Los investigadores piden que se restaure el mayor paño que se conserva de la muralla (Avilés)

29/9/09 .- http://www.lne.es

Los restos, que están en un solar al que se accede desde la calle de Los Alas, se hallan camuflados bajo una capa de estuco y pintura

El mayor paño de la muralla medieval de Avilés se encuentra oculto bajo una capa de estuco y pintura. De esta forma la empalizada defensiva está camuflada como un muro anónimo en los terrenos anejos a la futura sede administrativa del Principado, en la calle Los Alas, en el mismo solar que hacía las veces de patio trasero de la Junta de Obras del Puerto, primero, y de la Autoridad Portuaria después. Los investigadores del Archivo Histórico de Avilés Alberto del Río y Justo Ureña -cronista oficial de la villa- reclaman la recuperación de este elemento del patrimonio histórico.

«Es el único trozo importante que tenemos de la muralla, sería necesario recuperarlo y permitir el acceso de visitas», indicó Del Río, opinión que coincide plenamente con la de Ureña. El cronista oficial de la villa no escatima críticas a la poca delicadeza histórica que, en ocasiones, acompaña la labor de las administraciones. «Tenemos un Ayuntamiento que vela mucho por conservar las cosas antiguas», ironizó, «ya cuando hicieron la casa de la Junta de Obras del Puerto la muralla pasaba por el jardín y lo tiraron todo», reprochó.

En toda la ciudad, el viejo perímetro amurallado da sorpresas a los constructores, con las históricas piedras embutidas en las casas y en sus jardines. Según la descripción que hace el historiador Juan Carlos de la Madrid en «Avilés, una historia del mil años», la cerca defensiva tenía un perímetro aproximado de ochocientos metros, su altura aproximada era de tres metros y la anchura, mayor en los terrenos próximos al mar, no era en ningún caso inferior al metro y medio. Cinco puertas la comunicaban con el exterior: dos a ambos extremos de la calle La Ferrería, otra al comienzo de Los Alfolíes, una cuarta en el entronque de La Fruta con la plaza de España y la última en el espacio que hoy ocupa la intersección de San Bernardo con La Cámara.

Los investigadores reclaman que el Principado aproveche las obras de reforma del viejo edificio portuario para recuperar también este paño de la muralla: desencalarla -nunca tuvo una capa de enlucido- y organizar horarios de visitas. Alberto del Río advirtió, además, de que posiblemente aparezcan nuevos restos de la muralla cuando se retire la «blasfemia urbanística» adosada a la iglesia de los Franciscanos, esto es, el antiguo convento en proceso de desmontaje. Por su parte, Justo Ureña aprovechó para reclamar la puesta en marcha de una comisión municipal que tenga como objetivo velar por el patrimonio de la ciudad y que no se permitan construcciones en pleno casco histórico que rompan claramente con su estética.

Construcción

Entre los siglos XII y XIII se construyó la muralla que protegía el núcleo principal de la villa, aunque posiblemente, según los historiadores, podría haber una empalizada en fechas anteriores.

Dimensiones

El cinturón amurallado se extendía a lo largo de 800 metros, con una superficie de 41.000 metros cuadrados en su interior. Su altura aproximada era de 3 metros y su grosor superaba el metro y medio.

Restos

Según Justo Ureña, en más de setenta obras realizadas en el casco histórico se encontraron restos del corsé de piedra.

A la luz

Al margen del paño de muralla que está en el patio existente entre la calle de Los Alas y el futuro edificio administrativo del Principado, en toda la ciudad sólo hay dos fragmentos a la luz: uno en los bajos del palacio de Camposagrado y otro en la sidrería Moisés. Ambos están protegidos por un cristal superior que permite «pisar» la muralla.

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