La basílica de San Isidoro en León escondía sorpresas bajo una piel de suciedad

19/6/08 .- Diario de León

La restauración del interior de la basílica concluirá en agosto, un mes antes del plazo previsto
La limpieza del templo descubre una columna de mármol como las del Panteón Real y otra romana


San Isidoro ha cambiado de color. La espesa «piel» negra que cubría las paredes de la iglesia ha desaparecido. La limpieza de muros y paramentos, que comenzó el 28 de abril, ha transformado por completo la imagen del templo. Bajo la capa de suciedad se escondía una columna de mármol semejante a las del Panteón Real, que hasta ahora había pasado desapercibida por una «negrura» que muchos habían atribuido a la sobriedad del románico, pero que no era más que mugre. Igualmente, ha aparecido, frente a ella, otra realizada con sillares romanos. No son las únicas sorpresas que ocultaba la roña acumulada de siglos, consecuencia del incendio ocurrido en 1811, así como de la caldera de carbón que durante años ha estado tiznando la piedra. El abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez Llamazares, reconoce que ha descubierto una nueva iglesia. Ahora, hay piedras de diferentes tonalidades, que permiten seguir los avatares que ha sufrido esta joya románica a lo largo de su historia. Las más rojizas, justo en la zona de las capillas laterales, son las que padecieron con mayor intensidad el ataque de las llamas. Hay otras de tono grisáceo, procedentes del monasterio de Sandoval. En 1905 el entonces arquitecto conservador de la Catedral decide emprender una magna restauración en San Isidoro. Su madre se lo había pedido en el lecho de muerte, tal y como consigna el historiador Gómez Moreno en su Catálogo monumental. En aquel momento se abrió una suscripción popular para sufragar los gastos. Hoy la Junta aporta 303.200 euros para la primera fase de la restauración. Los propietarios del convento de Sandoval ofrecieron gratuitamente a principios del siglo XX toda la piedra que fuera necesaria y los vecinos de esta localidad transportaron gratuitamente más de cien carros de piedra labrada del refectorio. Se sabe que algunas bóvedas de las naves laterales eran de madera en origen y, posteriormente, de ladrillo; al tiempo que varias sufrieron hundimientos. En estos momentos están intentado darles un tono uniforme a todas ellas. La actual restauración permitirá «restañar» las múltiples heridas que dejaron las tropas napoleónicas. La empresa Decolesa, encargada de los trabajos, ha tenido que emplearse a fondo. Prácticamente todas las columnas y paredes de la basílica, en la parte inferior, presentaban pérdidas de piedra. Dentelladas y roturas que dan idea del maltrato que el ejército francés infringió a esta iglesia, convertida en cuartel y caballerizas.

Los florones de la bóveda mayor han recuperado su dorado inicial y los ángeles primitivos vuelven a ser policromados; no así los que hizo Julio del Campo a principios de siglo, en los que la limpieza ha permitido localizar su firma. También han aparecido las firmas de otros diez canteros bajo la barandilla del coro, así como dos laudas, hasta ahora imperceptibles, y en cuyo texto trabaja ya la historiadora y cronista de la ciudad, Margarita Torres Sevilla.

Los expertos estudian la posibilidad de colocar un sistema de calefacción por suelo radiante para evitar que el carbón vuelva a tintar la piedra en pocos años. La obra, según los expertos, es más sencilla de lo que parece. Además, dado que la limpieza podría concluir un mes antes de lo previsto, porque se han doblado los equipos de trabajo, habría tiempo suficiente para instalar la calefacción. De momento, al retirar la alfombra que cubría el suelo del altar mayor, ha quedado al descubierto la marca del ábside románico primitivo. Es posible que el altar obra del artista Seoane, réplica del de una iglesia de Zamora, colocado en los años 70 y que tapa la visión del más antiguo, sea retirado definitivamente, lo que cambiará sustancialmente la disposición de los fieles.

Previsiblemente, la iglesia podría reabrirse al público a principios de agosto. La idea es mostrarla durante un tiempo libre de bancos y confesionarios, para que los leoneses la contemplen en todo su esplendor.

Inmediatamente debería comenzar la segunda fase de la restauración, que incluye la rehabilitación integral de la fachada principal, entre las puertas del Cordero y del Perdón. Ayer una experta subida a una grúa estudiaba ya de cerca los daños que sufre la portada meridional de San Isidoro. En esta restauración la Junta contará con financiación de Caja Madrid, que se ha comprometido a aportar dos millones de euros. Además llevarán a cabo la remodelación integral del museo, con la ampliación de nuevos espacios, como la capilla de los Quiñones y la de los Castañones. En cuatro años San Isidoro recuperará el esplendor que le arrebataron el tiempo, los franceses y algunas desacertadas intervenciones...

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