Un nuevo «barrido» del georradar desvelará qué oculta San Isidoro (León)

La investigación revelará si bajo la basílica hay restos de construcciones romanas o sólo medievales
Margarita Torres ya tiene la «foto» de los cimientos y en diciembre dará los resultados

La empresa Cóndor Georradar finalizó la semana pasada la investigación de los cimientos de la basílica de San Isidoro, proyecto que cristalizará en el descubrimiento de los orígenes del templo leonés. En esta segunda fase -la primera terminó en septiembre del año pasado- se ha barrido el subsuelo del claustro de la Casa de Espiritualidad. La historiadora Margarita Torres ha destacado que los resultados del estudio, que se inició este verano, se presentarán en el mes de diciembre. El objetivo es llegar a una conclusión científica fiable que certifique las construcciones que precedieron a la iglesia románica. De esta manera se trata de poner fin a las discusiones científicas entre los que defienden que el reverso ulterior de la basílica esconde restos de la historia romana de la ciudad y aquellos otros que, en cambio, creen que todo lo que se oculta bajo la superficie del templo es medieval. Entre estos destaca el profesor John Williams, el erudito más sobresaliente del mundo en el estudio de códices medievales. El profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh dirigió campañas en San Isidoro en 1969 y 1971. Este mismo año, después de más de treinta, el propio Williams enviaba a Diario de León el plano y los dibujos -inéditos hasta entonces- que se realizaron con motivo de la investigación. Se trata de un documento único por el hecho de que el equipo del profesor tuvo la oportunidad de ver los muros ocultos de la basílica. Y es que la investigación coincidió con el cambio del suelo del templo, por lo que Williams y su equipo pudieron desarrollar exploraciones en sus cimientos.

Pues bien, según las explicaciones del profesor norteamericano, no hay nada romano bajo los cimientos isidorianos. Asegura en cambio que el templo fue iniciado por Urraca como una simple basílica de tres naves. El transepto se añadiría más tarde, siguiendo el modelo de la de Santiago de Compostela. Para el profesor, esta afirmación se certifica por el hallazgo de un muro fundacional que habría servido como pared sur de la iglesia en el área del transepto sur.

Asimismo, John Williams destaca que el panteón pudo haber sido construido en época de Urraca y Alfonso, hacia el año 1080. En este sentido, se refiere al uso fundacional del panteón y niega que en un principio tuviera una finalidad funeraria. «Las únicas pruebas que se han esgrimido siempre no son sino evidencias indirectas. Entre ellas podemos contar el nombre, que surgió en el siglo XVIII, y el precedente de enterramiento real a los pies de la iglesia de Santa María en Oviedo», explica. Para el profesor, lo que hoy se conoce como panteón habría sido en un principio una especie de sótano abovedado y apuesta porque su uso pudo haber estado ligado al de capilla palatina, siempre que fuera cierto que hubo realmente un palacio anejo a San Isidoro. «La tribuna sobre el panteón fue originalmente parte de ese palacio, y se convirtió en lugar sagrado durante el reinado de Sancha», asegura.

Cimientos romanos

Sin embargo, son muchos los investigadores que defienden que sí hay cimientos romanos bajo el templo. Así, cabe reseñar cómo el abad emérito, Antonio Viñayo, muestra en su libro Real Colegiata de San Isidoro, una imagen que, según él mismo asegura, muestra los cimientos romanos sobre los que se asienta la basílica. La foto -que ilustra esta información a la derecha- pudo haberse tomado en el año 1971 durante las obras de remodelación del suelo de la iglesia.