La propaganda política que adornó La Alcazaba

25/11/09 .- http://www.malagahoy.es

Las epigrafías y la decoración desvelan cómo los califas hammudíes reutilizaron materiales de Medina Azahara y copiaron el estilo omeya para reforzar su legitimidadLa arabista de la Universidad de Málaga María Antonia Martínez pone al descubierto las estrategias políticas que encerraban las epigrafías que adornaban los grandes edificios de Al Andalus

EL fin del califato omeya implicó un fenomenal expolio de Medina Azahara, la ciudad que había simbolizado el poderío de la dinastía en Al Andalus. Capiteles, basas, pilastras y otros elementos decorativos y arquitectónicos acabaron en La Alcazaba de Málaga. Aunque también se han localizado en el norte de África, en los Alcázares de Sevilla e, incluso, en la Kutubía de Marrakech. La arabista de la Universidad de Málaga (UMA) María Antonia Martínez descubrió a comienzos de los años 80 la reutilización de estos materiales en La Alcazaba cuando realizaba un catálogo de los epígrafes árabes que poseía el Museo Arqueológico de la ciudad.

Encontró numerosos elementos, algunos dotados de epigrafía cúfica, elaborados en Medina Azahara. Incluso hay un capitel que es obra de Fath, un esclavo que era director de los talleres califales y cuyo nombre también se ha encontrado en las leyendas que adornan el Salón Rico del palacio cordobés. Pero no sólo hay materiales reutilizados, sino que en la construcción de La Alcazaba a comienzos del siglo XI, durante el califato hammudí, se imitó deliberadamente el estilo decorativo y arquitectónico omeya en basas, tableros e, incluso, en las arcadas de acceso al palacio donde aparecen los tonos rojizos y claros de la mezquita de Córdoba o en los epígrafes de los zócalos palatinos que ya en la zona de servicio eran pintados.

¿Por qué esta necesidad de copiar al califato omeya? "El uso de los materiales procedentes de Medina Azahara y el remedo del estilo no es inocente", aclara María Antonia Martínez. Los hammudíes necesitaban conectarse con el califato de occidente para ser considerados sus sucesores legítimos y consolidar su implantación en un momento de gran fragmentación política en Al Andalus. Esta misma necesidad de fortalecer su legitimidad les llevó también a subrayar su conexión familiar con el profeta Mahoma durante el califato de esta dinastía que se extendió desde 1023 a 1057. En definitiva, "la arquitectura y la decoración participan de la ideología de cada momento y se utiliza con evidentes fines políticos".

Los hammudíes también mantuvieron el sistema gráfico cúfico florido propio de los omeyas que aportaba gran riqueza ornamental a unas epigrafías concebidas, además, como un medio propagandístico. "Los estados islámicos eran estados caligráficos en los que la palabra escrita era un elemento al servicio del poder. Eran escritura de aparato y tenían la intencionalidad de ser solemnes". En este sentido se establecían varios niveles de lectura que arrancaban con una primera proporcionada por la simple monumentalidad de la grafía, para la que ni siquiera era necesario saber leer.

Estos epígrafes proporcionaban datos históricos relacionados con el poder: "Incluían información sobre el gobernante que ordenaba construir, sus títulos, quién era el director de la obra, el tipo de obra y el año de construcción". A partir de estas inscripciones se pueden ahora, además, establecer con precisión las diferentes etapas constructivas y las reformas a las que fue sometida la fortificación palaciega de Málaga. Así en La Alcazaba María Antonia Martínez ha podido establecer que la Torre de Maldonado fue construida entre mediados del siglo XII y mediados del siglo XIII, durante la etapa almohade.

Esta experta también ha estudiado por encargo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) la epigrafía almohade en Al Andalus, que a diferencia de la originada hasta el siglo XII se centra de forma casi exclusiva en los mensajes coránicos. Hasta este momento se había considerado que los almohades habían banalizado la epigrafía porque, a pesar de la monumentalidad de las inscripciones, los mensajes eran simples citas reiterativas del Corán. A partir de estas investigaciones se estableció que se trataba de una forma de diferenciarse de los almorávides, y de dejar patente una nueva orientación ideológica, con alusiones permanentes a "la vigilancia y censura de las costumbres", que coincidía con la imposición de nuevos hábitos como la obligación de las oraciones coránicas y la veneración.

El último trabajo que ha completado esta experta ha sido la catalogación de los vastos fondos epigráficos árabes de la Real Academia de la Historia, institución creada en el siglo XVIII, que fue la depositaria del patrimonio histórico nacional hasta la creación de los grandes museos en España. Este trabajo ha consumido tres años de investigaciones y supone una reconstrucción de la historia del arabismo español.

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