¿Quién destruyó Medina Azahara?

15/7/09 .- http://www.abc.es/

LOS románticos hablaban de las ruinas como lugar de inspiración y escenario para la nostalgia. En Córdoba podríamos situar ese marco en Medina Azahara, aunque para los entendidos el término ruinas aquí está descartado y el correcto es el de yacimiento arqueológico. En cualquier caso, la ciudad califal construida por Abderramán III, de cuya magnitud hablan los textos y que lo actualmente excavado solo representa un diez por ciento de lo que fue, tiene todos los ingredientes para convertirse en un escenario tan romántico como fatalista de Córdoba.
Precisamente, el próximo año se cumplen mil redondos de su destrucción. Fue en el 1010 y los bereberes, tan musulmanes y andalusíes como los Omeyas, no dejaron piedra sobre piedra. Tan destruida quedó que solo sirvió para cantera de lujo y llegó a perderse hasta el recuerdo de su nombre y el lugar exacto de su emplazamiento. Los eruditos del siglo XIX reivindicaron su estudio y en 1910 y, principalmente, a partir de los años cincuenta, el Estado inició su excavación, asumida luego por la Junta de Andalucía.
Pasado el impulso que representó la exposición de Los Omeyas, en el año 2001, Medina Azahara sigue sin convertirse en el referente cultural, no ya de Córdoba, sino de Andalucía, que merece ser. La inversión económica no cubre las expectativas y en estas semanas ha sido noticia por la dejadez de la Administración en lograr su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Una dejadez descubierta por los medios de comunicación y la propia UNESCO, que ha escocido a esa parte del «sistema» que cree que criticarlo a él es criticar a Andalucía.
Una pregunta habitual de nuestra historia reciente es ¿quién mató a Manolete? Porque está claro que lo empitonó un miura de nombre Islero, pero los errores médicos, la mala suerte y las críticas por parte del respetable, sobre todo cordobés, también tuvieron su cuota de responsabilidad en la tragedia de Linares. De igual manera, a punto de conmemorar el milenario de la desaparición de la ciudad califal, podríamos preguntarnos ¿quién destruyó Medina Azahara?
El hacha la pusieron los bereberes, la clase social baja y descontenta. Pero los príncipes Omeyas, con su despotismo, intrigas y opulento estilo de vida, generaron ese descontento. Y Almanzor, que llevó a Córdoba a su cenit militar, sin embargo sembró un germen mortal: destrucción de las instituciones que estorbaban a su ansia de poder, eliminación de hombres valiosos, pérdida de prestigio y autoridad de la figura del califa... En 1009, a los siete años de su muerte estalló una guerra civil que destruiría Medina Azahara y el admirable edificio político del Califato.
Mucho más recientemente, otros cordobeses han burlado la normativa que protege el yacimiento: del cortijo existente en 1995 hemos pasado a más de doscientas viviendas ilegales. Y pensando más en los votos que tal acción podría costarles, ni los gobernantes municipales ni las autoridades autonómicas se han atrevido a aplicar el rigor de la ley contra esos parcelistas que la incumplen. La dejadez de la Consejera de Cultura y la reacción victimista de su delegado en Córdoba, «viendo fantasmas y abriendo frentes», como se ha escrito, no son sino un agravio más en la historia de la Ciudad Brillante.
Hoy hemos hablado de Medina Azahara, mañana podríamos hablar de algún otro tesoro de Córdoba que termine saqueado, entre la indiferencia de muchos, por la ambición de unos y los errores de otros, venidos de dentro o fuera de ella. Y así, Córdoba va quedado lejana y sola.

Noticias relacionadas

Comenta la noticia desde Facebook

Comentarios

No hay comentarios.