Almansa medieval

18/10/08 .- http://www.latribunadealbacete.es

Los restos osificados de unos 250 individuos nos acercan a nuestro origen


El arqueólogo almanseño Enrique Gil, especialista en arqueología funeraria y antropología física, a cuyo lado ha trabajado un importante grupos de especialistas, técnicos y estudiantes, ha dirigido desde la primera semana del mes de julio hasta mediados del pasado mes de septiembre, un relevante estudio de extracción de restos osificados datados entre los siglos XIII y XVIII de más de 250 individuos, ubicados en un solar en construcción a los pies del Castillo de Almansa.

Todos los trabajos de extracción y recuperación de tal cantidad de restos humanos osificados han sido realizados cumpliendo con rigor absoluto el articulado de la Ley de Patrimonio de Castilla-La Mancha.

Según explicó Enrique Gil, a esta delegación de La Tribuna de Albacete en Almansa, «al derribar una casa en el casco histórico aparecieron, primero cimientos y luego restos humanos relacionados con la antigua iglesia de Santa María de la Soledad, el templo más antiguo del que se tienen conocimiento en Almansa» (que dataría de época medieval).



Restos humanos. Enrique Gil aseguró que, al tirar una casa en las faldas del Castillo, «comenzaron a aparecer restos humanos en masa y, por vez primera en Almansa, -dijo- se para la obra y se actúa como se debe de hacer en estos casos y obliga la Ley».

Tras informar a las autoridades pertinentes y a la Dirección General de Patrimonio de Castilla-La Mancha, «comenzamos a elaborar un proyecto de intervención de excavación arqueológica; tras conseguir los permisos, iniciamos los trabajos en la primera semana del mes de julio».

Gil confirmó que los primeros trabajos dejaron claro que se trataba de una antigua cripta u osario común de la iglesia medieval de Santa María de la Soledad.

En relación con la cantidad de restos encontrados, el profesor almanseño señaló que, «este tipo de actuaciones se denominan en arqueología de «urgencia», porque hay un promotor que espera para comenzar a construir, por lo tanto, aún habiendo extraído metodológicamente todos los restos, el número de cuerpos no lo podemos saber con exactitud, pero superan los 250 individuos».

Los restos, todos ellos absolutamente osificados, han sido encontrados en un estado muy alterado. Según confirmó Gil, hay que tener en cuenta que en España, hasta finales de 1700 se enterraba en sagrado, es por ello que tras quedar copada la iglesia, y alrededor de 1808 cuando se hacen obras de remodelación porque ya no cabían más cadáveres en ella, «se realiza un traslado masivo de cuerpos y se amontonan sin más. Por ello -dice Gil- lo que hemos concluído es que hemos encontrado en Almansa un osario de reagrupación de antiguos enterramientos que van, desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII».



Deposición alterada. Enrique Gil insistió en que la forma en que se han encontrado los restos osificados da fuerza a su tesis. «El estado en que han aparecido los cuerpos, su deposición, es absolutamente alterada -señaló- y lo es, porque los individuos no han aparecido cohesionados, sino en una absoluta reagrupación de huesos, alterados y desmembrados».

A la hora de intentar saber de que tipo de población corresponden los restos osificados encontrados, Enrique Gil es taxativo en este punto. «Nos referimos a restos de niños, ancianos, hombres, mujeres, jóvenes, adultos, neonatos, perinatales, etc., es decir, todo el amplio espectro de la población almanseña de esos siglos».

Según el profesor Gil, lo más interesante de este hallazgo es el hecho de que a través de él y de los estudios posteriores de los restos, se va a poder conocer con exactitud como eran los almanseños hasta el año 1800. «Como eran, qué comían, cuanto medían, qué enfermedades sufrieron...».

Todo el material óseo hallado, entre el que se incluyen objetos interesantes como cadenitas, botones, alguna bala, medallas votivas o pulseras se encuentra debidamente guardado e inventariado hasta que las administraciones competentes decidan qué es lo que debe hacerse con los mismos.

Enrique Gil confirmó que, «han aparecido objetos junto a los huesos muy, muy cotidianos; si bien no son espectaculares ni tienen un gran valor -afirmó- sí son muy ilustrativos de las personas que los portaban, objetos que acompañan al difunto en el momento de su enterramiento y que arroja luz del estrato social del individuo en cuestión».

El arqueólogo almanseño se mostró enormemente satisfecho de la actuación arqueológica realizada, «no se ha tratado de un gran proyecto de investigación -dijo- sino de un encargo de emergencia que, no obstante, se ha llevado a término con un el máximo rigor científico y con la participación imprescindible de un grupo de arqueólogos y de jóvenes estudiantes todos ellos con un muy alto grado de especialización en estos trabajos».

Finalmente, Enrique Gil resaltó que estas actuaciones «son las que nos permiten el conservar el rico patrimonio arqueológico en Castilla-La Mancha. Ellas -apostilló- nos revelan nuestra riqueza histórica y nos enseñan quienes somos».

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