcado en difundir en sus ediciones regionales, las concentraciones populares y las imágenes del barrio musulmán, en peligro inminente de ser arrasado y el concurso decidido de una justicia que, esta vez sí, ha actuado diligentemente sin dejarse presionar por instituciones e intereses, que sugerían la necesidad de superponer supuestos planes desarrollistas, al respeto debido al patrimonio histórico de la sociedad murciana y a la propia Ley de protección del Patrimonio Histórico.
La visibilidad de la batalla por la conservación de los restos arqueológicos del jardín de San Esteban, se ha conseguido gracias al enfoque realizado por todas las cámaras de televisión, por todos los micrófonos y por todos los diarios regionales, llevando al último rincón del territorio murciano la conciencia de la importancia del bien a proteger, así como las denuncias de expertos que, en vivo y en directo, han mostrado las enormes posibilidades museísticas y de proyección histórica y cultural, que la conservación de los restos de la Murcia musulmana representan.
Lo sucedido en la capital de la Región permite establecer amplias analogías con el caso del parador del Castillo de Lorca que ha puesto en pie a un sector cualificado de la sociedad civil contra el ayuntamiento lorquino y la consejería de cultura, tratando de impedir la construcción de un hotel de siete pisos en el interior de un BIC de tanta relevancia, que acabará siendo desnaturalizado irreversiblemente. El arrasamiento de una judería con unas características de conservación únicas en España ha sido tolerado por la justicia, a pesar de haberle sido solicitada la paralización cautelar de las obras, por la asociación de Defensa del Patrimonio Cultural de Lorca. No han tenido suerte los lorquinos, ni con el apoyo de las ediciones regionales de los medios de comunicación -salvo alguna honrada excepción- y menos aún, con la justicia, en cuya independencia y diligente actuación confiaban, como última garantía en la defensa del patrimonio colectivo. Ha sido la complicidad culposa de las administraciones local, autonómica y estatal, representadas por los dos grandes partidos políticos estatales, quienes se han coaligado para arruinar lo más valioso del patrimonio histórico de Lorca, con el falso señuelo de la modernidad y el progreso. En este momento está siendo la injustificable mora en la actuación de la justicia lo que está permitiendo que se consolide en la Ciudad del Sol, la mayor atrocidad perpetrada en la Región de Murcia en período democrático, un retraso calculado que ha sido puesto en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial.
Enhorabuena a la plataforma murciana, que ha conseguido salvar la Murcia árabe del jardín de San Esteban y enhorabuena al fiscal y a la juez, que han hecho honor a su mandato deontológico, aunque fuese en el último momento.

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