La Catedral de Sevilla revela sus secretos 500 años después

La Catedral de Sevilla, que está considerada como el monumento gótico más grande del mundo, celebra sus quinientos cumpleaños con distintos actos entre los que no faltan ni los cursos ni los congresos, ni siquiera las obras que permitirán que, a pesar de su avanzada edad, pueda mantenerse durante cientos de años más tal como ahora se encuentra.

Sin embargo, los trabajos a los que el templo metropolitano está siendo sometido están permitiendo, además, dar a conocer parte de «los misterios» que entrañó su construcción efectuada sobre una mezquita. Como ya adelantó ABC, en el simposio «La piedra postrera» se difundieron recreaciones de esa gran mezquita, que se terminó de edificar en 1198, aunque desde el día después que la Sevilla almohade se rindiera, quedó convertida en el templo cristiano. Hoy, de aquel trazado árabe queda la fachada que da a la calle Alemanes.

El maestra mayor de la Catedral, Alfonso Jiménez, mantiene que aquella mezquita, de planta rectangular y 113 por 135 metros, fue templo cristiano durante más de 150 años. Ello provocó que del lugar diáfano y unificado que era, pasase a ser un inmueble pintoresco y colorista y, como asegura el investigador Antonio Almagro, muy poco funcional para los ritos cristianos.

Fundamentalmente, los cambios que se introdujeron en la mezquita para adaptarla al cristianismo fueron girar en noventa grados la orientación de los actos religiosos para que no coincidieran con la dirección de la Meca. Además, se cerraron los arcos existentes entre la sala de oración y el patio, lo que dejó casi sin luz interior al edificio y se decidió esa sala de oración en dos parte para así albergar el altar mayor y el coro , por un lado, y la Capilla Real.

Mientras el Gótico arrasaba en Europa, la mezquita-catedral de Sevilla se mantenía como un edificio laberíntico, oscuro y lleno de pilares, lo que hizo ya que en 1401 se decidiera derruir la mezquita y hacer la Catedral que no contó en sus inicios con el apoyo económico suficiente por parte de las autoridades. Aún así, en en octubre de 1506, el Templo metropolitano estaba terminado, aunque hasta ahora no existía planimetría alguna.

Precisamente las obras que en la actualidad se están llevando a cabo han permitido elaborar una pormenorizada cartografía. Así lo destaca el deán de la Catedral, Francisco Ortiz, en el prólogo que ha elaborado para el «Atlas Arquitectónico de la Catedral de Sevilla», que ha dirigido Antonio Almagro.

En el mencionado prólogo, el deán destaca el interés de la Catedral por su propio patrimonio histórico y artístico que ha hecho posible no sólo la formación de tesoros y colecciones de arte sacro, sino de conservación. Fruto de un ambicioso plan de trabajo e investigación, que comenzó cuando se hundió la cubierta de la Biblioteca Colombina, ha sido la concesión a los responsables de los bienes muebles y del inmueble propiamente dicho del premio nacional de restauración en 2002 y 2006.

Y es que la Catedral ha tenido a lo largo de la historia muy pocos planos, croquis y dibujos, desde la mítica Quadra que se supone finalizada antes del derribo de la mezquita cristianizada, hasta la publicación en 1997 del último plano realizado sólo se conservan, según Francisco Ortiz, cinco plantas generales de distinta calidad. Entre ellos se encuentra el plano de Vasari, de hacia 1604, el croquis de 1656-71, el plano de Arteaga de 1672, el croquis de 1744-60, el plano de Adolfo Fernández Casanova, de 1890, y el citado en la segunda mitad del siglo XX, porque todo lo demás «han sido intentos de poca calidad».

Tampoco han sido demasiados los alzados y secciones, ya que hasta las obras de restauración del XIX no se produjeron de forma correcta, a escala y con proyecciones adecuadas, las vistas de sus fachadas y cortes que quedaron archivados sin llegar a imprimirse.

Ello repercutió en el trabajo de los nuevos técnicos y responsables de bienes, que se encontraron con serias dificultades a la hora de modernizar el edificio ya que, como especifica el deán, la extensión del mismo hacía complicado proyectar reformas a veces tan aparentemente simples como la renovación del sistema eléctrico. Carecían para desarrollar su tarea de planos fiables para calcular las tiradas de los cables y no se podían numerar las llaves.

Tampoco había forma de establecer, por ejemplo, los cierres necesarios para la mejor seguridad del edificio, «probablemente -apunta Francisco Ortiz- porque nadie lo hubiera recorrido entero, y a la planta de Fernández Casanova le faltaban espacios, y al único alzado de la Catedral le faltaba en cada cara uno de los arcos que corona la parte almohade visible.

De ahí la importancia del trabajo de Antonio Almagro, que ha realizado las restituciones fotogramétricas de la Giralda en 1984. Ahora, casi un cuarto de siglo después, el mayor templo gótico del mundo cuenta con una colección completa de vistas fotogramétricas. Por ello, el Cabildo Catedralicio no oculta su satisfacción por el resultado, ya que considera que «fomentar la investigación dibujando este extraordinario edificio es la mejor manera de celebrar con algo duradero su medio milenio».

Tampoco oculta su orgullo por los trabajos que se acometen en la actualidad, el maestro mayor Alfonso Jiménez, que asegura que a lo largo de estos años se ha sentido completamente arropado por el Cabildo, lo que le provoca satisfacción tanto en el ámbito profesional como en el personal.

Aunque las obras nunca acaban en la Catedral, las últimas que se están ejecutando, quizás por las partes a las que afectan, llaman la atención. Como recuerda Alfonso Jiménez, la restauración de la fachada de la Catedral que da a la Avenida, comenzaron hace un año y aún le quedan para su conclusión otros tres.

Fundamentalmente se trata de limpiar la piedra para evitar el deterioro que en ella ha provocado el intenso tráfico que esa vía soportó hasta el año pasado.

Los pilares del trascoro

Precisamente para que no se olvide cómo estaba esa fachada del Templo Metropolitano, antes de esta intervención, se van a dejar algunos trozos sin tratar. Estos «testigos negros» destacarán con el blanco marfileño de la piedra recién limpiada. Los trabajos avanzan ya hacia la parroquia del Sagrario.

También en el interior de la Catedral se están realizando obras, y una de las más importante se centra en dos de los pilares del trascoro que, desde hace tiempo, se aseguran mediante una estructura metálica.

Ambas actuaciones han tenido un presupuesto aproximado, según el maestro mayor , cercano a los cuatro millones de euros, para los que ha resultado imprescindible el patrocinio de Caja Madrid.

El gerente de la Fundación Caja Madrid, Rafael Spottorno, ha recordado que además de la restauración, la institución a la que pertenece ha puesto a disposición de los interesados una interesante recopilación de descubrimientos y documentos de las distintas fases de las obras que, por otra parte, será un auténtico legado para las generaciones posteriores.

Y es que, como dice Alfonso Jiménez, ni siquiera en el Siglo de Oro se registraba en la Catedral tanta actividad como en la época actual. Ahora sólo queda que los guías turísticos empiecen a unir a sus explicaciones las investigaciones realizadas y que, algún día, se pueda saber quien diseñó el templo gótico más grande del mundo.