Santa Marta de Tormes: El plan de ordenación urbana incluye cinco bienes protegidos

Elementos catalogados en el documento. El Molino de la Aceña, la antigua iglesia parroquial, el convento de los Padres Paúles, el yacimiento de Valdelagua y la vía pecuaria


La localidad de Santa Marta de Tormes cuenta en la actualidad, y según los técnicos de su Ayuntamiento, con cinco bienes susceptibles de protección: la antigua iglesia parroquial, el molino de la aceña, el convento de los frailes Paúles, el yacimiento arqueológico en las inmediaciones de Valdelagua y la vía pecuaria próxima a la carretera de Alba.

Estos cinco elementos protegidos figuran en el recientemente aprobado Plan General de Ordenación Urbana de Santa Marta de Tormes y se acogen, por tanto, a la Ley de Urbanismo de Castilla y León, que establece como uno de los objetivos de los planes de urbanismo la protección del patrimonio cultural, “favoreciendo la conservación y recuperación del patrimonio arqueológico, los espacios urbanos relevantes, los elementos y tipos arquitectónicos singulares y las formas tradicionales de ocupación humana del territorio, conforme a las peculiaridades locales”.

En aras de dicha protección, la ley establece como uno de los documentos que necesariamente debe incluir el plan urbanístico de Santa Marta, un catálogo de bienes y espacios protegidos en el que se identificarán “los terrenos, los edificios, las construcciones y los conjuntos de unas y otras; los jardines y los restantes espacios ya sujetos a protección en virtud de la legislación reguladora del patrimonio histórico y artístico y los merecedores de protección en atención a sus valores y por razón urbanística”.

A pesar de no estar declarados bienes de interés cultural por la Comunidad Autónoma, “se ha creído conveniente catalogar y proteger los cinco elementos ya mencionados por considerarlos parte del patrimonio Cultural y Etnológico de Castilla y León en su sentido más amplio”, tal y como aparece registrado en el documento urbanístico de la localidad santamartina.

Por lo que se refiere a los elementos urbanos de interés y al patrimonio arqueológico, están protegidos por dos vías. Por un lado, la declaración de bienes de interés cultural es de competencia autonómica, y en el término de Santa Marta no existen elementos de esas características.

Por otro lado, la protección se puede realizar a través del Planeamiento General. En las Normas Subsidiarias de Planeamiento vigentes sólo se menciona la existencia de esos cinco elementos, más el edificio de los Padres Capuchinos, de mediados del siglo XX y en estado de abandono que, a efectos testimoniales, podrían ser objeto de algún tipo de protección.

Origen del municipio

Si bien la localidad de Santa Marta de Tormes cuenta con restos arqueológicos que ponen de manifiesto la existencia de asentamientos humanos desde el Paleolítico, con presencia de restos materiales asociados a las edades del bronce y hierro y signos de una fuerte ocupación del territorio en época romana, el origen de la actual población debe relacionarse con el establecimiento de una pequeña aldea durante el reinado de Alfonso VI enmarcada en el proceso de repoblación realizado en estas tierras tras el avance de la frontera con los musulmanes desde el río Duero hasta el Sistema Central. En el año 1102 el conde Don Raimundo de Borgoña donó al obispo de Zamora y Salamanca diversos bienes para que poblara estas tierras.

Santa Marta nacería, pues, como una pequeña aldea transtormesina sometida a la jurisdicción de Salamanca, formando parte de su tierra dentro “del Quarto de Peña del Rey”. Así lo atestiguan numerosos documentos del siglo XII.