Protección y conservación del patrimonio: problema permanente

Artículo de JOSÉ APARICIO PÉREZ.
JEFE DE ARQUEOLOGÍA DE LA DIPUTACIÓN DE VALENCIA


El problema surgido a raíz del proyecto de instalación de un vertedero controlado en el paraje Les Alcusses de Moixent con los desechos que genera constantemente la población valenciana, pero que son parte de los que genera la Humanidad y que aumentan en proporción, paradójicamente, al aumento del nivel de vida, confort y bienestar aparente, así como al de la población del planeta, nos ha hecho reflexionar sobre el asunto, no baladí, sino profundo y de difícil solución.
Hay tres tipos de patrimonio, el primero es el natural, el que ha ido modelando y construyendo el medio con la acción del agua, el hielo, el viento, el sol y el 'fuego', actuando sobre tierras y rocas; el segundo es el que elabora el reino vegetal, también de manera espontánea y con soporte en tierras y rocas, creando majestuosos paisajes, umbrosas frondas, serenas praderas, impenetrables selvas, anhelados oasis y, siempre, dotando a la atmósfera del vital oxígeno y liberándola de los letales productos de la combustión, la respiración y la digestión de la materia orgánica y de los seres vivos; el tercer tipo es ya producto del artificio humano, tanto de la cultura o saber vivir humano como de la tecnología que elaboramos como 'Homo faber' que somos.
Todo este proceso comenzó hace 3.800 millones de años como consecuencia de la constitución de la tierra y del agua; en la primera empezaron a actuar los elementos y, en la segunda, aparecieron los primeros seres vivos. Comenzaron las glaciaciones y el oxígeno aéreo permitió la vida vegetal primero y animal después.
Por fin, como culminación, los seres humanos y desde casi tres millones de años comienza la Era Tecnológica, fabricando útiles o instrumentos para facilitar la vida humana, artefactos que se convertirán en productos arqueológicos e históricos, y los lugares de estancia y hábitat en yacimientos arqueológicos, después históricos y así hasta la actualidad.
Como consecuencia de todo lo expuesto podemos afirmar y es fácil de comprender que toda la superficie de la Tierra y parte del interior de su corteza es producto de este proceso y, por lo tanto, un inmenso bien patrimonial colectivo.
Mas la actividad, la vida, no para y las necesidades aumentan.
Inevitablemente, cualquier nueva acción humana, bien industrial, agrícola, recreativa, de comunicación, cultural, urbanística, deportiva, etc., etc., se tropezará con algún bien patrimonial, tangible y, en menor medida, intangible. Arqueología, geología, paisaje, monumentos y conjuntos mixtos de todo, aparecerán inevitablemente.
A la sazón nos viene a la mente el problema surgido en Cullera a finales de los años sesenta. El descubrimiento de la Cova del Volcán del Faro, singular yacimiento arqueológico que comenzamos a investigar desde 1967, planteó la necesidad de paralizar las obras en la parte alta del cerro conocido actualmente como Volcán del Faro, por estar junto a este último. Esto provocó las consiguientes tensiones que, al final, se resolvieron a favor del yacimiento arqueológico.
Pues bien, el estado de la cuestión en aquellos momentos nos lo proporcionó el señor alcalde de la localidad al manifestarnos su preocupación ante el problema surgido, ya que él, nos decía, se encontraba entre dos frentes, en uno los partidarios de la 'civilización' (urbanizadores), en el otro los de la 'cultura' (arqueólogos y estudiosos locales), su dilema era: ¿a quién apoyar? La solución que nos dio para apoyar a los segundos nos dejó tan sorprendidos y boquiabiertos que rectificó de inmediato y, tras la expresión «che, crec que he dit una animalà», añadió: no tocaremos la cueva y protegeremos el recinto del Volcán. En esta ocasión el patrimonio salió vencedor, pero todos sabemos que, en otras y numerosas ocasiones, no ha sido así.
El vertedero se encontró en Moixent con un conjunto casi completo, paisaje, arqueología, cultivos y cultura, economía, industria, etc., etc.
También salió vencedor el patrimonio en esta ocasión; la rápida actuación política y administrativa, siempre tan remolona, en beneficio del mismo, merece el necesario reconocimiento.
Pero, en cualquier otro sitio, se volverá a encontrar con problemas parecidos, que agrandará, sin duda, el sectarismo y la mala política, independientemente del signo de quien gobierne. Los que debamos opinar o firmar manifiestos deberemos actuar con conocimiento de causa y con la imparcialidad suficiente, teniendo en cuenta que las necesidades del vivir cotidiano nos obligarán, en alguna ocasión, a algún sacrificio, procurando siempre que la lesión sea la menor posible. ¿ Lo haremos? Ya vorem.