LA ARQUEOLOGÍA, ESA MOLESTIA TAN NECESARIA PARA LA OBRA PÚBLICA
12/4/08 .- http://www.laopiniondemalaga.es
Los proyectos de las administraciones no se sustraen a retrasos y modificaciones por la existencia de yacimientos
M. FERRARY. MÁLAGA Conocer la historia se parece a pelar una cebolla. Cada vez que se quita una capa, debajo hay otra. Y debajo otra. La arqueología es una disciplina que lleva esta metáfora a su máxima expresión. Cuando empieza una excavación se van descubriendo distintas capas superpuestas con restos de diferentes épocas. Es un paso obligado en toda obra que se realice en la zona centro de Málaga y sus alrededores. Tanto para los privados como para los públicos. Muchos proyectos de infraestructuras han tenido que modificarse o alterarse a causa de los restos.
Quizá uno de los ejemplos más significativos sea el aparcamiento de la plaza de la Marina. Fue la primera gran obra pública sobre la que se planteó qué hacer con unos restos arqueológicos de importancia. En este caso eran paños de una muralla nazarí del antiguo puerto de Málaga. Frente a la opinión municipal inicial de eliminarlos, se impuso las tesis más conservacionistas. Hoy se pueden ver integrados en el aparcamiento, que perdió plazas pero ganó en historia.
Una actitud ejemplar fue la adoptada con la construcción de la nueva sede del Registro Mercantil en la calle Cerrojo. Durante las obras se descubrió un horno de alfarería árabe en perfecto estado. Se sacó del terreno. Se conservó la pieza completa y ahora está dentro de la sede.
También la integración fue el elemento destacado de la rehabilitación de la antigua sede de Correos como Rectorado. En el subsuelo se localizaron instalaciones romanas para la confección del apreciado ´garum´, que hoy forman parte del suelo del edificio y visibles mediante un suelo acristalado.
Esta tendencia se ha aplicado en el Museo Picasso, con una espectacular integración de restos fenicios, romanos y árabes que había en el subsuelo del palacio de Buenavista o como está previsto en el futuro Museo Thyssen.
Una obra de la envergadura del metro de Málaga no se libra de encontrar restos arqueológicos. Por ahora su principal reto será sortear la muralla almohade que cruza Callejones del Perchel y que defendía la ciudad desde el siglo XIII. La opción elegida por los técnicos es pasar por debajo del paño amurallado, mediante un complejo sistema para mantener la integridad de los restos.
M. FERRARY. MÁLAGA Conocer la historia se parece a pelar una cebolla. Cada vez que se quita una capa, debajo hay otra. Y debajo otra. La arqueología es una disciplina que lleva esta metáfora a su máxima expresión. Cuando empieza una excavación se van descubriendo distintas capas superpuestas con restos de diferentes épocas. Es un paso obligado en toda obra que se realice en la zona centro de Málaga y sus alrededores. Tanto para los privados como para los públicos. Muchos proyectos de infraestructuras han tenido que modificarse o alterarse a causa de los restos.
Quizá uno de los ejemplos más significativos sea el aparcamiento de la plaza de la Marina. Fue la primera gran obra pública sobre la que se planteó qué hacer con unos restos arqueológicos de importancia. En este caso eran paños de una muralla nazarí del antiguo puerto de Málaga. Frente a la opinión municipal inicial de eliminarlos, se impuso las tesis más conservacionistas. Hoy se pueden ver integrados en el aparcamiento, que perdió plazas pero ganó en historia.
Una actitud ejemplar fue la adoptada con la construcción de la nueva sede del Registro Mercantil en la calle Cerrojo. Durante las obras se descubrió un horno de alfarería árabe en perfecto estado. Se sacó del terreno. Se conservó la pieza completa y ahora está dentro de la sede.
También la integración fue el elemento destacado de la rehabilitación de la antigua sede de Correos como Rectorado. En el subsuelo se localizaron instalaciones romanas para la confección del apreciado ´garum´, que hoy forman parte del suelo del edificio y visibles mediante un suelo acristalado.
Esta tendencia se ha aplicado en el Museo Picasso, con una espectacular integración de restos fenicios, romanos y árabes que había en el subsuelo del palacio de Buenavista o como está previsto en el futuro Museo Thyssen.
Una obra de la envergadura del metro de Málaga no se libra de encontrar restos arqueológicos. Por ahora su principal reto será sortear la muralla almohade que cruza Callejones del Perchel y que defendía la ciudad desde el siglo XIII. La opción elegida por los técnicos es pasar por debajo del paño amurallado, mediante un complejo sistema para mantener la integridad de los restos.
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