Hacia una nueva museología

20/10/09 .- http://www.eldiadecordoba.es

La sede de Medina Azahara explica la historia de la ciudad con recursos innovadores

Hace dos semanas que la Sede institucional de Medina Azahara abrió sus puertas desvelando al público las estancias que el equipo de arquitectos Nieto y Sobejano ha diseñado para la que debería convertirse en una infraestructura cultural encaminada a la difusión y la interpretación del conjunto arqueológico y todo lo que éste supuso y ha supuesto en la disciplina arqueológica contemporánea.

Atendiendo a las palabras que a mediados de los años 90 del pasado siglo pronunciara la importante museóloga Aurora León en la revista Museum Internacional, "es en la interpretación crítica que desde el presente hagamos de la obra museificada donde únicamente podemos encontrar la respuesta a su razón de ser: su vitalidad y actualidad, de no ser así, está llamada a perecer en brillantes vitrinas o en su porción de muro".

Después de visitar la exposición permanente que, comisariada por Antonio Vallejo, director del conjunto arqueológico de Medina Azahara, y Manuel Acién, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Málaga, se ha instalado en ambas plantas del edificio, estas palabras se hacen realidad, pues más allá de apostar por la simple opción de realizar un sugerente recorrido por las piezas y testimonios arqueológicos hallados en el conjunto en las sucesivas intervenciones, la exposición ha optado por acercar el legado cultural, artístico e histórico de Medina Azahara a través de la incorporación de las nuevas tecnologías de la imagen, cuestión más que importante por lo que conlleva en incorporar como público a las generaciones presentes y futuras y, lo que quizás pueda ser más importante, por hacer de una exposición un archivo de datos o recurso de informaciones, algo que es posible gracias a esos tres ordenadores que, instalados al comienzo de la sala, nos informaran a través de la navegación del visitante de la historia del Islam y la importancia de Medina Azahara en el mundo occidental.

Esta unión de contemporaneidad con pasado, de patrimonio pretérito con yacimiento de futuro, es algo que ya viene dado desde la propia naturaleza del edificio que alberga la colección, que si bien se asemeja a la topografía visual de un yacimiento arqueológico cualquiera, también lo hace a numerosas intervenciones que los artistas contemporáneos de los años 70 realizaron en diversos paisajes naturales como puede ser el caso de Michael Heizer en el desierto, uno de los referentes barajados por Nieto y Soberano en este edificio que en su sobriedad alberga su mayor espectacularidad, huyendo de crear edificios icono y apostando por una solución que respeta el enclave natural y paisajístico de Medina Azahara, uno de los grandes retos de esta propuesta.

De esta manera, el diseño museológico de la exposición se ha hecho siguiendo un itinerario de piezas geométricas cuadrangulares y rectangulares que asemejan el acero cortén que también se ha utilizado en la cubierta del edificio, para albergar los testimonios arqueológicos procedentes de Medina Azahara y de diversos museos como el Arqueológico de Córdoba. Se van intercalando entre ellos paneles traslúcidos, pequeños vídeos con animaciones 3D y otros elementos de difusión como el "teatro virtual" en el que se representan las normas de protocolo de acercamiento al califa en el Salón Rico o dos de los grandes instrumentos de difusión y conocimiento de esta exposición: la pieza virtual que en la entrada de la primera sala nos va acercando a la topografía, los abastecimientos y el entorno de Medina (Turruñuelos, Al-Rummaniya), y otra en la sala inferior en la que el público puede acceder a la información sobre los visitantes, las estancias oficiales, religiosas y demás cuestiones que convirtieron a Medina Azahara en la ciudad más avanzada tecnológicamente del siglo X.

Quizás por ello es por lo que no bastaba con instalar aquí el cervatillo de Medina, símbolo del conjunto, y un grupo de testimonios arqueológicos recuperados en el yacimiento, sino que había que devolver a Medina a ese lugar de vanguardia que ocupó en su glorioso pasado y que ha inspirado a numerosos artistas actuales que investigan en la unión de la ciencia, el arte y la tecnología, en ese mundo de algoritmos y fractales donde Medina Azahara fue el ZKM del siglo X, un lugar en el que el conocimiento y la vida cotidiana se desarrollaban de la mano de los avances tecnológicos, científicos y filosóficos que la hicieron cuna del saber de Occidente.

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