Siete siglos de orientación
18/11/08 .- http://www.diariodemallorca.es
El profesor Antoni Ginard habla de tres productos históricos básicos: cartas náuticas, mapas y planos. Precedentes necesarios para adentrarse en el coleccionable de mapas de este diario
Tras la clase magistral del profesor de la Universitat de les Illes Balears Antoni Ginard, la cartografía es para el territorio lo que el lenguaje para la poesía: la herramienta más eficaz para ahondar en el conocimiento de la geografía física en el primer caso y de la orografía emocional en el segundo.
Como experto en cartografía histórica, pues publicó en 2002 un volumen en la editorial Olañeta, así como varios artículos sobre la materia, Ginard, de entrada, elige nomenclaturas para referirse a lo conocido como cartografía histórica mallorquina. Se decanta por el apelativo cartografía náutica medieval, "pues los mapas en esta época vienen a ser en realidad cartas náuticas de las áreas de costa", señala Ginard. Tesoros de la orientación que cuentan con más de siete siglos y que son los precedentes directos de los 52 mapas que DIARIO de MALLORCA comenzará a regalar a sus lectores el próximo domingo.
La carta náutica más antigua conservada es la Carta Pisana, fechada en torno a 1270. Este tipo de documentos se desarrolló en Italia, el mundo islámico, así como en Mallorca. Representan básicamente toda la cuenca mediterránea. La primera conservada de Mallorca está fechada en 1339 y la rubrica Angelí Dulcert, un autor de supuesta descendencia italiana.
El otro gran referente en esta época de cartas náuticas es lo que se conoce como Atlas Català, datado en 1375. Es un mapa atribuido al mallorquín Cresques Abraham, conservado en la Biblioteca Nacional de París. Algunos investigadores suponen que padre e hijo -Abraham y Jafudà- trabajaron conjuntamente en la elaboración de los mapas. Ginard explica que se tiene fe de que Jafudà Cresques elaboró varias cartas de esta tipología, pero que no se ha llegado a conservar ninguna.
La tradición de estas cartas, continúa Ginard, se extiende realmente hasta el siglo XVII. Este tipo de documentos eran objetos de bibliófilo, pues estaban cuidadosamente ilustrados. "Eran piezas de gran valor. Con ello quiero decir que los que nos han llegado no eran objetos de uso cotidiano. En principio, se regalaban a reyes, príncipes y nobles". Un producto de lujo. Pese a ello, Ginard no deja de insistir en que dichas cartas están fundamentadas en la experiencia náutica, "pues contienen una representación correcta del mundo".
Cronológicamente, el segundo producto cartográfico es el de los mapas de las islas. Se tiene conocimiento de su existencia a partir del siglo XVI, que es cuando nace la cartografía impresa, gracias a Gutenberg. A mediados del XVI, simultáneamente a la realización de los primeros trabajos de ingeniería y arquitectura militar -como la construcción de murallas y fortificaciones-, arrancan las primeras elaboraciones de mapas concretos de Mallorca a partir de medidas reales. Los primeros documentos de orientación de este tipo están relacionados con Joan Binimelis. Un mapa destacable, fechado en 1683, es el de Vicenç Mut. Si hablamos de otros mapas de Mallorca, Ginard se traslada a 1785, con el patrocinado por el canonge Antoni Despuig. Éste se trata del gran mapa mallorquín del siglo XVIII. Está muy detallado y cuenta con 36 viñetas en los costados con vistas sobre distintos pueblos. Ya a mediados del XIX, los mapas son topográficos y se asemejan más a los actuales.
El tercer producto importante que comenzó a desarrollarse en el XVII son los planos de ciudades y otros núcleos urbanos. Destaca por un lado el primero que realizó de Palma Antoni Garau en 1644. No pueden quedar sin mencionar los que elaboró Jeroni de Berard a finales del 1700 sobre pueblos.
