Arqueología histórica del Pais Vasco

8/1/07 .- diariovasco.com

La arqueología vasca ha hecho en los últimos años importantes aportaciones al conocimiento de nuestro pasado desde la Prehistoria hasta la Edad Media



La mayor parte de nuestra Historia no está en los libros, sino enterrada. «La arqueología es la principal fuente para conocer el pasado del País Vasco hasta el siglo XV», dice José Luis Solaun, medievalista y miembro del equipo que excava en la catedral de Santa María, en Vitoria. Es arqueólogo. Su ritmo de trabajo no es el de Indiana Jones, el aventurero que siempre resuelve enigmas en segundos. Solaun vive a otra velocidad: la de la lenta excavación -muchas veces, con cuchillo y pincel-, el estudio detallado de las piezas y el contexto en el que han aparecido, los análisis de laboratorio, el examen por parte de especialistas en diferentes disciplinas... El proceso, de años, culmina con la publicación de los resultados. Sólo entonces el pasado llega a los libros.

Es lo que ocurrirá, cuando se confirmen, con los hallazgos de Iruña-Veleia, donde el equipo dirigido por el arqueólogo Eliseo Gil ha encontrado las primeras inscripciones en euskera y el Calvario más antiguo. Gil y sus colaboradores empezaron a estudiar la ciudad romana alavesa en 1994 y ahora pasan más de medio año sobre el terreno. No es lo habitual. «Lo normal es que el trabajo en el yacimiento lleve entre dos semanas y un mes al año», explica Carlos Olaetxea, arqueólogo de la Diputación de Gipuzkoa. Los presupuestos no suelen dar para más y, además, no basta con desenterrar el material, sino que cada pieza debe estudiarse, analizarse, clasificarse... y el yacimiento conservarse lo mejor posible. «El patrimonio arqueológico es un sector en crecimiento y llamado a ser una de las referencias del nuevo turismo cultural», augura Gil.

Las tres diputaciones vascas han autorizado este año más de 250 intervenciones arqueológicas: 150 en Vizcaya, 63 en Álava y 41 en Gipuzkoa. A excavaciones y sondeos han destinado unos 900.000 euros, a los que hay que añadir las aportaciones a proyectos especiales como la catedral de Santa María, la cueva de Santimamiñe y la ferrería de Igartza -entre otros-, así como los gastos de conservación y mantenimiento de yacimientos y materiales. El de Iruña-Veleia es un caso excepcional: el Gobierno vasco ha invertido este año, a través de Euskotren, 382.000 euros y el apoyo continuado parece garantizado. «Somos un grupo de diez arqueólogos y técnicos que trabajamos todo el año», señala Gil. «La sensación que ha habido siempre en la arqueología vasca es que no hay proyectos a largo plazo. Las cosas han mejorado en los últimos años. Pero desde el punto de vista de los medios de que disponen, proyectos como el de Iruña-Veleia son una excepción», apunta Ana Martínez Salcedo, arqueóloga que descubrió el yacimiento romano de Forua (Vizcaya) hace 24 años y que sigue trabajando en él.

Arqueología de urgencia

Una excavación puede abrirse por dos motivos: porque haya un proyecto de investigación o porque unas obras vayan a poner en peligro un yacimiento «El primer caso es como si vas al médico, te detecta un problema en el corazón, te hace un estudio y decide que hay que operarte en breve, aunque puedas estar en lista de espera un tiempo. El segundo es como si te da un infarto y tienes que entrar en el quirófano ya», explica Amelia Baldeón, directora del Museo de Arqueología de Álava. Su colega Mikel Unzueta, arqueólogo de la Diputación de Vizcaya, ha tenido hace poco sobre la mesa el estudio de impacto ambiental de la línea del tren de alta velocidad. «Antes de todo gran proyecto, se hacen estudios y prospecciones sobre el terreno. Luego, el seguimiento arqueológico. No sólo se trata de por dónde van a discurrir las vías y la carretera, sino también del trazado de los viales de acceso y todo lo que rodea la obra».

Que una excavación se haga por fuerza mayor no significa que no vaya a seguir la metodología científica. El proceso es similar al de un proyecto de investigación normal. La arqueología de urgencia -como se llama la practicada cuando en un proyecto constructivo salen inesperadamente restos o se concluye que puede ponerse en peligro un yacimiento- la paga el promotor de la obra: el 100% si es una insitución o una empresa; el 50% si es un particular. La Ley de Patrimonio Cultural Vasco, aprobada en 1990, exige a quien quiera levantar un edificio en un casco medieval que excave el solar. Eso ha impedido que las máquinas se lleven en los últimos años por delante mucha Historia, aunque los arqueólogos consultados no dudan de que siguen dándose casos en los que el pasado es borrado para siempre por las prisas de llegar el futuro. «No se ha parado ni una obra por un hallazgo casual y eso es imposible que no haya pasado con todos los metros cúbicos de tierra que se han removido», dice el prehistoriador vizcaíno Jesús Emilio González Urquijo, de la Universidad de Cantabria.

