Otíñar renace de su olvido histórico

17/10/09 .- http://www.ideal.es

La Junta le otorga una protección especial con el fin de preservar la herencia de las diferentes civilizaciones que dejaron su huella hace más de 4.000 años

A Jaén, sumida en su Feria de San Lucas, le cogió casi por sorpresa el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía del pasado martes. Se decidió inscribir el paraje de Otíñar en el catálogo general de patrimonio andaluz bajo la categoría de Zona Patrimonial. Se trata de un nuevo título que va más allá del de Bien de Interés Cultural y que se recoge en la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía. Su objetivo no es otro que preservar los territorios o enclaves en los que se integran bienes diversos y de diferentes épocas. Conservarlos y, siempre que sea posible, ponerlos en valor para uso y disfrute de los ciudadanos.
Otíñar, que se ubica a 13 kilómetros de Jaén y cuenta con una extensión que casi llega a las 2.000 hectáreas (2.000 campos de fútbol) tiene suficientes elementos como para haber sido el primer Bien de Interés Cultural al que se le otorga la nueva tipología, a pesar de que ni en la propia Delegación provincial de Cultura de Jaén parecieran esperar tal título, tal y como puede deducirse del silencio sobre el asunto, al menos hasta la fecha, de la reciente delegada de Cultura, Mercedes Valenzuela. Y es que por Otíñar, que había pasado a un segundo plano informativo después de que antaño fuera la base de numerosos titulares y denuncias políticas, se ha luchado mucho.

Fiscalía

El año 2005 fue fundamental para el enclave. En mayo, la Fiscalía de Jaén anunció que comenzaría una intervención para proteger la zona. Se basaba en el artículo 46 de la Constitución, en el que se establece que los poderes públicos son los que deben garantizar la conservación y promover el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. En el mismo artículo se deja también clara que la ley penal sanciona los atentados contra este patrimonio. Pues bien, bajo esta premisa, La fiscalía de Medio Ambiente y Patrimonio Artístico de Jaén se puso manos a la obra, ayudada de la Policía Autonómica, con el fin de buscar una figura de protección válida para todos los enclaves que acoge el paraje.
En el informe se dejó claro el deterioro de la zona, donde la Guardia Civil practicaba tiro, los pastores guardaban a sus rebaños y los amantes de lo antiguo se llevaban a sus chalés fósiles y otros vestigios de una zona cuyo origen conocido se remonta a hace más de 4.000 años. Esto fue a finales del mes de mayo. A principios de junio del mismo año, la ex delegada de Cultura de la Junta en Jaén, Francisca Company, anunció que la Administración autonómica declararía Otíñar como Bien de Interés Cultural. Recordó que en el expediente para su catalogación se trabajaba desde el año 1999. Cuatro años después desde que Company, experta en el paraje, hiciera estas declaraciones, el relevo para la puesta en valor y protección definitiva del enclave recae en manos de la delegada Valenzuela. Un trabajo arduo y que, sin la colaboración directa de la Consejería andaluza, será complicado materializar.

Maltrato

Y es que Otíñar, el otro castillo de Jaén, ha sido maltratado, si no por los constructores que, curiosamente, lo han respetado casi al completo, sí por la política y por ciudadanos sin conciencia arqueológica, a lo largo de los años. A pesar de que el castillo de Otíñar se incluyó en la Guía Arqueológica de la Campiña, dentro del Legado Andalusí, y haya sido protagonista en la obra de Eslava Galán, 'Castillos y Atalayas del Reino de Jaén', el paraje quedó relegado al olvido hasta el punto de que la Ruta de los Castillos y las Batallas de Jaén lo deja fuera del recorrido y sólo alude en la capital al de Santa Catalina. No hay centro que interprete la fortaleza musulmana, datada en el siglo XII, ni sus estancias cubiertas de bóveda ojival, los restos de su muralla primitiva o el poblado que cercó y que ahora es sólo piedra.
Tampoco existen paneles indicativos, ni pantallas en las que se explique la grandeza de una tierra que, a lo largo de la historia, ha sido ocupada por diversas civilizaciones y de las que cada una dejó en su suelo sus propios vestigios. Como los petroglifos del Barranco de la Tinaja, que son representaciones gráficas en roca que algunos estudiosos incluso han relacionado con el mito de la Atlántida. O como los dólmenes de la Edad del Cobre ubicados en el Cerro Veleta o las pinturas rupestres que se expanden por la zona.

Historia

Hay en Otíñar también resto del paso de los romanos. Un ejemplo es la villa del Laurel, en la que aún se conserva material cerámico y conducciones de agua. En el Castillo medieval también puede percibirse la reconquista cristiana en los restos de algunas viviendas y de la capilla. Dice el cronista oficial de Jaén, Vicente Oya Rodríguez, que fue en el año 1228 cuando Fernando III devastó las Huertas de Jaén y llegó hasta lo que antes se conocía como Atorimar, que era un simple número rural dotado con ciertas defensas de tierra y madera y que era vigía de uno de los portillos del sistema subbético que comunicaba Jaén con Granada.

Declive

Posterior a todo esto y al abandono que sufrió Otíñar cuando la toma de Granada ya no lo hizo imprescindible como torre de vigilancia, hay un monumento en el Cerro Veleta que conmemora a Carlos III. Como herencia de sus últimos pobladores quedan en el paraje las ruinas de una aldea que se construyó al lado de la Hacienda de Santa Cristina. Existió hasta hace alrededor de 50 años y se la conoció como la aldea de Otíñar. En ella vivían un centenar de personas, trabajadores del patrón Rafael Martínez Nieto. Otíñar era en aquella época de terratenientes y jornaleros un lugar agradable donde había una iglesia, una escuela, un economato, una panadería y todo lo necesario y todo lo necesario para que sus habitantes no tuviesen que ir todos los días a la capital.

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