Un edificio del siglo XIII que era un palomar en 2000 y luego «salón de actos multiuso»

30/12/08 .- http://www.abcdesevilla.es

No sorprende en absoluto el atractivo que ha debido suponer para los responsables de La Caixa disponer de 15.000 metros cuadrados, tantos como la Plaza de Toros de la Maestranza, en pleno corazón de Sevilla. Aunque vieron otros edificios como el Pabellón de la Navegación o el convento de San Agustín, propiedad del Ayuntamiento, para ubicar su cuarto gran «Caixaforum», Las Atarazanas, un edificio almohade con una historia sin igual (edificadas en 1252 por orden de Alfonso X El Sabio fueron fábrica de Astilleros, Casa de la Contratación hasta 1717, Real Aduana, almacén de cinabrio y Parque y Cuartel de Artillería de Andalucía y América) eran la mejor opción: 17 naves dispuestas en perpendicular al río que albergó en su día el puerto más importante del mundo. Fuentes de la Caixa reconocen que se trata del mejor edificio del que van a disponer en toda España para su obra cultural. Sin embargo, no hace tanto, allá por el año 2000, las Atarazanas se habían convertido en un inmenso palomar, lleno de cristales rotos y cacas de aves, abandonado a su suerte por su propietaria, la Junta de Andalucía, que lo había comprado al Ministerio de Defensa en 1993 y cuya consejera de Cultura, Carmen Calvo, dedicaba entonces al Museo Picasso de Málaga todos los dineros de su departamento. Curiosamente, por aquellas fechas era su delegada en Sevilla y «cómplice», por tanto, del abandono oficial de las Atarazanas, la hoy delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, que se congratulaba ayer del acuerdo alcanzado y ponía en valor las Atarazanas, confiando en que «cuanto antes comience la adecuación de este edificio a Caixaforum». Tras estos años de olvido, con el nuevo equipo de la Consejería de Cultura, liderado por la malagueña Rosa Torres, las Atarazanas vuelven a aparecer en el GPS autonómico, aunque atenazadas por las tristezas presupuestarias y la indefinición sobre su futuro. Eso hizo que se especulara durante años con decenas de ideas y proyectos, desde un Museo Iberoamericano, defendido por Jerónimo Paéz, hasta un Museo Naval, reivindicado por diversos colectivos, entre ellos la Fundación Museo Atarazanas. Sin embargo, según su director general, José Manuel Fuentes, «lo mejor que le podia pasar en este momento de incertidumbre económica a las Atarazanas es que una entidad tan solvente y seria como La Caixa esté dispuesta a invertir y quedarse con ella».
Los vaivenes sufridos por este monumento, declarado Bien de Intéres Cultural (BIC), la llevaron a convertirse durante algún tiempo en una especie de «salón de actos» o «salón multiusos» de los más variados acontecimientos culturales: desde obras de teatro a exposiciones, pasando por presentaciones de libros y conciertos. Hubo incluso voces que pidieron hacer allí un «Fibes2». La II Bienal Internacional de Arte de Sevilla y la Bienal Internacional de Arte en el Deporte también pusieron sus ojos en ella y lograron que les cedieran algunas salas.
La Junta, sin embargo, no ha sido tan «flexible» y «comprensiva» con exposiciones como la del «Titanic. The Exhibition», prevista para este mes de diciembre y que fue cancelada por «razones técnicas».
Sea como fuere, la Junta suelta las Atarazanas y dejará a la Caixa que haga y deshaga. «No vamos a influir para nada en Caixaforum», decía ayer la consejera, contenta y aliviada.

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