Así era la capital en el siglo IX (Oviedo)
20/7/08 .- http://www.lne.es
La historiadora María Álvarez pinta un Oviedo, en la época de la fuente de la Rúa, en crecimiento con la llegada de artesanos y cortesanos
«Dios mío lo que puede haber aquí». Es lo que se le escapó a María Álvarez, doctora en Historia y premio «Juan Uría» de investigación histórica por su tesis sobre la morfología urbana de Oviedo en el siglo XII nada más acceder al solar en el que se realizan las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias. Los medievalistas asturianos y los menesterosos aficionados a la historia, amén de las autoridades, están revolucionados y expectantes ante el descubrimiento de una fuente supuestamente prerrománica que tiene la misma factura, aunque en menor tamaño, que la de Foncalada.
Faltan aún las pruebas del carbono 14 que certificarán el año de construcción de la fuente (con un margen de error de 40 años) y que se están realizando en Miami. Así que por el momento todo son hipótesis y muchas tesis, más de una desempolvada y recuperada de los anaqueles. María Álvarez, discípula de Juan Ignacio Ruiz de la Peña, tiene la suya, aunque insiste en que la Historia no es una ciencia exacta y menos para una época, el siglo IX, de la que en Asturias no se conserva documentación.
La joven investigadora ovetense afincada en Siena (Italia) va más allá de la importancia del descubrimiento de la fuente de la Rúa. «Lo importante no es lo que ha aparecido, que es sólo una fuente, sin quitarle toda la importancia que tiene, lo que me interesa es pensar por qué ésa fuente está donde está, qué había ahí», explica. Su hipótesis es que la fuente pertenece al reinado de Alfonso III (866-910), igual que Foncalada, conocido como «el urbanista», un monarca con «una preocupación constante por el embellecimiento de la ciudad». Aquí encajaría la fuente de la Rúa, «siempre que se confirme la cronología altomedieval». Para ella, el surtidor que se ha encontrado tiene un uso puramente «de abastecimiento de agua», pero aún así podría decir mucho de cómo era el Oviedo de la época.
«Hay que dejar muy claro que el concepto de ciudad en el siglo IX no es ni mucho menos el del XIII, el que conocemos como Oviedo redondo por la muralla». Entonces, ¿cómo era la capital en el siglo IX? Según la teoría de María Álvarez sobre el trazado de la muralla ovetense del siglo IX, la ciudad sería un pequeño núcleo de 2,4 hectáreas, menos de cinco campos de fútbol rodeados por una cerca de 672 metros. «Casas y huertas», resume. Oviedo se circunscribía a la antigua iglesia de San Salvador (hoy la Catedral), el monasterio de San Vicente (hoy Museo Arqueológico), los palacios regios, baños, fuentes y cementerio. La muralla perrománica, construida durante el reinado de Alfonso II (791-842) pasaría frente a San Salvador y continuaría por Santa Ana, Canóniga, San Vicente y Jovellanos formando un rectángulo. Un núcleo en el que vivirían apenas un centenar de personas, las que componían la corte y el clero, aunque la investigadora se niega a dar cifras de población, más que nada porque no hay documentación y es imposible saberlo a ciencia cierta. No había población civil y tampoco Oviedo era lugar de peregrinación del catolicismo, pero «sí era ciudad porque tenía muralla».
Ciudad regia, sin más. Pero con Alfonso III Oviedo pasó de ser «urbs regia» a ser también centro neurálgico de la vida eclesiástica, superponiéndose la corte y la «cívitas episcopal». Ahí comienza el incremento de población y se inicia la actividad económica de algunos grupos de artesanos y profesiones vinculadas a la actividades administrativas y oficios ligados a la corte. «Cimadevilla y Rúa podía ser uno de los ejes más importantes de la ciudad y podría ser que la fuente estuviese en Rúa para abastecer a artesanos», explica con prudencia la especialista. Descarta, a bote pronto y siempre prudente, los ritos de purificación. Sería muy bonito pensar que los peregrinos llegaban a San Salvador y antes se lavaban en Rúa, pero es que no había peregrinos.
Otra teoría que se baraja estos días es que la fuente de la Rúa fuese la llamada fuente del Paraíso. Esta teoría se sustenta en la donación de doña Urraca a la Iglesia de Oviedo el 24-II-1161 en la que se lee: «(Dono), junto a los muros de la iglesia del mismo San Salvador, los palacios reales, con su plaza pública junto a la fuente del baptisterio que se llama Paraíso, con las casas que han sido edificadas por cada una de las partes junto a los palacios por los límites escritos debajo, en el terreno comprendido dentro de la iglesia de San Salvador a través de la puerta del arco que se llama Rutilante, dono las mismas casas aquí edificadas».
Falta datar la fuente y poco importa si era del Paraíso o no, lo importante es llegar a conocer qué usos tenía y el por qué de su ubicación, lo que daría las claves para entender la historia de la ciudad en una época muy poco conocida.
Los medievalistas son gente prudente y no aventuran tesis aunque no se resisten a plantear hipótesis. Lo que sí reconocen todos, con María Álvarez a pie de obra del Bellas Artes, es que hay que hacer las cosas bien.
