Qué es lo que celebramos con el Milenio (Granada)

DESDE hace unos meses venimos leyendo y escuchando en diversos foros sobre el proyecto de celebración de los 1000 años de la fundación del Reino de Granada, más conocido como 'el Milenio'. Todo el mundo coincide indudablemente en las bondades y futuros beneficios para la ciudad de este proyecto. Sin embargo, en lo que todo el mundo parece coincidir claramente también es en no tener perfilado que es lo que hay que celebrar o que debiéramos celebrar.

Hasta ahora hemos visto una serie de propuestas que se han intentando encajar para darle un contenido mínimo común a este proyecto. Pero lo cierto es que estamos llegando a una amalgama extraña de propuestas, cada una de su padre y de su madre, sin una base o justificación común a todas ellas.

La celebración del Milenio no es, ni puede ser, la varita mágica que va a arreglar todos los problemas de infraestructuras de esta ciudad para la mítica fecha del 2013, máxime cuando muchos de ellos colean desde tiempo atrás y no han generado todo el consenso social requerido. Si bien es cierto que el Milenio es la excusa perfecta para poner al día a Granada, en todos los sentidos.

Además, desde que surgió esta idea de celebración, hasta que se han empezado a dar los primeros pasos han trascurrido demasiados días, y la fecha del 2013 permanece ahí, fija e inamovible. Sabiendo la velocidad a la que se mueven las administraciones, los plazos empiezan a ajustarse y a limitarse las posibilidades. Por lo que puede ser que no todo lo que se pretenda esté en perfecto orden de revista para el 2013.

Aunque las infraestructuras sean finalmente la cabeza del león de esta celebración, debiera de haber un algo más que le diera el sentido buscado a este evento, porque si no, con un simple plan de infraestructuras nos bastaría para poner al día la ciudad, y no habría que montar este espectáculo. Ese algo más está en la propia historia del Reino de Granada.

El Reino de Granada, fue fundado en el 1013 por Zawi Ben Zirí, tras la desaparición del Califato de Córdoba, como un reino taifa más, sin mayores pretensiones, sobre el antiguo emplazamiento de Garnata Al-Yehud (la Granada de los Judíos, fundada por judíos en el s I-II d.C.). Pero no fue sino en el periodo Nazarí (1238-1492) cuando el Reino de Granada se convirtió en ese lugar mítico de convivencia razonable entre las tres culturas.

Desde su incorporación a la Corona de Castilla, dejo de tener entidad política alguna, manteniéndose por simple tradición el nombre como una mera división territorial y administrativa hasta la Constitución de 1812, que tan sólo usa el término de Granada. En este periodo de tiempo tuvieron lugar la expulsión de los judíos de 1492, la destrucción total de la judería de Granada por el rey Fernando, la expulsión de los moriscos de 1609 y casi 400 años de Inquisición.

Por lo que, cuando una persona piensa en la idea de Reino de Granada, se centra en los 250 años de periodo Nazarí, durante los cuales se fomentaron intercambios culturales, artísticos y científicos que permitieron la convivencia razonable y mutuamente enriquecedora entre las tres culturas .

Una parte de ese intercambio de conocimiento y diálogo como estimulo de convivencia ha sido mantenido por multitud de instituciones, si bien cada una dentro de su parcelita, de forma inconexa y con distintos grados e interpretaciones. Entre ellas: Universidades, Fundación Euroárabe, Fundación de las Tres Culturas, Instituto Cervantes, Casa Sefarad, Casa Árabe, AECID, Patronato de la Alambra, Legado Andalusí, Escuela de Traductores de Toledo, Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo (CSIC), Escuela de Estudios Árabes (CSIC), Red de Juderías de España, Centro de Estudios de la Paz (UGR), Centro Internacional de Toledo para la Paz (CITpax), etc.

Ese algo más que debe de subyacer a la idea de celebración del Milenio, debiera andar precisamente por la senda de revalorizar todo aquello que sea parte de este tráfico intercultural, incluso creando nuevas herramientas que permitan potenciarlos. Entre esas nuevas herramientas, podría ocupar un lugar muy destacado la creación de un centro o plataforma que coordinara y planificara todo el volumen de iniciativas de las diversas instituciones que ya existen.

Éste centro garantizaría coherencia de las actividades y discursos de otras instituciones, consideradas dentro de un conjunto global. Su objetivo sería dinamizar las propuestas que lleguen desde distintos cauces, dar publicidad, servir de foro de discusión, etc. Sería una forma más racional de aprovechar los recursos institucionales ya existentes sin reinventar la rueda.

La idea de este centro, concebido con el mismo fin que representa la esencia del periodo Nazarí, que no es sino el entendimiento entre las tres culturas, entronca directamente con este periodo, por lo que su ubicación dentro del proyecto de celebraciones quedaría más que justificada; además de permitir perpetuar esta esencia al menos otros mil años más.