La calle La Rúa conserva las casas habitadas de mayor antigüedad en Estella

3/6/09 .- http://www.diariodenavarra.es

- El número 26 y 28, donde residen Pablo García de Villoslada y Celia Pérez, data del siglo XV
- En el número 32 se conserva el arco gótico de finales del XV que da acceso a la carpintería de José María Zudaire
- Celia Pérez Moreno se trasladó con su familia a vivir a la casa "decana" de Estella cuando tenía cinco años


Aunque el asentamiento más antiguo de Estella se ubica en el actual barrio de Lizarra -cuando ni tan siquiera se habían formado los burgos que en 1090 lograron el otorgamiento del Fuero por Sancho Remírez- los posibles vestigios de esta ladera desaparecieron por la voracidad constructiva de las décadas de los sesenta y setenta.

"Se hicieron dos excavaciones en la zona y tan sólo aparecieron escombros del siglo XVIII y material de relleno de las nuevas urbanizaciones", explica Mikel Ramos Aguirre, de la asesoría arqueológica municipal Navark.

Así que de la colonia, ya de por sí insignificante ante el empuje de los burgos, no queda ni rastro de las casas que pudieran levantar los antiguos agricultores. Pero tampoco, si se exceptúan sus edificios religiosos o el Palacio de Los Reyes de Navarra, apenas se conservan las antiguas viviendas que aquellos francos y después también burgueses navarros fueron levantando en los barrios de San Martín (actual zona de la Rúa y San Nicolás), San Miguel y San Juan.

Y es que de Estella se puede decir que se trata de una ciudad medieval pero con cascarón barroco. En el trazado de sus calles perdura la filosofía de los siglos XI y XII pero al día de hoy han llegado los inmuebles del XVII y XVIII que conforman su catálogo monumental civil, como la casa del gobernador, Palacio de los Eguía (biblioteca), la casa de Ruiz de Alda o la casa de cultura. Así que la primera página de esta biografía urbanística de Estella se inicia en el siglo XV, época de la que datan las viviendas más antiguas que se conservan en la localidad. En concreto, en la calle La Rúa.

El edificio "decano" ocupa dos números, el 26 y 28, entre los que se extienden tres arcos góticos del siglo XV. Lo curioso de esta construcción, como señala Mikel Ramos, es la descripción detallada con grabado incluido del libro El Oasis: viaje al país de los fueros(1878) de Juan Mañe y Flaquer. En la publicación, sí aparecen dos de los arcos pero del que actualmente da acceso principal a la vivienda, ni rastro. En su lugar figura una fachada renacentista.

López de Bearin

"Nadie sabe be explicar cómo llegó este tercero aquí. Sí podemos decir que es auténtico y se notan los arreglos para acomodarlo. El escudo en su parte superior pertenece a la familia de notarios y burgueses López de Bearin. En un libro de fuegos de 1427 consta que vivían en La Rúa por lo que quizá al derribar su casa alguien decidió aprovechar este elemento", aventura Mikel Ramos. En la vivienda habita la familia formada por Pablo García de Villoslada Haro, de 83 años, y Celia Pérez Moreno, de 80.

Pocos metros más abajo en dirección al Santo Sepulcro aparece un arco también gótico pero ya tardío. "Tiene elementos más propios del siglo XVI, como el escudo donde los listeles son de mayor grosor", apunta Mikel Ramos sobre el número 32 que da acceso a la carpintería de José María Zudaire. Aunque el edificio se construyó en 1988, el promotor conservó el arco originario. Al igual que se hizo recientemente con el inmueble de enfrente que servirá como anexo al futuro Museo Carlista cobijado en el Palacio del Gobernador del siglo XVII.

Otros elementos medievales de La Rúa, aunque añadidos a construcciones más modernas, son un pequeño escudo del siglo XIV en el número 22 y el arco gótico de entrada y una ventada lobulada de la casa junto al edificio barroco del juzgado. "En los años sesenta se puso de moda recrear la escenografía medieval, por lo que era muy habitual colocar elementos auténticos. El Ayuntamiento tenía un almacén con escudos, aunque no sabemos si este es de Estella", apunta Mikel Ramos. Respecto al arco y ventanal, parece ser que proceden del convento de Santo Domingo o del desaparecido de La Merced.

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