La cerámica lustrosa de los siglos XIII al XV revela su evolución en París

La cerámica de 'lustro metálico' introducida en España en el siglo XIII por los musulmanes ocupa un importante lugar en la exposición 'Reflejos de oro de Oriente en Occidente (IX-XV), que el Museo del Louvre y el Museo de la Edad Media de París comienza a mostrar mañana al público.

En total, 125 piezas de esa rara cerámica adornada con el brillo característico del metal conforman la muestra, que podrá contemplarse hasta el próximo 1 de septiembre en el Museo de la Edad Media, conocido también como Museo de Cluny.

Sus comisarios destacaron su objetivo de mostrar en ella 'la evolución' de esa compleja y delicada técnica, y de esa producción artística tan específica como es la cerámica lustrosa.

Una cerámica surgida en Oriente y decorada gracias a una mezcla de óxidos metálicos de cobre y plata, aplicados inicialmente sobre cristal, hasta que hacia finales del siglo VIII comenzaron a utilizarse sobre un soporte de esmalte de arcilla ya horneada.

Una segunda cocción permitía integrar esos óxidos en el esmalte y atribuirle unos reflejos metálicos brillantes de una finura tal que pueden ser vistos a contraluz.

Los musulmanes llevaron este arte decorativo a España entre los siglos XIII y XIV, donde tras la Reconquista siguió siendo empleado por los cristianos durante todo el siglo XV, época de su máximo apogeo.

Las piezas expuestas provienen de las colecciones de los Museos de Cluny y del Louvre, así como del de Cerámica de Sevres o de Arte Islámico de Berlín.

Rosetones, flores, volutas, animales, figuras de soldados y de otros personajes así como inscripciones decoran copas, vasos y cristales producidos en los grandes centros de Egipto, Siria y más tarde España.

En los talleres de cerámica de Málaga y Valencia en la España musulmana había, en particular, una gran producción de azulejos destinados a los Medicis o los Ricci de Florencia, de los que ahora puede contemplarse algunas valiosas piezas en París, subrayaron los comisarios.