Por curiosidad ¿qué hay en el solar de enfrente en el que también se hicieron obras?: «Nada menos que el antiguo Ayuntamiento de Oviedo». «Hay mucho por descubrir y podría aparecer una nueva ciudad».
«Dios mío lo que puede haber aquí». Es lo que se le escapó a María Álvarez, doctora en Historia y premio «Juan Uría» de investigación histórica por su tesis sobre la morfología urbana de Oviedo en el siglo XII nada más acceder al solar en el que se realizan las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias. Los medievalistas asturianos y los menesterosos aficionados a la historia, amén de las autoridades, están revolucionados y expectantes ante el descubrimiento de una fuente supuestamente prerrománica que tiene la misma factura, aunque en menor tamaño, que la de Foncalada.
Faltan aún las pruebas del carbono 14 que certificarán el año de construcción de la fuente (con un margen de error de 40 años) y que se están realizando en Miami. Así que por el momento todo son hipótesis y muchas tesis, más de una desempolvada y recuperada de los anaqueles. María Álvarez, discípula de Juan Ignacio Ruiz de la Peña, tiene la suya, aunque insiste en que la Historia no es una ciencia exacta y menos para una época, el siglo IX, de la que en Asturias no se conserva documentación.
La joven investigadora ovetense afincada en Siena (Italia) va más allá de la importancia del descubrimiento de la fuente de la Rúa. «Lo importante no es lo que ha aparecido, que es sólo una fuente, sin quitarle toda la importancia que tiene, lo que me interesa es pensar por qué ésa fuente está donde está, qué había ahí», explica. Su hipótesis es que la fuente pertenece al reinado de Alfonso III (866-910), igual que Foncalada, conocido como «el urbanista», un monarca con «una preocupación constante por el embellecimiento de la ciudad». Aquí encajaría la fuente de la Rúa, «siempre que se confirme la cronología altomedieval». Para ella, el surtidor que se ha encontrado tiene un uso puramente «de abastecimiento de agua», pero aún así podría decir mucho de cómo era el Oviedo de la época.
«Hay que dejar muy claro que el concepto de ciudad en el siglo IX no es ni mucho menos el del XIII, el que conocemos como Oviedo redondo por la muralla». Entonces, ¿cómo era la capital en el siglo IX? Según la teoría de María Álvarez sobre el trazado de la muralla ovetense del siglo IX, la ciudad sería un pequeño núcleo de 2,4 hectáreas, menos de cinco campos de fútbol rodeados por una cerca de 672 metros. «Casas y huertas», resume. Oviedo se circunscribía a la antigua iglesia de San Salvador (hoy la Catedral), el monasterio de San Vicente (hoy Museo Arqueológico), los palacios regios, baños, fuentes y cementerio. La muralla perrománica, construida durante el reinado de Alfonso II (791-842) pasaría frente a San Salvador y continuaría por Santa Ana, Canóniga, San Vicente y Jovellanos formando un rectángulo. Un núcleo en el que vivirían apenas un centenar de personas, las que componían la corte y el clero, aunque la investigadora se niega a dar cifras de población, más que nada porque no hay documentación y es imposible saberlo a ciencia cierta. No había población civil y tampoco Oviedo era lugar de peregrinación del catolicismo, pero «sí era ciudad porque tenía muralla».
Ciudad regia, sin más. Pero con Alfonso III Oviedo pasó de ser «urbs regia» a ser también centro neurálgico de la vida eclesiástica, superponiéndose la corte y la «cívitas episcopal». Ahí comienza el incremento de población y se inicia la actividad económica de algunos grupos de artesanos y profesiones vinculadas a la actividades administrativas y oficios ligados a la corte. «Cimadevilla y Rúa podía ser uno de los ejes más importantes de la ciudad y podría ser que la fuente estuviese en Rúa para abastecer a artesanos», explica con prudencia la especialista. Descarta, a bote pronto y siempre prudente, los ritos de purificación. Sería muy bonito pensar que los peregrinos llegaban a San Salvador y antes se lavaban en Rúa, pero es que no había peregrinos.
Otra teoría que se baraja estos días es que la fuente de la Rúa fuese la llamada fuente del Paraíso. Esta teoría se sustenta en la donación de doña Urraca a la Iglesia de Oviedo el 24-II-1161 en la que se lee: «(Dono), junto a los muros de la iglesia del mismo San Salvador, los palacios reales, con su plaza pública junto a la fuente del baptisterio que se llama Paraíso, con las casas que han sido edificadas por cada una de las partes junto a los palacios por los límites escritos debajo, en el terreno comprendido dentro de la iglesia de San Salvador a través de la puerta del arco que se llama Rutilante, dono las mismas casas aquí edificadas».
Falta datar la fuente y poco importa si era del Paraíso o no, lo importante es llegar a conocer qué usos tenía y el por qué de su ubicación, lo que daría las claves para entender la historia de la ciudad en una época muy poco conocida.
Los medievalistas son gente prudente y no aventuran tesis aunque no se resisten a plantear hipótesis. Lo que sí reconocen todos, con María Álvarez a pie de obra del Bellas Artes, es que hay que hacer las cosas bien.
Por curiosidad ¿qué hay en el solar de enfrente en el que también se hicieron obras?: «Nada menos que el antiguo Ayuntamiento de Oviedo». «Hay mucho por descubrir y podría aparecer una nueva ciudad».
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