"Alcalá la Vieja" se pone en valor gracias a la colaboración del Ayuntamiento y la Comunid

Gustavo Severien ha explicado que los trabajos de la primera fase se han centrado en la excavación de la parte Norte de la puerta del alcázar

El concejal de Patrimonio en Alcalá de Henares, Gustavo Severien, ha anunciado que “acaba de concluir la primera fase de las intervenciones previstas en el yacimiento medieval de Alcalá la Vieja, realizadas gracias a la financiación de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid”. En palabras de Severien “en primer lugar, hemos llevado a cabo la excavación arqueológica de la parte Norte de la puerta principal del alcázar, en una segunda fase se consolidarán las torres que aun quedan en pie”.

Gustavo Severien ha destacado que “desde 2003 hasta 2008 hemos llevado a cabo, en colaboración con la Dirección General de Patrimonio Histórico, varias intervenciones en este yacimiento, para conocer con precisión su envergadura y diseñar una línea de actuaciones”. Según el concejal complutense, “se trata de una importantísima acción, encaminada a garantizar la conservación de uno de los elementos más importantes del Patrimonio Histórico”.

“El objetivo – ha detallado Severien - es el de conocer el yacimiento, por medio de una rigurosa investigación, garantizar la conservación y, a medio plazo, poder exhibir alguno de sus elementos más interesantes, como los aljibes, la puerta principal o la iglesia mudéjar”.

Alcalá la Vieja, ubicada en un magnífico paraje natural, el Parque de los Cerros, tiene una larga cronología que se remonta a la Edad del Bronce, y donde también se conocen niveles arqueológicos de la Edad del Hierro y de época romana. Pero su mayor desarrollo lo conoce en época hispano musulmana y bajo el nombre de Q’alat abd al Salam, a partir del siglo IX, siendo probablemente obra del Emir Muhammad I (852/886). Se trata de una ciudad de carácter defensivo, de la que se conoce principalmente su alcázar. En la Edad Media, la situación de Alcalá la lleva a convertirse en una ciudad de frontera, cuyo objeto era contribuir a contener las incursiones cada vez más intensas de los reinos cristianos del Norte, salvaguardando al Califato de Córdoba y en general a los reinos musulmanes del Sur. Después de que el Arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac conquistase la ciudad en 1118, y durante el resto de la Edad Media, el viejo alcázar fue notablemente mejorado por sus nuevos dueños castellanos.