El hormigón cubre los restos del cementerio medieval de Gorliz

Una capa de arena protege las tumbas por si en el futuro se emprende un estudio antropológico

Los restos del poblado medieval hallados junto a la iglesia de Gorliz se encuentran de nuevo bajo tierra. No así los huesos humanos allí sepultados desde el siglo IX hasta el XVIII, que han sido traslados al Museo Arqueológico de Bilbao para elaborar un estudio antropológico. Los arqueólogos también se han llevado el resto de materiales que se encontraron en el yacimiento, como piezas de cerámica y dos hornos de fundición, al área de cultura de la Diputación, según explicó la concejala de Urbanismo, María Urbizu.
Tras meses de excavaciones, el informe de la institución foral ha autorizado al Ayuntamiento a continuar con la obra de construcción de un parking. La memoria ha dictaminado que el yacimiento no es tan significativo como para permanecer al descubierto, lo que ha permitido adjudicar las obras de hormigonado por un presupuesto de alrededor de 216.000 euros.
La normativa foral, sin embargo, ha obligado a cubrir los cimientos del antiguo templo y el poblado con una tela y arena especiales para su protección, antes de extender las capas de cemento. Se garantiza así la conservación del yacimiento, que podrá volver a estudiado en el futuro en las mismas condiciones, si se solicita.
La primera fase de la construcción del parking finalizará el 24 de julio, «de tal forma que el recinto esté «mínimamente acondicionado durante los festejos de Santiago», según Urbizu.

Sondeos desde 2006
Luego se llevará a cabo la urbanización y habilitación de plazas de estacionamiento. El enclave hallado en Gorliz está catalogado de presunción arqueológica por la Diputación, y por eso, el yacimiento vio la luz tras un estudio que encargaron las autoridades municipales, como paso previo a las obras en la zona. Los sondeos comenzaron en octubre de 2006, en tres puntos, localizado junto al muro de la parroquia.
El año pasado se inició una intervención de urgencia que sacó a la luz los huesos de alrededor de 200 vecinos que vivieron entre los siglos IX y XVIII, y los restos de un templo anterior al actual. Los trabajos también dieron con diversos agujeros en la base de roca del terreno que sirvieron para fijar los postes que delimitaban las casas en la Alta Edad Media.