Una excavación revela la dieta alimenticia en la Cullera del siglo XIV

El estudio destaca el cosumo de caracoles

vestigios . Las prospecciones arqueológicas han sacado a la luz numerosos restos arqueológicos


La excavación arqueológica realizada en marzo del pasado año en la plaza de la Virgen de Cullera, en la que aparecieron un pozo y restos de un ajuar doméstico fechados en la segunda mitad del siglo XIV, ha concluido con un interesante estudio recientemente publicado en la revista de arqueología y estudios históricos Qulayra. En el trabajo, realizado por la arqueóloga Silvia Martínez, se describe la dieta alimenticia de los habitantes de la Cullera de aquel periodo histórico.


A partir del hallazgo en la excavación de un florín de oro, acuñado durante el reinado de Pere IV (1354-1387), y de los restos de cerámica encontrada, común en este periodo medieval, Martínez situó este espacio temporalmente. Un espacio en el que no se encontraron restos de estructuras, por lo que se desconoce si el pozo pertenecía a algún tipo de vivienda, muy cercana a la montaña.
El análisis de los restos de cerámica ha permitido conocer los utensilios domésticos y la vajilla de mesa que se utilizaba en la época: desde morteros hasta platos, jarras, cazuelas, vasijas para almacenar la grasa de los asados, ollas o tinajas para guardar el embutido o incluso el jabón. El tipo de vajilla encontrada, con escasa presencia del vidrio, determina el bajo estatus y nivel económico de quien la utilizaba.

Restos de fauna

El trabajo de Martínez también explora los restos de fauna encontrados en la excavación. Según la arqueóloga, este tipo de estudios han sido poco comunes en Cullera y de ellos se desprende la dieta que consumían los habitantes de la población durante el siglo XIV. Cabe destacar por encima de todo la presencia de los caracoles, dado el numeroso conjunto de restos malacológicos encontrados en la excavación: «El caracol era un alimento muy común durante la época medieval», explica Martínez. Se han hallado sobre todo moluscos terrestres, los marinos son más escasos, lo que significa una menor presencia en la dieta.

En cuanto al consumo de carne, eran habituales las carnes de oveja, cabra y cerdo y, además, de la primera se aprovechaba la leche y la lana. En la excavación de la plaza de la Virgen también destaca la presencia de restos de gatos y perros, comunes en el ámbito doméstico.

El estudio también incluye un apartado de análisis de la ictofauna (restos de peces), predominando el anfós, la sírvia y la lubina, ésta última muy común todavía hoy en día en la población cullerense.