'Ricardo Corazón de León, historia y leyenda', por M. Brossard-Dandré y G. Besson

23/1/08 .- http://www.forumlibertas.com

La leyenda trató bien al Rey cruzado, encerrado en Alemania, traicionado por Juan Sin Tierra; pero en esta obra hay textos de sus detractores.

Ricardo I apodado "Corazón de León" nació en Oxford en 1157, era el tercer hijo del rey Enrique II y de Leonor de Aquitania. Llegó al trono de Inglaterra en 1189 y poco después partió hacia Tierra Santa en la Tercera Cruzada, un fracaso rotundo, por las desavenencias entre Ricardo y el rey francés Felipe II.

Personaje de gran valor, expeditivo con los prisioneros de guerra, arremetió contra las minorías porque las guerra tenía continuidad en su reino. Luchó contra Saladino, sultán de Egipto y Siria. De regreso a Inglaterra, Ricardo fue capturado por el duque de Austria y entregado al emperador alemán Enrique IV.

En 1194 logró la liberación tras pagar un alto rescate. Volvió a su tierra y sometió a su hermano Juan Sin Tierra (posterior rey de Inglaterra) quien, durante su ausencia, había estado conspirando con Felipe para usurpar el trono inglés. Las guerras con Francia, durante cinco años, le costaron la vida, con una herida mortal en 1199.

Personaje contradictorio, hijo de su tiempo, entre las primeras medidas que tomó Ricardo para asegurar una mayor igualdad entre sus súbditos, estaba la prohibición de los castigos corporales a los siervos, tratados como verdaderos esclavos, y la libertad de caza en los bosques, hasta ese momento privilegio de los normandos.

Hombre bondadoso y de carácter conciliador, para sus defensores. Personaje de leyenda; en él se mezclan la historia con el mito, necesario para gobernar y para pasar a la posteridad. Casi gobernó a distancia, estuvo ausente muchos años y su hermano Juan, sádico y vengativo, estuvo a punto de arrebatarle el trono. Juan sobornó a sus colaboradores, les dio honores y patrimonio para comprar su fidelidad, enfrentó a normandos y sajones y llenó Inglaterra de traidores y advenedizos.

Casi nos recuerda situaciones actuales, el tráfico de influencias y la ambición desmesurada de poder. Cuando todos pensaban que Ricardo había muerto en la lucha contra los infieles, se supo que el legítimo rey estaba vivo, prisionero del rey Enrique de Alemania.

El rey Enrique había pedido un fuerte rescate por su liberación. Comenzó por toda Inglaterra la recaudación de impuestos en favor de Ricardo. Era la gente humilde la que pagaba con mayor satisfacción. Sentía que colaboraba con una causa justa. Tenía la certeza de que su suerte cambiaría si se conseguía la liberación del rey.

Pasó el tiempo y la gente empezó a cansarse de pagar impuestos bajo el pretexto de liberar al rey. Había un hecho claro: el rey seguía prisionero. El príncipe Juan no daba explicaciones a nadie y existían serias dudas sobre sus verdaderas intenciones y sobre el destino dado a las cantidades recaudadas. El rey alemán recibió una dura advertencia del Pontífice y no pudo negarse a obedecer. El rey Ricardo quedó en libertad a pesar de que su hermano había intentado evitarlo.

La crónica presenta un rey oficial pero la realidad contrasta claramente con la versión oficial. Ricardo era un rey violento, temido por los árabes y por muchos de sus súbditos. Su padre, Enrique II fue el ejecutor de Thomas Becket.

Ricardo era también trovador, como sus antecesores. Su historia es una mezcla de poema épico, drama, trova y crueldad. El mito se mide por su eficacia, y un rey unificador y conciliador, levanta adhesiones y admiración. Es la necesidad del mito. Personaje desconocido en su infancia y juventud, llegó al trono por la muerte de sus hermanos a temprana edad, y porque se encontró entre conspiraciones. De carácter agresivo, fue siempre un rebelde sin atisbo de obediencia.

Está entroncado con una antigua profecía del mago Merlín, personaje legendario del siglo VI. Por eso se narran las desdichas y dramas de Ricardo, entroncadas en el ciclo artúrico, en los intentos de unidad y en los enfrentamientos y desgracias familiares. Los cronistas tienden a mentir como buenos periodistas; cuentan medias verdades e inventan lo que no saben, situando a Ricardo en un pedestal, necesario para su momento histórico.

Esta obra expone las diferentes crónicas y marca el contraste entre la realidad y el deseo, entre lo que fue y lo que nos hubiera gustado que ocurriera. El valor de este libro estriba en los fragmentos directos de las crónicas sobre Ricardo Corazón de León, fragmentos contradictorios porque también se han trabajado los textos de los detractores. Esa es la diferencia entre el cronista oficial y el verdadero historiador; uno miente como un bellaco para conseguir su propósito, y el otro analiza los hechos y llega a las conclusiones que de ellos se desprenden.

Este libro sería un pequeño manual que enseña dos métodos totalmente antagónicos: lo que no hay que hacer en historia y en periodismo, es decir, falsear, adornar y mentir; y el objetivo del historiador: ir a las fuentes, interpretar los hechos, analizar las crónicas y escritos directos, llegar a conclusiones y evitar la libre opinión como sistema.

Una obra más sobre la Edad Media, de cuidada elaboración y traducción, salida de la editorial Siruela, especializada en estos temas, y presentada con esmero para gozo del buen lector. Esta obra sobre el mundo medieval nos da más claridad ante una etapa histórica siempre considerada oscura porque nadie se había atrevido a esclarecerla. No era oscuridad sino desconocimiento, que este libro pretende en parte, remediar.

Ricardo Corazón de León. Historia y leyenda.
Michèle Brosssard-Dandré y Gisèle Besson.
Siruela
Madrid, 2007
362 páginas
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