Menos loba

ROMUALDO MAESTRE

TODAS las ciudades tienen sus mitos. Muchas incluso viven de ellos. Pero éstos no son eternos porque el tiempo, y la ciencia, ponen cada cosa en su sitio. Ahora acaba de ser derribado el de la Loba de Roma. De estar datada en el siglo V antes de Cristo, ha pegado del tirón un salto de mil años hacia adelante, entre los siglos VIII y XIV después de Cristo. Vamos, que la Loba amamantando a los gemelos Rómulo y Remo ha dejado de ser etrusca para pasar a ser medieval. La leyenda dice que Rómulo y Remo, hijos del dios Marte, fueron abandonados en el río Tíber por orden del rey Amulio, cuya hija había incumplido el mandato de virginidad que él le impuso cuando la obligó a dedicarse al culto de Vesta. Los hermanos fueron luego recogidos y amamantados por la loba Luperca y cuando crecieron fundaron Roma.
La primera en indicar que la obra podría datar de la Edad Media fue su restauradora, Anna Maria Carruba, quien entre los años 1997 y 2000 participó en los trabajos de limpieza y rehabilitación de la estatua. Carruba observó que para la realización de la Loba había sido utilizada una técnica de fundición adoptada durante la Edad Media. El análisis del carbono 14 remató la teoría dando por ciertas las especulaciones de la estatua que se exhibe en los Museos Capitolinos de Roma.
¿Y qué importancia tiene esto?, se preguntarán. ¿Perderá Roma turistas tras esta nueva datación? ¿Qué más da que la loba tenga mil años más que menos? Para algunos seguirá siendo el símbolo de la ciudad eterna y para otros una representación de la misma que se ha transformado gracias al plástico y la calamina en horrible souvenir de bolsillo made in China con el que los parientes te agasajan, junto o sin junto con la medallita del Papa, para dar testimonio fehaciente de su viaje. Hombre, alguna importancia tendrá que tener el tema cuando el propio nuevo Ayuntamiento de signo político totalmente contrario al de sus predecesores, muy concienciado con limpiar la ciudad de adefesios modernos de la anterior etapa municipal, sabía los resultados de la investigación y se los ha callado durante todo un año. Qué duda cabe que Roma ha dejado de ser un poquito menos Roma que antes, lo cual tiene su importancia relativa porque a fin de cuentas era un error, consciente o inconsciente de datación, y punto. Si se compara, por ejemplo, con la actuación del Ayuntamiento de Sevilla para la conservación del centro histórico, donde para demostrar que han hecho algo tienen que cargarse lo anterior, lo de la Loba es una risa. Vamos, que viendo el panorama actual, yo personalmente hubiera preferido que me desmintieran que la Giralda almohade es de finales del XII, asegurándome que era una recreación de Aníbal González, con tal de no ver, por ejemplo, la Avenida de la Constitución sangrada por un mar de horribles catenarias con un tren de metro pesado a remedo de tranvía retumbando el centro a su paso.