Los amantes del arte de la orientación no pueden dejar de visitar la colección de cartas náuticas del museo de la Fundació March o consultar la de mapas impresos de la biblioteca Lluís Alemany del Consell de Mallorca.
Tras la clase magistral del profesor de la Universitat de les Illes Balears Antoni Ginard, la cartografía es para el territorio lo que el lenguaje para la poesía: la herramienta más eficaz para ahondar en el conocimiento de la geografía física en el primer caso y de la orografía emocional en el segundo.
Como experto en cartografía histórica, pues publicó en 2002 un volumen en la editorial Olañeta, así como varios artículos sobre la materia, Ginard, de entrada, elige nomenclaturas para referirse a lo conocido como cartografía histórica mallorquina. Se decanta por el apelativo cartografía náutica medieval, "pues los mapas en esta época vienen a ser en realidad cartas náuticas de las áreas de costa", señala Ginard. Tesoros de la orientación que cuentan con más de siete siglos y que son los precedentes directos de los 52 mapas que DIARIO de MALLORCA comenzará a regalar a sus lectores el próximo domingo.
La carta náutica más antigua conservada es la Carta Pisana, fechada en torno a 1270. Este tipo de documentos se desarrolló en Italia, el mundo islámico, así como en Mallorca. Representan básicamente toda la cuenca mediterránea. La primera conservada de Mallorca está fechada en 1339 y la rubrica Angelí Dulcert, un autor de supuesta descendencia italiana.
El otro gran referente en esta época de cartas náuticas es lo que se conoce como Atlas Català, datado en 1375. Es un mapa atribuido al mallorquín Cresques Abraham, conservado en la Biblioteca Nacional de París. Algunos investigadores suponen que padre e hijo -Abraham y Jafudà- trabajaron conjuntamente en la elaboración de los mapas. Ginard explica que se tiene fe de que Jafudà Cresques elaboró varias cartas de esta tipología, pero que no se ha llegado a conservar ninguna.
La tradición de estas cartas, continúa Ginard, se extiende realmente hasta el siglo XVII. Este tipo de documentos eran objetos de bibliófilo, pues estaban cuidadosamente ilustrados. "Eran piezas de gran valor. Con ello quiero decir que los que nos han llegado no eran objetos de uso cotidiano. En principio, se regalaban a reyes, príncipes y nobles". Un producto de lujo. Pese a ello, Ginard no deja de insistir en que dichas cartas están fundamentadas en la experiencia náutica, "pues contienen una representación correcta del mundo".
Cronológicamente, el segundo producto cartográfico es el de los mapas de las islas. Se tiene conocimiento de su existencia a partir del siglo XVI, que es cuando nace la cartografía impresa, gracias a Gutenberg. A mediados del XVI, simultáneamente a la realización de los primeros trabajos de ingeniería y arquitectura militar -como la construcción de murallas y fortificaciones-, arrancan las primeras elaboraciones de mapas concretos de Mallorca a partir de medidas reales. Los primeros documentos de orientación de este tipo están relacionados con Joan Binimelis. Un mapa destacable, fechado en 1683, es el de Vicenç Mut. Si hablamos de otros mapas de Mallorca, Ginard se traslada a 1785, con el patrocinado por el canonge Antoni Despuig. Éste se trata del gran mapa mallorquín del siglo XVIII. Está muy detallado y cuenta con 36 viñetas en los costados con vistas sobre distintos pueblos. Ya a mediados del XIX, los mapas son topográficos y se asemejan más a los actuales.
El tercer producto importante que comenzó a desarrollarse en el XVII son los planos de ciudades y otros núcleos urbanos. Destaca por un lado el primero que realizó de Palma Antoni Garau en 1644. No pueden quedar sin mencionar los que elaboró Jeroni de Berard a finales del 1700 sobre pueblos.
Los amantes del arte de la orientación no pueden dejar de visitar la colección de cartas náuticas del museo de la Fundació March o consultar la de mapas impresos de la biblioteca Lluís Alemany del Consell de Mallorca.
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