La crisis paraliza las excavaciones y manda al paro a los arqueólogos

21/3/09 .- www.elcorreodeandalucia.es

Los arqueólogos las están pasando canutas. La crisis les ha pillado, como a tantos, de lleno y apenas tienen un agujero en el que excavar cuando hasta hace nada todo eran catas y prisas. Desde septiembre las excavaciones han caído un 60%. El parón ha afectado en La Florida, en la calle Verónica, en Goyeneta...

La pregunta, en la ciudad que posee el casco histórico más extenso de Europa, es reveladora: ¿hay alguien excavando sobre ella? El asunto es relativamente fácil de contestar: salvo el equipo de Fernando Amores, que apura estos días el rico yacimiento del subsuelo de la Encarnación, el de Miguel Ángel Tabales en el Patio de Banderas (con cargo al Patronato del Alcázar) y algunos sondeos sueltos que están en su recta final (caso de los de Santa María la Blanca, previos a la instalación de los últimos contenedores soterrados), el resto de la comunidad arqueóloga está en paro, comiéndose las uñas ante el negro y dilatado presente (y lo que queda), dándose de baja como autónomos (la mayoría lo son) para evitarse pagar una media de 250 euros al mes, viendo cómo sus empresas quiebran y les llueven las peticiones de cobro de sus subalternos y peones, o rogando que algún valiente promotor acometa alguno de los proyectos prometidos que la crisis ha dejado empantanados. Porque lo que es de las ayudas del Gobierno central y la Junta, saben que será bien poco lo que podrán rascar.

El representante de los arqueólogos en Sevilla, Jacobo Vázquez, aporta el dato estadístico que acredita este viacrucis prolongado en el tiempo: “Desde septiembre a este tiempo, las excavaciones han caído entre un 40 y un 60%, y los impagos de los promotores, que ya de por sí suelen ser más o menos habituales cuando se trata de pagar a los arqueólogos, se han disparado”.

La situación está afectando desde hace ya unos meses a varias excavaciones abiertas, con el riesgo que supone para los restos permanecer días y días a la intemperie tras haberse llevado siglos bajo tierra. Todo eso lo sabe Cultura, que debería instar a los promotores a poner a buen recaudo los hallazgos.

El ejemplo paradigmático de esta parálisis arqueológica, por su extensión y relevancia, es el de la manzana de La Florida, donde Novaindes promueve un buen puñado de viviendas de lujo ahora en punto muerto. Andurreando en las entrañas del solar, los arqueólogos dieron con los restos del barrio mudéjar de Benialofar, que tenía su origen en la época de dominación islámica.

Se trata de la primera evidencia empírica –hasta entonces sólo se sabía de su existencia por fuentes historiográficas– de este arrabal del siglo XIV, del que se ha podido no obstante excavar bastante, pero no todo. Lo que queda, como la construcción de los pisos, tardará aún en reactivarse.

Más afecciones. En la calle Goyeneta, junto a Cuna, uno de esos solares de contorno irregular ha arrojado restos de columnas y muros romanos que han dejado boquiabiertos a los arqueólogos. De hecho, hasta se negoció con Cultura y la propiedad una ampliación del sondeo, dada su fertilidad. No se contaba con la crisis, que ha llevado a la promotora a suspender toda obra. El solar permanece apuntalado porque existe cierto riesgo de que los edificios colindantes puedan verse afectados, y los restos al aire, recibiendo lluvias y temperaturas que les suponen una agresión.

En la calle Verónica, junto a la iglesia de Los Gitanos, la empresa concesionaria del esperado parking del lugar, Equipark, le adeuda a los arqueólogos las prospecciones que realizaron el pasado verano, y eso que son los mismos que se supone que acometerán las excavaciones ya en extensión previas a la ejecución del aparcamiento.

370.000 euros bloqueados. En otro emplazamiento, otra excavación que prometía mucho, la del Huerto del Rey Moro, en la calle Enladrillada, está bloqueada pero no por la crisis, sino porque la Empresa Pública del Suelo, EPSA, no se pone de acuerdo con el Ayuntamiento sobre qué futuro se quiere para el lugar ante la presión de varios vecinos. Y entretanto, los arqueólogos están compuestos (ya se licitó la partida, bastante potente: 370.000 euros, para excavar) pero el titubeo de la administración amenaza con estropearle el año a más de uno.

El parón es tal que los arqueólogos inspectores de Cultura, como la de Urbanismo, están más desahogados que nunca, cuando hace nada no daban abasto para fiscalizar tanta obra.

Araceli Rodríguez, ex presidenta de la sección colegial que aglutina en Sevilla a unos 200 profesionales, apunta que el panorama invita a analizar la profesión: “Debemos reflexionar sobre si la Arqueología es o debe ser una ciencia basada en la investigación, o si estamos mantenidos por el ladrillo. En perspectiva, parece que casi sólo ha habido de lo segundo, porque lo es que inversión pública en Arqueología hace ya años que se acabó, salvo algo esporádico. Sólo se excava cuando hay una obra de por medio”.

Y vengan deudas. Lo de reflexionar, no obstante, se antoja un lujo en los tiempos que corren, porque lo que realmente preocupa a la clase arqueológica es lo mismo que a tantos desempleados: cómo y de qué subsistir sin ingresos y con las trampas usuales. Tragedias familiares las hay por doquier. En el ámbito que nos ocupa la simbolizan el citado Pedro López Aldana y Ana Pajuelo, matrimonio de arqueólogos con un hijo pequeño y una empresa en descomposición avanzada. “Estamos en el paro porque lo de ser autónomos no es viable. Nos hemos llevado tres meses sin trabajo, pero los bancos no te dan una moratoria”. Por suerte, hace unos días un promotor conocido de ambos se ha envalentonado con una obra nueva en Valencina y parece que les dará trabajo. “Algo es algo”, se consuelan.

Raquel López, otra profesional en la cuerda floja, es lapidaria en su análisis: “En realidad, los arqueólogos siempre vivimos en una crisis permanente. Nos pagan tarde, mal y de mala manera la mayoría de las veces. Si trabajas tres o cuatro meses reales al año, te puedes dar por contento. Ahora ni eso: ya es inviable vivir de esto”.

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Comentarios

1

un número más


Claro que es inviable vivir de la Arqueología. Yo también estoy en el paro. Y voy a aprovechar esta crisis para reorientar mi carrera profesional. Creo que a los arqueólogos no nos queda otra.

Suerte y paciencia compañeros!
Comentario realizado por Zelula. 22/3/09 13:46h
2

¿Crisis?


¿Es qé ha sido alguna vez diferente?
Vaya pues no me había enterado.
Comentario realizado por Ángel. 25/3/09 12:43h