Felipe Maíllo: «Los árabes ni quisieron ni pudieron conquistar Asturias»

El arabista sostiene en un congreso, en Oviedo, que fueron bereberes quienes la ocuparon y que Pelayo era un rey godo

«Los árabes ni quisieron ni pudieron conquistar el cuadrante noroeste peninsular». Felipe Maíllo Salgado, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Salamanca, es el especialista español que más crónicas árabes ha traducido, textos de información desigual que sumados a las crónicas cristianas y a los estudios e investigaciones le permiten concluir tres cosas: los musulmanes que combatieron en esta zona de la península Ibérica, en la que se incluye Asturias, eran bereberes; y nunca ocuparon el territorio que, por otra parte, estaba gobernado por reyes godos.

Historiador de curriculum apabullante -estudió Historia y Filología Hispánica en Salamanca, Árabe en Granada y Lengua Árabe y Derecho Islámico en El Cairo-, Maíllo es autor de veintitrés libros y más de un centenar de artículos. Intervino ayer en el congreso «En los orígenes del reino de Asturias, causas políticas y militares» que, promovido por Cajastur, se celebra en Oviedo. Tituló su ponencia «De los musulmanes en Asturias en el alto medievo: inciertos pactos, efímera presencia» y antes de abordar su contenido dejó claro que es historiador políticamente incorrecto a quien gusta poner todo en tela de juicio, simpático, trabajador serio y riguroso a quien no gusta esa escuela tan de actualidad que revisa o inventa los hechos. «No doro píldoras y no me gustan los eufemismos». Y, como muestra, ante una audiencia mayoritaria de historiadores civiles de diferentes universidades españolas, dijo: «intentaré superar a los militares que son los que mejor lo han hecho hasta ahora».

Fueron bereberes rebeldes y no árabes quienes combatieron en Asturias y, en general, en todo el cuadrante noroeste peninsular. Apoyando su intervención en unos mapas que imprimió y distribuyó entre los asistentes, Maíllo afirmó que «no se sabe de ninguna crónica árabe en la que se diga que los musulmanes dominaron algo más allá del norte del Sistema Central».

El arabista citó las de ar-Razi y 'Arib y la Crónica General de España. De todas ellas citó sus inconvenientes y contradicciones. Historiar la conquista islámica no es fácil porque las fuentes son tardías y en ocasiones falsas. Él tiene claro que los árabes no pudieron conquistar todo el reino visigodo. Tampoco se asentaron en Oporto, como algunos sostienen, sino en Coimbra. La cuenca del Duero fue, según dijo, «una zona de correrías de los reyes astures y asturleoneses y de los musulmanes del sur en la que ni unos ni otros ejercieron en sus comienzos una hegemonía permanentemente estable».

El historiador afirmó que en la época en la que aparecieron los musulmanes por Hispania, los reyes visigodos no controlaban el ejército. Había lo que Maíllo denominó «protofeudalización», es decir cada jefe laico o religioso tenía su propia milicia armada. Eran tiempos de pactos, en los que las leyes no constituían un elemento regulador. En las regiones atlánticas, entre las que se encuentra Asturias, se registraron veintiséis campañas militares y, según Felipe Maíllo, la rápida progresión musulmana se debió sobre todo al desgobierno visigodo. No obstante, se mantuvieron las estructuras visigodas, no hubo ruptura sino continuidad.

El arabista no tiene ninguna duda de que Pelayo era un rey o jefe visigodo. «No podía ser otra cosa, las crónicas hablan mucho de él, no cabe ninguna duda de que hubo una batalla» y Maíllo la fecha en el 722 más que en el 718. Las crónicas árabes se refieren a los líderes de esta zona como reyes: «malik alyalaliga» significa «rey de los gallegos», ámbito en el que se incluía Asturias, y «malik alqut» significa «rey de los godos». El episodio de Covadonga pudo haber sido «una rebelión contra los tributos y arbitrariedades de unos advenedizos que rompían los pactos sin más ni más».

El arqueólogo Jorge Camino, director de las excavaciones de La Carisa en las que se han hallado unas fortificaciones construidas para impedir una invasión militar datadas entre finales del siglo VII y principios del VIII, planteó una de las cuestiones que se comentaban en el congreso. ¿Qué dicen las crónicas de la roca de Pelayo? «Hablan mucho de la llegada a la peña de Pelayo pero no se sabe en qué momento se produjo», subrayó el profesor Maíllo. ¿Tendrá la Carisa algo que ver con esa primera batalla? es una de las preguntas que quedan en el aire.

Y si los árabes apenas pisaron este territorio ibérico, ¿de dónde salen tantos topónimos árabes? Felipe Maíllo advierte que la toponimia es la más resbaladiza de las ciencias y que está sujeta al juego de los errores. En su opinión, muchos de los topónimos fueron puestos por los propios castellanos o por mozárabes.

El historiador anunció su propósito, si la salud le acompaña, de traducir el libro fundamental de la historia árabe, «El Kamil filtarij» de Ibn Athir.