La apertura en mayo del Palacio de Santa Clara (Murcia) desvelará el arte de ocho siglos de historia

25/3/05 .- La Verdad (Murcia)/ - Pepa García - Murcia

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Una vuelta al pasado Un patio único en el mundo Espejo del pasado

Ya el gran vestíbulo al aire libre del restaurado Palacio de Santa Clara es un remanso de paz. Una llamada al disfrute de los sentidos que a través del olor y color de las plantas y flores, el sonido del agua en movimiento -símbolo de la permanente renovación- adelantarán al visitante el mundo en el que están a punto de imbuirse. «Aquí pondremos un taller de arqueología para los niños, que trabajarán con restos reales, aunque este proyecto todavía no tiene fecha», asegura aún incrédulo el arqueólogo Indalecio Pozo, que lleva desde 1996 trabajando en este proyecto ya tan inminente. Más de un cuarto de siglo de dedicación y paciencia, y el inestimable apoyo económico de la Fundación Cajamurcia -sólo la última fase del proyecto ha contado con un presupuesto de 1,4 millones de euros-, han necesitado los investigadores para sacar a la luz un tesoro que «está destinado a aparecer en los libros: un monumento de importancia nacional», asegura Indalecio Pozo, arqueólogo, director de las excavaciones de Santa Clara la Real y director del Museo de la Vera Cruz de Caravaca.

«Todo cuanto sea devolver en forma de cultura aquellos elementos del patrimonio que se han conservado a lo largo de los siglos es importante. Y si somos capaces de entender la excepcionalidad de éste, debemos felicitarnos todos. Aquí no reunimos obras, explicamos nuestra historia y lo que hemos sido; estamos mirándonos a nosotros mismos en el espejo del pasado y lo estamos haciendo mirando al pasado desde el propio presente», afirma Cristóbal Belda, catedrático de Historia del Arte, miembro del patronato de la Fundación Cajamurcia y responsable del proyecto museográfico del Museo de Arte Religioso de Santa Clara.

Ambos estudiosos están entusiasmados, en mayo el Palacio de Santa Clara la Real abrirá por fin sus puertas a los ciudadanos, después de ocho siglos como impenetrable fortaleza, para ofrecer el tesoro histórico-artístico que las religiosas han sabido conservar para disfrute de generaciones venideras. Una alhaja que, a través de las visitas guiadas que organizará la Fundación Cajamurcia, permitirá comprender la cronología de Murcia en toda su magnitud.


Historia, piedra a piedra

El Palacio de Santa Clara la Real es un tratado de historia escrito piedra a piedra. Entre los muros de la clausura se han conservado los vestigios de la fastuosa y próspera Murcia islámica del siglo XII -restos de un palacio que yace bajo los suelos de otro del siglo XIII y que fue 7 u 8 veces más monumental que éste-; el tesoro que está a punto de descubrirse alberga huellas de los descendientes de Aben Hud y de su decadente poder, pues rindieron vasallaje a Castilla -a través del Alcázar Ceguir del siglo XIII del que se conservan alcobas con sus muros y arcos intactos (en el ala norte), y un patio islámico de diseño único con una alberca monumental-; los claustros góticos del convento y la cúpula del coro alto conservan testimonios del paso de la corona de Castilla, personificados en Doña Violante -hija del Alfonso X que al parecer visitó Santa Clara cuando fue palacio real castellano- y en ilustres religiosas, como la hija del adelantado de Murcia Pedro Fajardo, que a finales del siglo XV se incorporaron a la orden de las Clarisas y con sus dotes permitieron una reforma profunda de lo que hasta entonces era un palacio islámico con no demasiadas modificaciones; la iglesia de Santa Clara, tras cuyas celdillas viven aún en silencio las Clarisas, guardan intacta la memoria arquitectónica y artística del barroco; y las piezas que el Museo de Arte Religioso reunirá en el ala este del convento son testimonio de las devociones de unas mujeres que decidieron que el recogimiento y la oración serían fundamentos de su vida y que todavía hoy siguen en ese empeño.

En definitiva, el Palacio de Santa Clara la Real encierra ocho siglos, centuria tras centuria, década tras década, escritos con cal y piedra por la mano del hombre, que las Clarisas, conscientes de su importancia, han aceptado compartir con toda la sociedad. «Precisamente esa secuencia histórica e ininterrumpida, fundamental para la historia del arte y la arqueología, y su convivencia con una forma de vida heredada del pasado -la de la clausura-» es el punto fuerte de este monumento vivo, opinan Pozo y Belda. «En un palacio islámico el patio ocupa casi el 50% de la superficie, representa por tanto un interés especial por parte de los proyectistas, así como los pórticos principales que dan a este espacio», asegura Indalecio Pozo. Y precisamente es en el patio del Alcázar Ceguir, encontrado en unas excavaciones relativamente recientes, donde ha surgido la sorpresa.

Bajo la tierra de un huerto se encontró una alberca del siglo XIII (hoy restaurada) de extraordinarias dimensiones -«es prácticamente una piscina», exclama Pozo-: mide 27,5 metros de largo y 7,5 de largo, y tiene una profundidad de 1,2 metros. Esta alberca está construida en un patio único en el mundo: «supone una transición entre la arquitectura almorávide y almohade (dos paseadores en cruz y cuatro arriates) y la nazarí (una alberca y dos arriates); es un patio con una alberca longitudinal y cuatro jardincillos. Con esto no quiero decir que sea un diseño murciano, pero sí que hasta ahora no se conocía ninguno así. El más parecido es el del Palacio de Al-Badí (Marraquech) pero es posterior del XVII».

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Comentarios

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Ahora


Ya vamos entendiendo algunas cosas, pero sería conveniente que se hablase más a fondo del tema de Santa Clara.
Comentario realizado por solsticio. 26/3/05 11:13h