Un recurso bien aprovechado

15/6/08 .- lasprovincias.es

Más de mil años administrando bien el agua han hecho que los valencianos sean maestros de una asignatura que otras regiones tienen pendiente

En un día como el de hoy, cuando se inaugura la Exposición Internacional de Zaragoza dedicada a la cultura del agua, parece obligado recordar el largo esfuerzo del pueblo valenciano, que lleva no menos de mil años imbuido de los valores de ahorro, buena administración, correcta distribución y juicioso aprovechamiento de un recurso natural que siempre ha tenido por escaso y valioso. Más de cien acequias, que retienen, canalizan y distribuyen las aguas de todos sus ríos, dan testimonio de ese esfuerzo. Y de todas ellas, la Acequia Real del Júcar, con más de diez siglos de historia, es, junto a las de la Vega de Valencia, la respetada decana.

No pocos historiadores y juristas han venido estudiando con detalle los aspectos filosóficos que impregnan la relación de la cultura musulmana española con el agua. Pierre Guichard, en su libro "Estudios sobre Historia Medieval", escribió en su día que "el problema del agua está en el centro de las principales interpretaciones que se han dado recientemente de la evolución de la economía agraria de la Edad Media musulmana, considerada en última instancia como la base del progreso o la decadencia de la civilización musulmana en su conjunto". Si la semana pasada pudimos ver cómo el arabista valenciano Julián Ribera establecía las raíces romanas de la cultura valenciana del agua, es preciso que ahora consideremos que la conquista por Jaime I, y la fundación de nueva planta del Reino de Valencia, fue posible mediante el inteligente aprovechamiento de la sabiduría de los musulmanes en esa materia y el establecimiento de una continuidad, que es base del progreso.

El jurista Vicente Giner Boira, un gran especialista en derecho de aguas, ya subrayó en muchos de sus trabajos el temprano deseo de Jaime I de regular el uso de las aguas de riego ponderando esa tradición heredada. El Fuero XXXV dice que "donam e atorgam per tostemps a vos tots, habitadors e pobladors de la ciutat e del Regne de Valencia, totes a cascunes sequies�" Desde él, todos los reyes de la Corona de Aragón han venido atendiendo, favoreciendo y extendiendo una política de riegos, continuada por los Austrias y los Borbones. Y las grandes acequias valencianas, como la Real del Júcar, poseedoras de una gran historia, pueden exhibir esa larga vinculación.



17 ríos, 113 acequias

En total, son 113 las acequias oficialmente reconocidas como instituciones de riegos por la Confederación Hidrográfica del Júcar. Ellas administran las aguas de los seis ríos valencianos más relevantes desde el punto de vista de los riegos -Turia, Júcar, Mijares, Magro, Vinalopó y Segura� y las de otros once menores. El Turia, con 22 acequias y otras tantas comunidades de riegos, es el más aprovechado y sangrado, desde el Rincón de Ademuz a Valencia. Del Mijares dependen 13 acequias, del Magro once y del Segura, tan bien administrado, nada menos que dieciséis instituciones. El Júcar nutre trece concesiones, pero es el que más aprovechamiento otorga con sus aguas.

En efecto, el que podemos llamar Trasvase de Jaime I, concebido en su primer tramo en tiempos de los árabes, tiene en la actualidad 52 kilómetros y distribuye aguas desde Antella hasta Albal, en la orilla de la Albufera. Son no menos de 40.000 hectáreas de regadíos que han supuesto una riqueza imponente a lo largo de los tres últimos siglos de historia. La conducción, que inicialmente llegaba hasta Sollana, fue prolongada desde ese punto por impulso del Duque de Hijar, que puso en regadío la mayor parte de sus propiedades tras obtener licencia y apoyo de Carlos III.

La gran Acequia Real, una obra de ingeniería sostenida durante siglos y administrada a partir del azud de Antella, ha sido objeto de profundas reformas, y de costosísimas inversiones, sufragadas siempre por sus usuarios, para mejorar el aprovechamiento. Si en el siglo XIX se hicieron grandes reparaciones, en los últimos años es cuando se ha hecho una reforma mayor, mediante el trazado de kilómetros de nuevas conducciones con el fin de apurar el aprovechamiento de los caudales disponibles para riego.

Del Júcar, como es sabido, se derivó en los años sesenta y setenta un canal que, a partir de la presa de Tous, trasvasa aguas al río Turia con el fin de propiciar nuevos riegos y asegurar el suministro de agua potable al área metropolitana de Valencia. Las obras de este trasvase se iniciaron en septiembre de 1968, pronto hará 40 años. La posibilidad había sido estudiada ya en tiempos del rey Martín el Humano, en el siglo XV, aunque no llegó a realizarse por razones técnicas. Un total de 25.000 hectáreas de tierras, de 26 términos municipales, se vieron beneficiadas por estos nuevos regadíos, mientras el asentamiento de población de Valencia y su entorno, en la actualidad de casi millón y medio de personas, se hace posible solamente a través de estas aportaciones.

Con todo, el mero hecho de conducir agua no basta a los regantes de este trasvase y de la Acequia Real del Júcar. Al igual que los de otras muchas comunidades de regantes, los agricultores valencianos han venido haciendo copiosas inversiones, apoyadas por la administración central en unos casos y por la Generalitat en otros, para instalar riegos por goteo que hicieran más eficiente el uso del agua. Así, si el canal Júcar-Turia comenzó a funcionar en los ochenta, la modernización de sus regadíos es un esfuerzo reciente de la Conselleria de Agricultura, que ha invertido en el proyecto cientos de millones de euros. Solo así se logra que una hectárea de cultivos pueda estar en regadío con un consumo de solo 3.600 metros cúbicos al año, cifra que se considera de máximo aprovechamiento.

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Comentarios

1 sobre todo para regar campos de golf y urbanizaciones de Zaplana
Comentario realizado por tudmir. 16/6/08 2:52h