El hallazgo de un barco medieval revela que se hundió en un puerto natural de agua dulce

Los arqueólogos comenzaron ayer a retirar los tablones del casco

Antiguos documentos del siglo XIV mencionan una "nau tinclada" llegada al puerto de Barcelona. Los restos de un barco de ese tipo, construido con la técnica nórdica del tingladillo, inusual en el Mediterráneo, aparecieron boca abajo, enterrados en la arena, a unos siete metros de la superficie, en un solar junto a la Estació de França donde se construía un párking. El hallazgo de la embarcación --como avanzó el día 10 EL PERIÓDICO--, considerado excepcional por los expertos, planteó numerosas incógnitas. Según las primeras hipótesis y el análisis de los limos hallados bajo la capa de arena, hubo una laguna de agua dulce en el lugar del hundimiento.
La línea de la fachada marítima de Barcelona ha ido cambiando con los siglos y aún se desconoce su exacto trazado, Pero el hallazgo ha permitido establecer un corte cronológico en el terreno desde el siglo XX hasta la época romana que, según Ferran Puig, del Servei d'Arqueologia del Museu d'Història de la Ciutat de Barcelona (MHCB), abre nuevas perspectivas para el debate histórico.

Secuencia arqueológica

En el yacimiento, desde el siglo XX hacia atrás, ha habido sucesivamente una estación de Cercanías, un almacén del puerto y un tramo de la muralla defensiva edificada entre 1823 y 1854, época en que se edificó el Portal de Mar. Entre los siglos XVI y XVIII salieron además de un canal, pozos de agua dulce. Más atrás, en el siglo XVI salieron restos del Baluarte de la muralla, construidos sobre un espigón o dique del siglo XV que estaba sobre el agua.
Barcelona carecía en aquel tiempo de un puerto abrigado para proteger sus embarcaciones así que, cuenta Ferran Puig, los barceloneses construyeron un espigón trayendo grandes piedras de la cantera de Montjuïc en barcazas. Pero en pocos años, el espigón actuó como barrera natural y a causa de las corrientes marinas se fue acumulando terreno. De ahí surgió una pequeña y nueva península que dio forma al puerto de Barcelona y a los barrios de los pescadores y de la Barceloneta. La laguna, cuya extensión aún se desconoce, debió conectarse con el mar entre los siglos XIII y XIV. La línea de mar pasaría --se estima-- por donde hoy está el Gobierno Civil, el Pla de Palau y el Moll de la Fusta
Alrededor del barco hundido hay arena y una especie de engrudo negro o limo, duro como la plastilina al tacto, de un metro de grosor. Se trata del limo que, según geólogos de la Universitat de Barcelona (UB), contiene sedimentos que demuestran que allí hubo agua dulce. Entre el limo ha aparecido materia orgánica, como hojas de árbol, que están siendo sometidas a dataciones de carbono 14. "Al principio creíamos que la laguna era de época prehistórica pero ahora sabemos que data de época medieval alrededor del siglo XIII por los materiales arqueológicos hallados", señala Puig.

Traslado complicado

La laguna creaba un pequeño puerto natural donde debía estar anclado el barco, que ha aparecido con el casco del revés. No se sabe si se hundió a causa de un temporal o un ataque o accidentalmente al escorar su carga. Pero esas incógnitas quedaban aparcadas ayer ante la operación inicial de traslado de los restos de la embarcación. Un grupo de restauradores y arqueólogos del MHC y de las empresas ABAC y Códex y especialistas del Centre d'Arqueologia Subacuática se las veían para ir retirando los tablones que componen el casco junto con las cuadernas. Tras ensayar varias técnicas, se optó por ir retirando los tablones con maza y a mano, empujando entre todos, entre manguerazos de agua, vital para que la madera no se desmenuce en el plazo de una semana.
Envueltas y grapadas, convenientemente etiquetadas, las maderas ennegrecidas por el óxido, el limo y la brea pasarán unos años en remojo. El trabajo de los arqueólogos proseguirá ya que asoman restos de cerámica medieval bajo el casco. Y aún más abajo, pueden surgir restos romanos que completarían una secuencia de dos mil años de historia urbana.