En busca de la ciudad perdida: Medina Elvira Visigoda

La arqueóloga responsable de los trabajos en la Medina Elvira 'visigoda' explica que uno de los primeros retos es descubrir la verdadera dimensión de la necrópolis y el número de enterramientos

Si hay una ciudad de los muertos, debe haber una ciudad de los vivos. Es el gran reto de los trabajos que se están acometiendo en estos momentos en la Medina Elvira 'visigoda'. Aunque es difícil lanzar una cifra exacta sobre los enterramientos que puede haber en la necrópolis que acaba de descubrirse, ya se ha producido un gran avance: aportar evidencias para la afirmación del arquéologo Manuel Gómez Moreno, que ya habló en su día de un enterramiento visigodo en la zona del Pago de Marugán. Pero, una vez que los trabajos han puesto de manifiesto su existencia, quedan muchos interrogantes por contestar. Y su dimensión es quizá el primero de ellos.

"Todavía no está claro hasta dónde llega. Es el gran reto que tenemos ahora", indica la arqueóloga Leticia Salvago, que es quien está dirigiendo la intervención preventiva que dio con los enterramientos y que aún no ha concluido. "Todo apunta a que no se trata de una villa aislada, sino que estaría relacionada con una ciudad, por su magnitud y porque el espacio está muy compartimentado", sostiene la experta. La dificultad de conocer el número de tumbas que puede haber, explica, se ve en este caso incrementada por el tipo de enterramiento de que se trata, en el que hay superposiciones y reutilizaciones, de manera que donde a primera vista puede parecer que existe sólo un cadáver, hay varios debajo. Por el momento, se han localizado unas 50, apunta Salvago.

Datar la civilización que creó la necrópolis es otro paso a dar con cautela. "Por el patrón de comportamiento del enterramiento", especifica la arqueóloga, "se deduce que es visigodo, porque las cubiertas son de lajas de piedra y por la orientación Oeste-Este". Los visigodos se enterraban con la cabeza al Oeste porque la Biblia dice que en el juicio final el sol saldrá por este punto cardinal, explica. De todos modos, el análisis posterior de los materiales, entre otros datos, podrá arrojar más luz sobre la época.

Pero los restos guardan aún muchos más secretos que desvelar. El análisis forense, la identificación de los materiales, los objetos que se pueden encontrar acompañando las tumbas... Todo esto supone una valiosa fuente de información que permitirá conocer mejor a la civilización que habitó estas tierras. Sobre este punto, la catedrática de Prehistoria y Arqueología Margarita Orfilae recuerda que "hoy en día se conocen mejor las cerámicas y objetos que acompañan a los enterramientos y en conexión con la medicina forense se pueden aclarar datos como el sexo, la edad, malformaciones, posibilidades de alimentación, enfermedades". Sierra Elvira cuenta, además, con una ocupación histórica muy amplia: "Se ubican allí por pura estrategia. Son zonas elevadas en los entornos de la Vega, que en determinadas épocas se debía inundar". A partir de aquí el hallazgo aporta ahora nuevas pistas para llegar a saber más de nuestros ancestros y nuestra historia. ¿Cómo eran? ¿De qué morían? ¿Cuál era su esperanza de vida? Las respuestas están esperando escondidas bajo tierra.