Juan Carlos López Quintana es arqueólogo, vive de ello y no está en la universidad. Hace unos diez años, desenterrar el pasado era tarea de profesores universitarios que, en verano, empleaban a alumnos como mano de obra gratuita en los yacimientos. El profesor podía permitirse el lujo de excavar porque vivía de su sueldo de la universidad; los alumnos lo hacían gratis para aprender. Ese modelo sigue vigente; pero López Quintana y otros han roto con él. Prehistoriador, fundó hace siete años una empresa que trabaja tanto para la Administración como para la iniciativa privada. «En lo que va de 2006, entre el 30% y el 40% de nuestra facturación ha sido a empresas privadas», indica. Él y sus empleados hacen informes, seguimiento de obras y arqueología de urgencia.

Cambiar el pasado

Las empresas de arqueología también son contratadas por las instituciones. La de López Quintana excava desde 2004 en Santimamiñe (Kortezubi), proyecto al que este año la institución foral vizcaína ha destinado 300.000 euros. «Es un gran yacimiento. Tiene la secuencia estratigráfica más completa del País Vasco, y arte rupestre. Santimamiñe va a dar sorpresas», vaticina el arqueólogo, que trabaja en el estudio, conservación y puesta en valor de los dólmenes de Urdaibai -«vamos a crear una ruta cultural»- y está embarcado en el Sáhara occidental en un proyecto para conocer la evolución cultural de la región desde la Prehistoria. López Quintana es, además, el único que ha excavado en el País Vasco yacimientos al aire libre del Epipaleolítico, hace unos 9.000 años, cuando el clima empezó a templarse y comenzó el abandono de las cuevas.

Los vestigios más antiguos de ocupación humana se han encontrado en la cueva de Lexetxiki, a las afueras de Mondragón. El equipo de arqueólogos dirigido por Álvaro Arrizabalaga, de la Sociedad de Ciencia Aranzadi, ha descubierto herramientas de piedra de hace más de 150.000, que corresponden al hombre de Heidelberg, antepasado directo del Neandertal del que hay una treintena de cuerpos en la Sima de los Huesos de Atapuerca. También en Gipuzkoa, en las paredes de la cueva de Praileaitz (Deba), se han descubierto varias series de puntos y rayas que son las pinturas rupestres más antiguas del País Vasco.

La Prehistoria es la época que centra el interés de González Urquijo. Este arqueólogo estudia la transición de las últimas comunidades de cazadores-recolectores a las primeras de agricultores, proyecto que desarrolla a caballo entre el yacimiento de Kobaederra (Kortezubi) y Oriente Próximo, donde trabaja un mes y medio al año. Además, en el abrigo de Axlor (Dima), intenta averiguar todo lo posible sobre los neandertales, que desaparecieron hace 30.000 años. «Eran personas que sentían, razonaban, sufrían y vivían en sociedades complejas».

Martínez Salcedo tiene, como López Quintana, su propia empresa. Trabaja desde hace casi un cuarto de siglo en Forua. La Diputación vizcaína ha destinado este año 160.000 euros a la excavación y conservación del conjunto arqueológico, que abarca desde la época romana hasta nuestros días. Es, con Santimamiñe, una de las 'niñas bonitas' de la arqueología vizcaína. «Cuando empezamos a trabajar aquí, se sabía que había habido una romanización intensa en el País Vasco continental, pero la vertiente atlántica era una incógnita». Ahora, gracias a Forua y yacimientos como Oiasso (Irún), se sabe que la mayoría de los puertos fueron creados por los romanos y que el actual País Vasco fue una parte más del Imperio.

Las excavaciones en la catedral vitoriana de Santa María -otro de los grandes proyectos de la arqueología vasca, con 200.000 euros de inversión este año- han sacado a relucir una Edad Media ignorada. «Hasta hace diez años, sólo conocíamos la arquitectura monumental, cómo vivían los poderosos: los señores y el clero. Eso ha cambiado con la catedral», dice Solaun. El paciente trabajo de los arqueólogos ha rescatado del olvido al pueblo llano, que vivía entre los siglos VIII y XI en cabañas de madera, con zócalos de piedra para hacer frente a la humedad, suelos de tierra batida, hogares bajos, habitaciones abiertas... «Ese escenario no cambia hasta los siglos XII y XIII, cuando se empiezan a levantar edificios de varios pisos en las villas».

Tras décadas en las que la arqueología vasca era eminentemente prehistórica, queda por avanzar desde la Edad Media hasta ahora. Será tarea para las próximas generaciones. «Hay menos arqueólogos jóvenes, pero salen mejor formados que lo que nosotros lo hicimos», dice González Urquijo.

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Comentarios

1

arqueologia


hola :
Si que tengo interes en tener más información sobre la arqueologia de aqui
Comentario realizado por nerea. 24/12/07 1:40h
2

Situacion de hallazgos prehistoricos


Estoy intentando localizar un mapa de los tres territorios historicos en el que esten situados asentamientos prehistoricos del paleolitico/epipaleolitico.
Comentario realizado por Mikel. 25/2/08 5:41h